Capítulo 6

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Otra vez la alarma interrumpía mi sueño. Recuerdo pocas cosas de ese sueño. Y una era... ¿Christopher? ¿Qué hacía él en mi sueño?
Me senté en la cama y tomé mi teléfono. Al ver la mesita, al lado de mi teléfono había un tipo de... carta. Lo tomé y luego lo abrí.
“TN:
No sé quién te mandó esas fotos. Pero lo admito. Sí, ese chico que está en esas fotos, soy yo. ¿Pero porqué te enojas? Aún no somos nada. Y lo de amigos con derecho. Ja. Era broma. No soy tan estúpido para andar con una chica como tú. Me caes mal. Sólo quería ver hasta dónde llegaba esto. Simplemente... Eres una chica fácil.
Saludos.
-Chris :)”
Hice un rollo con el papel y lo tiré por alguna parte de mi habitación. ¡Pero quién se cree para decirme eso!

“Eres una chica fácil... Eres una chica fácil... Eres una chica...”. En todo el camino hacia la preparatoria, retumbaban esas palabras. ¿Fácil? Yo no soy fácil.
De estar embobada en esas palabras, me choqué con alguien. Joel.
— Hola TN.–dice con mala gana. Lo entiendo. Está mal por lo que había pasado con su novia, o ahora, ex novia. ¿Por qué Christopher era tan mujeriego? Igual, yo no mandé al señorito Joel Pimentel a enamorarse de una zorra. En verdad, yo sabía el tipo de chica que iba a ser Mirna, además, Joel era muy tímido, seguramente Mirna le fue infiel por no querer hacer el amor o algo así.
—¿Sigues virgen?– pregunté sin pensarlo dos veces. ¿¡Por qué eres tan tonta TN!? Joel frunce el ceño y escapa una sonrisa pícara. Carraspeé la garganta y luego hable.– Digo, ¿Te va bien en arte?– ¿En serio? ¿Eso era lo único que se te ocurría?
Joel me sacó de mi discusión con mi conciencia y respondió.– Sí, excelente. Soy el mejor en la clase.
Habíamos llegado a la preparatoria. Nos dimos cuenta por los gritos de sus 'amigos', que no sé porqué sigue siendo amigo de ellos, si el, por decir, 'líder' había tenido relaciones sexuales con su ex novia.
—Lunes, lunes y lunes...– murmuró mi amigo Richard.– Estoy cansado de tener que hacer exámenes dos veces por semana.
—¿Tú crees que yo no?– dijo mi novio. Al verlo, la imagen de que se estaba besuqueando con otra chica aparecía en mi mente.–¿Pasa algo, cariño?– preguntó. Balbuceé algo confundida y luego me negué.–Está bien...–dijo algo dudoso por mi actitud.
Esa imagen fue en una fiesta. ¡Una maldita fiesta TN! ¡Estaba tomado! Tienes razón mente... Por primera vez piensas. Pir primiri viz piinsis... Púdrete. Reí para mi interior.
El sonido del timbre interrumpió mis sentimientos. El receso había acabado.

Me senté junto a Zabdiel. Él comenzó a escuchar música mientras el profesor Luke, explicaba el origen de un ser vivo. Santo dios, eso lo ví hace años.
—Había dejado la tarea de que tenían que traer un trabajo, cada uno, investigando un animal, deben entregármelo.– dijo el viejo testarudo. ¡Se la creyeron! No es viejo, para nada. Es un novato. Por eso nos explica esto de los seres vivos, etc.
Me levanté de mi asiento junto a Zabdiel y entregamos los trabajos. Volví a sentarme pero me dí cuenta que mi novio no estaba a mi lado. Miré hacia el escritor y allí estaba, charlando mientras el profesor le mostraba algo en su carpeta.
—Los profesores de ahora...–interrumpe una voz familiar.
—Richard, ¿qué necesitas?–pregunté.
—Vine a asegurarme de que Velez no quiera sentarse aquí. Te juro que lo ví con la intención. Está viniendo...–dijo gruñendo. Miré hacia atrás y por un momento pensé que venía para mi banco. Pero sino, iba al de enfrente, donde habían dos chicas.
—Entonces. ¿Zabdiel quiere casarse contigo? Eso es genial TN, salen de la preparatoria, van a la universidad juntos, y en el último año, tienen hijos.–dijo Richard llamando mi atención. Le tapé la boca y lo miré con enojo.
—Quiero saber si mis razonamientos son reales, querida.– añadió. ¿A qué se refería? No lo sé, pregúntale, para qué tienes boca. A veces pienso que en vez de que aconsejes, haces todo lo opuesto, querida consciencia.
—¿Razonamientos? ¿De qué hablas?– pregunté. El moreno se acercó a mí evadiendo mi espacio personal y un carraspeo de garganta hace que él se aleje. No sé que trataba de hacer, y no me daba buena espina.
—Lo siento, me duele demasiado la garganta.– habló el castaño antes de seguir hablando con aquellas chicas.
—Lo sabía.– dice mi amigo. No entendía un coño de lo que hablaba.
—¿De qué cojones hablas Richard?–le susurré. Él moreno no me contestó.
—¿Qué te parece venir a mi casa esta noche, TN?– pregunta Richard en un tono elevado. Miró a Christopher de reojo. Ya sabía lo que hacía. Bueno, eso creo.
—No lo sé. Me parece...– otro carraspeo de garganta me interrumpió.–Claro que...– vuelve a toser.–Me encantari...– otra vez – Encantaríairatucasa.–dije rápidamente mientras el castaño se esforzaba en carraspear la garganta.
—¿Necesitas una pastilla, hermano?–dice Richard bromeando.
—No necesito nada tuyo, estoy muy bien así.– gruñe alejándose de nosotros.
—El periodo.– murmuró. Reí y le golpeé el hombro.–¿Qué?
—¿Richard qué haces aquí?–interrumpió Zabdiel cruzándose de brazos. Odiaba que le ocupen el lugar.
—Venía a ver a mi mejor amiga.–se excusó.
Los dos se pusieron a reír. Richard se levantó y volvió a su lugar.

Las clases terminaron rápido. Guardé los libros en el casillero y salí afuera a esperar a Zabdiel y su carro. No traje mi motocicleta. Genial.
De pronto, unos brazos me acorralan contra la esquina de una pared. ¡Me iban a robar! No tenía escapatoria. Aunque estaba dentro de la preparatoria. Entre un casillero y la pared. Y son las tres de la tarde ¡por dios! ¿Quién me robaría ahora? TN la dramática.
—¿Vas a ir a la casa de Richard?– y al escuchar esa voz, supe que no me robarían. Sólo era el estúpido de Christopher Velez.
—¿Qué te importa Velez? Ahora suéltame.–me sacudí como una maldita desquiciada. Mientras él reía.
—¿Qué vas a hacer allí?–dice ignorando lo que acabo de decirle.
—No tengo que darte explicaciones, ya sueltame.–me quejé moviéndome de un lado a otro.
—No, necesito que me respondas lo que te acabo de preguntar. ¡Ahora!– gritó lo último que me hizo asustar.
El sonido del claxon del carro de Zabdiel hizo que Christopher se separe de mí.
—Callate...–susurra antes de su intento fallido de darme un beso en los labios, por mi suerte corrí la cara y besó mi mejilla.
—Púdrete.–repetí las palabras que me había dicho mi propia consciencia.
—Ví que estabas con Christopher, ¿pasó algo?–preguntó mi novio con la vista en la carretera.
—No, nada. Esta noche me quedo en la casa de Richard. Te aviso antes que vayas a golpear la puerta de casa.–reí
—Claro, está bien.–suspiró.

Enamorar a mi enemiga (Christopher Velez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora