Te miraste al espejo una vez más, este día iba a ser trascendental en toda la trayectoria de tu carrera, si todo salía bien cumplirías tu sueño, ser una cantante exitosa.
Tomaste una bocanada de aire y paulatinamente la dejaste salir, debías relajarte, eras buena, tenías talento, pero aún así temblabas tanto o incluso más que el primer día en el que cantaste en público.
Tu maquillaje estaba perfecto, llevabas tu mejor ropa, demostraba mejor cual era tu estilo y además te aportaba seguridad extra en ti misma que nunca te venía mal.
- Vamos, tú puedes,-dijiste mirando tu rostro en el espejo, sonreíste y saliste el aseo femenino.
Pusiste tu atención en el reloj de pared que se encontraba en el corredor, las diez y media de la mañana, diez minutos más y sería tu turno de adicionar.
Volviste a la sala de espera y echaste un vistazo a las demás chicas, todas hermosas, y seguras de sí mismas, algunas calentaban la voz por si las hacían actuar en directo. Otras, sin embargo se dedicaban a abanicarse con su CD con una mano, mientras que con la otra revisaban sus redes sociales.
Te sentaste en tu asiento y contemplaste con nerviosismo la puerta que decidiría si tu sueño se cumpliría o no. De la nada se abrió y una chica llorando desconsolada salió dando zancadas, tu corazón dio un vuelco, ¿tan mal se pasaba?
Trataste de calmarte, pero no podías, todas las chicas que habían entrado en aquella sala, habían salido llorando o escupiendo insultos como si su vida dependiera de ello, pero tú no podías rendirte, no querías rendirte, necesitabas conseguir el contrato con la discográfica fuera como fuera.
Fue en ese momento cuando caíste en la cuenta de que eras la única no asiática, estabas jodida. Te recostaste en la silla esperando oír tu nombre, analizaste el cartel de la puerta, "Genius" ¿qué ser tan egocéntrico se denominaría a sí mismo "genio" y lo pondría a la puerta de su estudio?
- Siguienteeeee,-oíste, oh no, era tu turno, tus manos comenzaron a temblar al tiempo que sentías tus piernas flaquear, y sujetaron con fuerza el CD.
Dejaste de ser capaz de enfocar tu mirada en algo concreto, el mundo a tu alrededor giraba sin cesar, causando que comenzaras a marearte, perdiendo así el equilibrio y caer al suelo, oías voces cercanas preguntando si te encontrabas bien, en un mero instante todo se volvió negro y supiste que tu oportunidad de ser cantante había sido desperdiciada tontamente.
2 horasmástarde...
- Eh, nena, ¿estás despierta o quieres que te despierte yo con un cubo de agua?-dijo una voz masculina. - ¿Eh?-musitaste volviendo en ti.
Ya no te encontrabas en la sala de espera rodeada de las demás chicas, observaste tu entorno y te percataste de que estabas en una habitación con cosas raras forrando la pared, ¿para insonorizarla quizás?, fue en ese mismo momento cuando miraste al chico frente a ti con expresión asustada.
- ¿Pasa algo, nena?-preguntó devolviéndote una mirada confusa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿Eres tú? ¿El "Genio"? -él sonrió orgulloso ante tu pregunta. - El mismo, Min YoonGi, o puedes decirme Agust D, encantada de conocerme, lo sé,-dijo sentándose a tu lado dándote a ver lo egocéntrico que era.
Le observaste con detenimiento mientras te reincorporabas, era bastante guapo, completamente tu tipo, llevaba unos vaqueros ajustados pero gastados que aún así dejaban ver lo delgadas que eran sus piernas, lo que más te sorprendió de su vestimenta fue su camisa, era la típica que se pondría un turista en Hawai, de pronto, YoonGi rompió el silencio el que se habían sumergido.
- He oído tu CD,-anució, tu corazón comenzó a latir rápidamente, ¿habrá sido de su agrado?-has sido muy valiente al escribir tu propia canción y además a capella, te aplaudo.
Sonreíste ampliamente.
- Mientras dormías, me tomé la libertad de componer una base para la canción, ahora debes cantarla para mí. Ah, e hice unos cambios.
Asentiste. Él se levantó y lo imitaste, se acercó tomando tu mano y te dirigió a una puerta, pensabas que te iba a llevar fuera, pero en realidad, tenía su estudio de grabación ahí mismo, viste el micrófono y sonreíste decidida.
Era tu momento, ahora nunca.
Fuiste directamente al centro de la sala, dónde se encontraba el micrófono y tomaste uno de los auriculares que ahí reposaban, YoonGi hizo lo mismo y te extendió el papel con la letra editada. Podías sentir su mirada al tiempo que analizabas la letra y detectabas los cambios, sonreíste al ver que había puesto "Aquí cantas tú, nena, no tengas miedo" cada vez que era tu turno, suspiraste decidida y sin más dilación la música comenzó a sonar.
Te era inevitable sonreír aún más, verdaderamente era un genio había hecho un trabajo maravilloso con la canción y su rap encajaba a la perfección con tu voz. Mientras cantabas podías sentir tus manos temblar, cosa que él también notó y decidió tomar una de ellas para tratar de ayudar a que te relajases, su pulgar acariciaba con delicadeza el dorso de tu mano hasta que esta al fin terminó.
Aquello había sido como un sueño.
- Y... ¿Bien?-te miró a los ojos sin expresión alguna, temiste lo peor. - Lamentablemente el contrato es tuyo, bienvenida a la discográfica. - ¿De verdad? ¿H-hablas en serio?-asintió mirándote con extrañeza pero aún así lo abrazaste con fuerza, aquel era el mejor día de tu vida.
Te separaste de él con lentitud no debiste hacer eso, lo miraste a los ojos asustada pero él pareció estar experimentando una sensación diferente, su mirada estaba fija en tus labios. Iba a besarte, la cercanía entre vuestros rostros aumentaba exponencialmente, hasta que frenó en seco.
- Tengo hambre. Invítame a una hamburguesa o estás despedida.