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31 de diciembre del 2015.

Fin de año por fin, ahora Beth y yo estamos solos. Sus padres salieron de viaje de negocios y el mío, nunca está. Solía salir de fiesta en fiesta en ésta época del año hasta que perdiera la conciencia por completo, pero éste año a sido diferente, ahora tengo a Beth.

Estamos solos en mi bañera, que es lo suficientemente grande para que ambos entremos en ella, estamos descaradamente desnudos, ella me sonríe de manera pícara antes de acercarse lentamente a mi, sus pechos captan mi atención al instante y eso me enciende rápidamente.

La agarro y la subo a mi regazo, no me importa derramar agua por todo el piso, estoy deseoso de obtener un poco más de ella. Planto una mano a cada lado de su cabeza besándola, ella gustosa me sigue el juego, nuestras lenguas se rozan y ¡Dios! Eso me enciende mucho más. Gime en mis labios y hunde sus dedos en mi pelo, amarrándose más a mi, me devuelve el beso y me susurra que me desea ya ¡Demonios! ¡Ella es una maldita diosa! Gruño, la alzo y la subo a horcajadas, con mi erección debajo de ella.

Baja las manos para agarrarse al borde de la bañera, la levanto de forma que quede suspendida encima de mi y lentamente la penetro, despacio, lentamente de manera torturosa como le gusta. Jadea mientras llego hasta el fondo, gime cerrando los ojos.

La observo con ojos lujuriosos, ella se aferra al borde de la tina, subiendo y bajando muy despacio sobre mi, abro los ojos observándola con la boca entreabierta, la respiración entrecortada, más bien contenida diría yo.

Esto es tan excitante, estamos mojados y resbaladizos, frotándonos uno con el otro, se inclina y me besa. Cierro los ojos sintiendo como juega con mi cabello sin apartar su boca de la mía, a ella le gusta y a mi también. Nos movemos al unísono, ella tira de mi cabello echando mi cabeza para atrás y me besa apasionadamente, montándome cada vez más rápido, siguiéndome el ritmo. Gime en mi boca, empiezo a subir más y más de prisa agarrándola por las caderas.

El agua gira a nuestro alrededor, a medida que nuestros movimientos se vuelven más frenéticos, salpicando agua por todas partes, reflejando lo que estamos haciendo.

Jadeo cuando ella obtiene su orgasmo y empujo con fuerza, enroscando mis manos en sus caderas viniéndome también y acompañándola en esa nube de placer que nos rodea.

Un buen inicio de año.

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