Imagina con BTS

006┇El Payaso; (JM y tú).

(Espera hasta el final, no es lo que parece.)

Era un sábado por la noche. Era una noche calurosa, pero las suaves brisas que venían de vez en cuando, ayudaban a sobrellevarla.

Presionaste el timbre de aquella gran casa por segunda vez.

Comenzabas a preguntarte a ti misma si habías llegado tarde y los padres de la familia Park habían contratado a otra niñera para cuidar a sus cuatro hijos y ahora mismo éstos se estaban riendo de ti.

La desesperación y la impaciencia te consumían y esta vez presionaste tres veces seguidas.

La familia Park era la más rica de la ciudad, su casa era cuatro veces la tuya, y su jardín trasero parecía un campo de fútbol. Tenías experiencia cuidando niños, y por otro lado necesitabas empezar a ahorrar dinero para la universidad.

Habías "oído" por ahí, que tenían un hijo mayor realmente guapo, lo que te extrañó, ya que tenías entendido que aquel chico era de tu misma edad o quizás un año mayor, ¿por qué razón necesitarían a una niñera teniendo a un hijo mayor que podría cuidar de ellos y además gratis?

Resoplaste con fuerza, ¿acaso la gente rica es sorda? Una vez más, presionaste el timbre.

Nadie abría, te tomaste la libertad de caminar hasta una de las ventanas y asomarte por ella, viste a una pequeña niña bailando frente al televisor, quizás sería por eso. Golpeaste tus nudillos contra el cristal y ésta se giró parando de bailar. Agitaste tus manos con una sonrisa la cual ella respondió y apagó la televisión.

— ¡Mamá! ¡La niñera de Jiminnie ha llegado!–su dulce voz resonaba por la casa, seguramente tendría como unos cinco o seis años.

— ¡No es mi niñera!–gritó otra voz masculina, seguramente el famoso Park Jimin.

Corriste de nuevo para volver a quedarte frente a la puerta principal, no querías que creyesen que estabas espiando.

La puerta de abrió dejando ver la figura de una hermosa mujer seguramente en sus treinta y tantos años, y la de un hombre también bastante atractivo. Te inclinaste en modo de saludo y ellos sonrieron al ver que al menos sabías algo sobre su cultura.

— Sentimos la tardanza, nuestra hija menor ama bailar y con la música a todo volumen–dijo el hombre divertido.

— Pasa, querida. Debemos irnos ya, pero antes debemos introducirte a nuestros hijos.–asentiste ansiosa por conocer a los pequeños y curiosa por descubrir la identidad de aquel chico.

Ya en el interior de la casa, abriste los ojos como platos, era aún más grande por dentro, si ya te sentías pobre antes, ahora te sentías como una pordiosera, podrías arrancar un trozo de madera del suelo de aquella casa y con eso pagar tus estudios.

— ¡Chicos! ¡Bajad! ¡La niñera está aquí!–el sonido de numerosos pasos provenientes de distintas partes de la casa te hizo sonreír, que ansiosos estaban por conocerte.

Dos niños, de la misma apariencia bajaron los largos escalones en un suspiro, eran gemelos, unos tiernos y adorables gemelos, te agachaste a su altura para poder saludarlos.

— ¡Hola cositas!–los dos niños sonrieron mientras sus mejillas se teñían de un débil rosado.

Estabas por preguntar sus nombres cuando una voz interrumpió.

— Ya estoy aquí, madre.–alzaste la mirada y observaste a un chico de cabello grisáceo bajando las escaleras de forma lenta.

Aquellas personas que decían que era guapo...