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El resto del día transcurrió de manera normal, mientras la chica castaña dividía sus pensamientos entre aceptar vivir en esa casa, la enfermedad de su madre y el pequeño pleito que había tenido con su novio Robert.

Decidió llamarlo para disculparse, pero este no atendió en el momento, sino dos horas después con un mensaje

Decidió llamarlo para disculparse, pero este no atendió en el momento, sino dos horas después con un mensaje

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Luego de ese chat, ella siente un gran remordimiento e incertidumbre, ¿acaso había cambiado a su madre, probablemente en sus últimos días, por el amor a medias que le ofrecía su novio?, rápidamente las lágrimas comenzarón a caer empapando su rostr...

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Luego de ese chat, ella siente un gran remordimiento e incertidumbre, ¿acaso había cambiado a su madre, probablemente en sus últimos días, por el amor a medias que le ofrecía su novio?, rápidamente las lágrimas comenzarón a caer empapando su rostro, pero de manera un poco sorprendente, tomó el coraje que necesitaba y con toda su fuerza interior se dirigió a su apartamento para recoger su ropa y la de su madre, así es, había aceptado la propuesta del anciano de vivir en aquella mohosa casa como la llamaba su novio despectivamente.

Luego de 20 minutos en autobus llegó al edificio donde residía, una estructura vieja de 5 pisos donde sobresalía el color café con las ventanas más viejas que las de la casa de huéspedes.

Entró por la puerta giratoria, saludó al portero, Edward Manson, él cual le correspondió con una sonrisa en señal que podía entrar. El apartamento de la muchacha se situaba en el primer piso, casualmente era el número diéz, el de su amiga Stella el nueve, quien estaba saliendo al pasillo justo en ese momento y se paró en seco a ver a su amiga con una expresión de reproche.

-April Elizabeth Wood, ¡Eres una mierda! Te he llamado mil veces al celular, mandado millones de whatsapp que solo dejas en visto, no has ido a clase de organismos internacionales y marketing político. ¿Qué te ha pasado? - exclamó la chica de orígen afroaméricano, mientras estudiaba la reacción de su amiga, que se mostraba impaciente.

- Lo sé Stella, no tienes que insultarme sabes. En estos días me han pasado tantas cosas que no me lo creerías, y necesitaria una charla muy extensa con un té para contarte todo. Lo único que puedo decirte es que estoy destruida - estas últimas palabras salieron casi como en un susurro al mismo tiempo que agachaba la mirada.

- Me imagino que tiene que ver con tu madre, no sabes cuanto lo siento. Si vas al hospital quiero ir contigo, pero ¿eso no es todo verdad?, ¿conseguiste la renta? - dijo la morena con un tono comprensivo y puso una de sus manos en el hombro de la castaña.

- Esa es otra cosa, no tengo el dinero, he venido a recoger mi ropa y la de mi madre. Ahora viviré en la casa de huéspedes de Ben y pagaré con trabajo, aunque eso signifiqué tener que aguantar a ese prepotente huésped - comentó la ojiazul mientras ponía su peor cara.

- ¿Nuevo huésped? Quiero conocerlo, ¿cómo es?, ¿qué edad tiene?, ¿está bueno? - y se enmarcaba en la chica pelinegra una sonrisa de éxtasis, como si un festín de emociones explotarán dentro de ella para dejar en el olvido la pena de su compañera de la universidad.

- Aja, es un pesado aunque medio guapo, es un viejo amargado con problemas de neurósis. Si me disculpas, tengo que entrar, voy a empacar y a arreglarme porque iré a bailar con Robert esta noche - con el tono más simple que se pudiera escuchar mientras abría la puerta de su apartamento.

- ¿Cómo es eso que te vas a bailar mientras tu madre está en el hospital? Y Robert, ¿acaso es un estúpido sin conciencia? - no podía creer que su amiga hiciera tal cosa, sin duda estaba en un mal trance y debía ayudarla.

- Escucha no estoy de humor para escuchar tus críticas a MI novio, mejor entremos y ayúdame con mis cosas, te dejaré llevarme a la casa para que conozcas al estúpido de John. - negoció April al mismo tiempo que ponía los ojos en blanco y se dirigía a su habitación.

Las amigas lograrón empacar las pocas pertenencias de April y su madre, bajaron las escaleras en silencio, ya que Stella prefirió no seguir molestandola con el tema del patán de su novió, algún día se dará cuenta, pensaba.

Mientras tanto en la casa de huéspedes, John decidió salir de su habitación, estaba harto de ver las mismas mugrientas cuatro paredes, encontrandose de nuevo con aquel misterioso aparato, era una caja de mediana anchura blanca y encima sostenía otra especie de caja pero en forma más alargada,  tomó entre sus manos a la caja alargada, lo estudio un momento, cuando sorpresivamente el aparato emitió un sonido molesto a los oídos del castaño y tal fue el susto que le provocó que lo dejó caer al suelo.

Ben lo miró divertido y le dijo de la manera más amable posible

-John, eso es un teléfono, ¿acaso no los habían en tu época?

-Claro que habian anciano, no vengo de la prehistoria, es solo que los que ustedes han hecho son diferentes, carecen de elegancia y estilo, parecen un par de ladrillos de mármol con un montón de botones inútiles, y de ahí se podría caer, en 1917 estaban pegados a la pared - dijo enojado, si algo le molestaba era la simpleza de algunos seres humanos, lo que le hizo exaltar las venas que adornaban los lados de su ceja izquierda.

- Y ¿cómo sonaban? , eso podría explicar por qué te asustaste - preguntó el grisáceo curioso.

- Eso que preguntas es una estúpidez, pero en mi época el sonido era menos escandoloso, ese aparato infernal que tienen hoy me desangra los tímpanos, si lo vuelvo a escuchar lo arrojaré por la ventana, rayos, soy un hombre enfermo.

Eso le recordó al anciano la enfermedad de John y sabía exactamente lo que haría, incluso se llevo ambas manos a los bolsillos.

-Ahora que mencionas tu enfermedad, ¿por qué no vas al hospital donde está la madre de April, te prestaré el dinero y cuando consigas trabajo, me lo pagas. Le diré a April que te lleve, ¿qué te parece? -

- ¿Qué me parece? Veamos- entrecerró los ojos y acarició su mentón, -prefiero que me mate la leucémia, si esto no me mata, cinco mínutos con esa chiquilla hablando lo harán más rápido -

- Bueno, te llevaré yo la primera vez y luego vas solo - ofreció el anciano mientras estudiaba la reacción de su huésped.

- Aja, eso me parece bien, solo es mejor, a al cabo que siempre lo he estado y la muerte no será la excepción - soltó con el tono más duro y se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.

Luego escucharon la puerta principal abrirse y dos voces feméninas en la planta baja.

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Si llegaste hasta aquí muchas gracias por leer y darle una oportunidad a mi historia.

Si tienes una sugerencia o cualquier cosa no dudes en comentar, espero sus votos ❤

Los amo, sobre todo a mi amiga AnnStein5 con la que compartiremos cuarto en el manicomio 😊

Separados por el tiempo #Worlds2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora