CAPÍTULO 11. "Alcohol"

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20 de octubre del 2015.

Y aquí estaba yo, en esto me había convertido. Un maldito alcohólico.

Llevo a mis labios la botella de Whisky sintiendo el ardor recorrer mi garganta y quemarla en el trayecto, aprieto los labios conteniendo las ganas de ir a verla, de rogarle que me perdone, decirle que todo estará bien y besar esos dulces labios rojizos que tanto me encantan.

Pero tenía que darle espacio, esta vez, la había cagada en grande y seguro ella estaba odiándome que a decir verdad sería muy razonable de su parte. La había golpeado e incluso la había tirado al suelo con fuerza bruta, pero diablos, la quería entre mis brazos mientras la escuchaba sin parar como cuando éramos pequeños y solíamos subir al techo de mi antigua casa hablar de cosas sin sentido.

Mierda, esos recuerdos dolían porque sabía que esto pasaría, que nuestra amistad se iría por el caño cuando decidimos cruzar esa línea tan fina entre nosotros, sacudo mi cabeza y me levanto del sofá hasta mi habitación parándome frente al enorme espejo que mantengo ahí, hago una mueca ante mi reflejo, no me reconozco, soy un jodido asco.

Habían pasado tres semanas desde lo sucedido aquella madrugada, en la que, con imprudencia, la lancé al suelo sin importarme todas las consecuencias que conllevarían mis actos a lo largo de todo este tiempo, y el que más me dolía era no tenerla a mi lado. Estaba drogado y con mucho alcohol en mi sistema que no pude medir la fuerza que ejercía, y sí, no era excusa pero tampoco era como que estaba muy cuerdo en ese momento.

Suspiro mientras decido que hoy si iré al instituto, así que me ducho, como un poco de cereal y tomo las llaves de mi camioneta dirigiéndome para allá, intento se positivo, al que a decir verdad me sale muy mal porque viéndome en el espejo tengo ojeras y cara de resaca, vaya vida.

A pesar de eso, hice mi intento por sonreír e incluso me pellizqué las mejillas de manera ridícula, me arrepentí porque enrojecieron de manera exagerada y nuevamente suspiré con pesar dejando caer mi cabeza en el volante.

Miro mal a Ed por el susto que acaba de darme, este no para de soltar carcajadas.

—¿Ya dejaste tu estupidez? —Pregunto bajando de la camioneta y colocando el seguro, este niega con una sonrisa.

—Es parte de mi encanto.

Niego caminando hacia mis clases, unas que tengo que aprobar y que no me cuestan mucho entenderlas, gracias a dios había heredado el cerebro genio de mi padre y no el hueco de mi madre.

—Tenemos que...

—Uh espera... bueno —Se aleja contestando su celular, ruedo los ojos y quiero que la tierra me trague cuando a lo lejos noto a Sofía acercándose a paso veloz como si su vida dependiera de ello.

—Hola amor —Planta un beso muy rápido en mis labios, sonrío por cortesía.

—Hola Sof, ¿Cómo vas?

Hace un puchero, oh no.

—Muy mal, recursaré calculo integral si no apruebo este parcial... y me preguntaba... ¿Podrías ayudarme?

Ajá, claro que no me tragaba ese cuento.

—Este...

—Lo siento cariño —Llega Ed a salvarme, suspiro con alivio—, pero este ser está ocupado.

Frunzo las cejas porque como buenos mejores amigos que somos sé que está metido en problemas.

—Hablamos luego Sof —No parece muy contenta pero se aleja, me giro hacia Ed que mantiene un semblante serio—, dime. —Exijo.

—Rachel me marcó, está metida en un gran problema Saw y necesita mi ayuda, sabes que ella fue importante para mí y se lo debo.

—Vamos, pero antes tengo que hablar con Beth —Le doy las llaves para que espere y rápidamente me pierdo en los pasillos.

Hoy esperaba que fuera el día, las cosas ya se habían enfriado y podría disculparme sin que ambos explotáramos en gritos y reclamos como siempre lo hacíamos.

Camino rápidamente esquivando a los tontos que se me cruzan, me detengo a medio pasillo cuando la observo a los lejos recargada en su casillero, los celos se apoderan fuertemente dentro de mí, la sangre me hierve de una manera anormal y contengo las ganas de ir partirle la cara al amiguito que tiene a un lado.

Escucho una carcajada de su parte, fuerte y estruendosa que llega hasta donde estoy que es bastante alejado a decir verdad. Ambos ríen y hasta me atrevería a decir que es feliz, una mueca se forma en mis labios y por primera vez en mi vida, me alejo.

Más que Sexo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora