Las lagrimas parecían ser algo típico de mi día a día.
Culpaba a las hormonas, culpaba al hecho de que era mujer con genes de personas sensibles...Pero, no, eras tú...Era ella, quienes me había roto en miles de piezas sin saberlo. No te culpo, no la culpo, de no vivir en las sombras quizás te hubieses dado cuenta de que te necesitaba, de que eras indispensable en mi vida para ese momento, de que...Mi humildad y mi gentileza te hubiesen podido cautivar en ese momento con gran, gran habilidad. Pero, no quería lastima, no quería sentirme más como la persona que aún no podía superar sus problemas y que se respaldaba con excusas pobres. Cuando la verdad era que, la mayoría de las personas que me rodeaban eran tan egoístas como para dejarme morir y aún así culparme e ello.
No los iba a culpar más, no todo debía girar en mi entorno. Pero, yo no iba a seguir girando en torno a ellos, yo no iba a seguir sonriendo y fingiendo que me importaban aquellas anécdotas que realmente era aburridas...Aquellos logros que eran estúpidos...Aquellos chismes que eran idiotas y sumamente irrelevantes. Era momento de detener aquello por tan sólo un momento, dejarme llevarme por lo que había quedado de mí, condenándome a mi propia sentencia de muerte.
Te veía de nuevo...Y temía de verla a ella.
Te recordaba y...La recordaba a ella.
¡Quería pensar que era más bonita que ella pero, no lo era! ¡No lo era!
Comencé a compararme con ella, a ver qué tenía, que la hacía destacar. Comencé a convencerme de que ella era mejor que yo, que ella era preciosa, un ángel, era una diosa. Y que yo era un plebeya...Una tonta chica iletrada e ilusionada. Una estúpida adolescente hormonal que jamás tendría la mínima oportunidad contra ella, que ella, era perfecta...¡Perfecta!
Y de nuevo apareció esta pequeña...La pequeña de los ojos claros.
Contradiciendome.
La pequeña continuaba diciendo que ella no era para nada como yo...Que...Ella no se comparaba.
Pero continuaba siendo una necia, engañándome a mí misma, diciendo que o era así, dejándome llevar por lo que aquellos fantasmas decían a través de foros, por lo que esos pequeños sin rostro alegaban...
Y aunque intentaba no creer nada...Tú...Tú y tus palabras continuaban afirmando que sí...Era una perdedora y que ella era hermosa...Que ella sería tu hermosa y dulce esposa y que yo moriría detrás de las paredes a las que me sentencié a mirarte. Y es que, cada vez mi vida se asemejaba a un constante calvario.
Tu, ella, vuestra vida perfecta.
Tu, yo, y mi ilusión estúpida.
Mi propia oscuridad, mi propia depresión hacía que no quisiese salir de la cama y que sólo mi pecho se llenara con el vació, pues...Ya no había un corazón hipotético sentimental, ahora sólo había ese vacío...
Sí, estaba arrepentida de alguna manera de que tu hubieses sido un riesgo que quizás no quería tomar, que quizás no necesitaba tomar. Me había comenzado a comprometer sentimentalmente con alguien que no estaba interesado en nada más...En nada más que en surgir por sí mismo. Ya tenías todo...Ya no había nada que Mary pudiese ofrecer.
Y, las personas ya no existían. Sólo cuando me necesitaban.
Y mis lagrimas me ahogaban poco a poco...Cada vez me era más tortuoso vivir.
Al parecer, no podía manejarlo por completo. No podía tomar las riendas como si nada hubiese sucedido. No podía tripular el barco...Ya no, no como antes.
Era hora de dejarse caer en pedazos, de tocar fondo, de destruirse, de desaparecer lo poco que quedaba de mí, de hacerme sentir más miserable, de volverme en mi contra y destruirme como nadie nunca lo hizo...Porque quizás así, de algún modo tendría razón, tendría una causa...Tendría apoyo.
Todos siendo felices...
Mary siendo tan, tan infeliz que...Existir le estaba siendo un estorbo.
El mundo, mi mundo...Me había dado la espalda.
Pronto escuché los comentarios que firmaron aquel contrato con mi depresión prolongada;
"Es mejor que desistas...Déjalo ir....No es bueno para ti"
Nadie te daría apoyo si eso significaba que serías más grande que ellos.
Nadie te daría apoyo si...Ellos no lo conseguían antes. Nadie te motivaría si...Ellos no tenía motivación.
Nadie te diría que eres perfecta o perfecto, si ellos no se ven así. Nadie te dirás que te apoya ciegamente porque ellos realmente no se apoyan. Nadie te dará afecto o te dará buenos consejos si eso significa quedarse atrás, humillarse nuevamente y perder como un tonto e nuevo.
Anna no me daría apoyo si eso significaba mi felicidad contigo...Anna me dejó, porque sabía que, realmente hay algo dentro de mí...Que podía hacerte siquiera sonreír un poco. Anna no me permitiría estar contigo porque...Ella ya se había dado por vencida...Y quería que yo también lo hiciera.
Pero...Tuve que darle malas noticias a Anna.
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Creep.
RomancePensamientos especiales de una pequeña soñadora para un gran pensador. Inspirada en; If you and I. Maybe you'd never read this but also, thanks.