Sé que van a matarme, pero lo diré.
Me gusta entrar las clases.
Ya sé qué piensan, que estoy loca. Quiero decir, ¿a qué clase de persona insana le gusta volver al estrés de las pruebas, trasnochar y tener que convivir con aquellos simios que se hacen llamar tus compañeros?
Sí, bueno. Digamos que no soy una persona muy sana.
El internado Umbría se encuentra en medio de un campo gigantesco y a unos veinte minutos está la hermosa ciudad con el mismo nombre. Queda a unas dos horas en avión de casa y, sé que suena tonto, pero llegar allá es un alivio. Umbría siempre ha sido mi lugar de escape, después de la casa de Charlie, mi mejor amiga, y la de Brent, esta está en el siguiente puesto.
Al bajarme del avión me espera Trevor, uno de los guardias del internado, con una sonrisa y el auto negro de vidrios polarizados.
—Buenas tardes, señorita Hunter —me sonríe y toma mi maleta—. Déjeme ayudarla con eso. ¿Cómo estuvo su viaje?
Le devuelvo la sonrisa.
—Agotador, gracias.
Me abre la puerta y, después de agradecer, me siento. Miro a la ventana y suspiro, hipnotizada por los colores que se pintan en el cielo y los pastizales.
—Ya extrañaba estar aquí —susurro para mí.
♛♛♛
Trevor deja las maletas en la puerta de mi habitación. Número ciento veintiocho. Sonrío.
—Gracias, Trevor. Déjalas aquí.
Él asiente y se marcha escaleras abajo. Pongo la llave en mi dormitorio asignado y abro la puerta, pero una rubia se me adelanta.
—¡Kenzie! —exclama Charlie, mientras sale corriendo a abrazarme, me río—. ¡Ya estás aquí! —sonríe y me suelta. Me agarra de la mano—. Quiero que me cuentes todo lo que hiciste. ¡Todo!
Mi sonrisa se congela, pero trato de conservarla con la mayor credibilidad que puedo.
—Prefiero que tú me cuentes el tuyo, el mío no estuvo tan divertido —miento mientras hago un puchero.
La verdad, no tengo ganas de hablar del homicidio de mi estatus social.
Entramos las maletas y desempaco mientras mi rubia amiga habla. Pasamos la mitad del verano juntas, en la casa de su abuela en la playa, pero luego yo regresé a casa y ella siguió viajando por ahí.
—¿Y? ¿Qué tal las cosas con Brent? Seguro que durante estas semanas que estuviste hospedada en su casa sucedieron muchas cosas interesantes, ¿no es así?
Suspiro resignada.
—No. Brent está ciego.
Charlie hace un mohín y resopla.
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La Reina y el Dragón
Teen FictionMackenzie Hunter es la reina del internado. Su personalidad mandona y presumida la convierte en una de las chicas más deseadas y temidas del lugar. Ella lo tiene casi todo. Recalco, casi, pues el único chico que quiere la ha dejado en la friendzone...