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  El pelimenta saltó por la ventana en el último momento: las balas pasaron sobre él rozándole la cabeza con un silbido. YoonGi cayó al suelo con un golpe sordo. Afortunadamente él y su hermano vivían en el apartamento de un primer piso, y aparte de un leve dolor en las piernas no sufrió daño alguno.
—¡Min! —gritó aquella odiada voz desde el pasillo de su casa.
  Suga se puso en pie de un salto y echó a correr calle abajo bajo las estrellas de la noche. En aquellos momentos sólo tenía en la cabeza dos cosas: JiMin y escapar. Agradeció mentalmente que Randa y sus matones estuvieran obsesionados con él y sólo con él, porque eso significaba que no se les ocurriría ir a por su hermano.
¡MIN! —maldita sea, esos imbéciles le estaban persiguiendo.
  YoonGi aceleró todo lo que pudo y torció a la derecha a la primera oportunidad. La pistola le quemaba en la mano, pero no se atrevía a dispararla. No podía. El chico al que había atacado para robársela sí hubiera sido capaz de ello... Pero YoonGi no.
  Varios gritos airados le indicaron que Randa le pisaba los talones, al igual que el resto de su grupo (que por cierto, iba armado), y que probablemente le alcanzarían al ritmo al que iban. Con el corazón palpitándole a toda velocidad, en parte por el cansancio y en parte por el terror, YoonGi se abalanzó sobre el primer coche aparcado que vio.
Lo robaría, lo arrancaría y saldría pitando de la ciudad...
  Joder, había alguien dentro.
  El muchacho pelirrojo sentado en el asiento del conductor dio un respingo al verle. Suga estaba pálido, sudoroso y en general su aspecto era inquietante, y él sólo se le quedó mirando con expresión confundida.
Mierda —masculló YoonGi.
  Se iba a arrepentir de esto.
Una sola palabra y te pego un tiro —amenazó metiéndose en el coche. El pelirrojo estúpido no tenía puesto el seguro de las puertas. Probablemente estaba esperando a alguien—. ¡Conduce!
  Vio cómo el muchacho dudaba, paralizado por el terror, así que levantó la pistola. Eso fue suficiente; el motor se puso en marcha al instante y el coche se alejó a toda velocidad.
  YoonGi oyó los gritos encolerizados de Randa a lo lejos. También el ruido de varios vehículos arrancando.
  Le indicó a gritos a su nuevo rehén que se alejara todo lo posible de "esta puta ciudad".

⇨Run                                                             →YoonSeok←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora