El comienzo de un nuevo portador

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Un niño de no más de 5 años corría por las calles de los barrios bajos de Altea, deseaba con toda su alma que no fuera cierto lo que aquellos niños le habían dicho para burlarse de él, si bien ya sabía lo que el cristal morado que tenía en el pecho podía hacer esperaba que no fuera cierto que su padre lo iba a entregar como un arma para el reino... simplemente no podía ser verdad.

No supo cuanto tiempo estuvo corriendo pero cuando llego a casa con la respiración agitada y dando un portazo, su ansiedad solo aumento pues necesitaba escuchar a su padre decir que aquello solo era una broma pesada.

Apenas iba a dar un paso cuando escucho a su padre llamarlo desde la cocina.


-Keith ¿eres tú?- cuestiono con voz calmada.- Ya sabes que no hay que dar portazos y menos cuando acabas de llegar.-

-Está bien... lo siento padre.- sin mucho ánimo comenzó a caminar lentamente hacia donde su padre se encontraba.- hola, ya volví.-

-oh, hola hijo.- cuando se giro para ver a Keith se dio cuenta de el rostro de preocupación que tenia.- ¿Está todo bien Keith? ¿Hay algo de lo que quieras hablar?-


El menor sintió que las palabras se le atoraban en la garganta pero aun así asintió levemente y su padre le hizo una seña para que se sentaran y conversaran un poco.


-Papá... ¿es verdad que vas a entregarme a los guardias reales como un arma solo por dinero?- dijo Keith con una expresión triste y mirando a cualquier lado menos a su padre.

Como primera respuesta solo obtuvo un suspiro de resignación y aquello le dolió de una manera que al menos a esa edad, no sabría describir.


-Sabía que este día llegaría pero... sinceramente me hubiera gustado que tuviéramos más tiempo para tener esta charla.- comento nervioso y jugando con sus manos.- ¿Recuerdas que siempre que preguntabas sobre tu madre siempre te respondía que aun no era tiempo para que lo supieras?- parecería que tan solo con hablar sobre ese tema era demasiado para él pues su mirada lucia diferente y aunque quisiera aparentarlo, estaba ansioso.

-¿Y eso que tiene que ver conmigo? Hablamos sobre mí, no sobre mamá.- Keith sintió aquel típico nudo en la garganta que ya estaba acostumbrado a sentir cuando escuchaba hablar sobre su madre.

-lo sé, pero para poder hablar sobre ti...- inevitablemente su voz comenzó a quebrarse y tuvo que suspirar para calmarse.- tengo que hablarte sobre tu madre.-

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Paso hace ya mucho tiempo, el día en el que tu madre me salvo de una muerte segura, al principio ella me consideraba solo un estorbo pues en ese entonces no era demasiado fuerte y sinceramente ella siendo una portadora no necesitaba a alguien tan inútil como yo pero... quien diría que terminaríamos enamorados y más aun, que de ese amor nacerías tu Keith...

Cuando tu madre supo que estaba embarazada de ti, casi de inmediato se dio cuenta de que eras un portador y no uno normal, ella se dio cuenta de que tú eras un portador oscuro. Aquel que solo aparece cada 20 años y es capaz de controlar la magia de los 3 cristales existentes que son agua, hielo, fuego y además de otro poder que es el que los caracteriza... la oscuridad, de ahí el que se les nombrara portadores oscuros.

Es bien sabido que a los portadores oscuros son arrebatados de sus familias mucho antes que el resto de los portadores, y que no les permiten volver a ver a su familia porque piensan que eso los distraerá de su misión, pero tu madre tan solo tenía poco mas de 1 mes de embarazo, así que todo ese asunto no rondaba tanto su mente pero aun así decidió mantenerte en secreto y por ello aun la mandaban a misiones de reconocimiento.

El reino de los cristalesWhere stories live. Discover now