La Utopía De Mis Pensamientos

Pez Dorado

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¡VAMOS GINETH TU PUEDES!

¡ESA ES MI HIJA!

¡VAMOS!

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Me gusta mucho el deporte. Soy profesional en natación. Alcancé a competir en el club donde tuve mis clases y gané varias veces.

Cada vez que estaba en el agua me sentía como un pez. Mi papá me decía que yo era un pez dorado, porque decía que cuando vaya a competir de verdad, iba a ganar una medalla de oro.

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¡Andrea! ¡Te tengo una noticia!.

- ¿De qué trata entrenador?

Quisiera que participaras en los intercolegiados de natación nacionalmente.

- ¿En serio?

Vas a competir en Bogotá, en Cali y en Medellín.

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Los intercolegiados son para representar el nombre de la institución educativa a la que pertenecía. En ese tiempo yo estaba en séptimo grado y lamentablemente no pude competir en ello, porque el rector del colegio donde estaba no me dejó; y dijo que no, porque perdía clases.

¿Cómo iba a perder clases en un colegio público?, allá no se hacía nada, siempre perdíamos clases, ¡que estupidez!. --Me dije con decepción.

La natación es el deporte en el que se usan todos los sentidos y todas las partes del cuerpo --me dijo el entrenador; y efectivamente es verdad.

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Papá: ¿no quisieras practicar otro deporte? ¿patinaje o voleibol?

- No me gusta el voleibol; y el patinaje es más de mi hermana, no mio.

Papá: ¿Y el baloncesto quizás?

- Me gustaría entrar a una academia de fútbol.

Papá: No, usted no sirve para jugar fútbol.

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En grado noveno, dejé de practicar continuamente la natación; entonces le dije a mi papá que quería fútbol.

Mis padres son bastante machistas, así que mi papá no me dejó practicar fútbol, pensaba que solo los hombres debían jugarlo. Que hay deportes especialmente para las niñas, como el voleibol o el patinaje.

Mi hermana siempre ha sido muy femenina, ella participó en competiciones de patinaje, baloncesto y voleibol. Mi papá siempre ha estado muy orgullosa de ella. Y yo también quería hacer sentir a mis padres orgullosos de mi.

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Papá: ¿Qué ha pensado estudiar Gineth?.

- ¡La verdad es que me gusta mucho el arte papá!.

Papá: ¿Artes? --diciendome con desagrado. ¿Y en dónde lo ha pensado?.

- ¡Estoy haciendo todo lo posible para entrar a la Nacional papá!.

Papá: ¿¡A LA NACIONAL!?. ¿Esa universidad de esos que crean protestas y paros?. Además allá solo entra gente inteligente. ¿no ha considerado algo más a su nivel?.

- Pero, eso es lo que quiero.

Papá: Usted tiene que estudiar algo como administración de empresas, comercio internacional, algo como lo que está estudiando su hermana o su hermano Edwin. Algo que le de plata. El arte no le va a dar dinero.

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Me partió el corazón en trillones de pedacitos cuando mi papá me dijo eso. Como si yo no fuera lo suficientemente inteligente como mis hermanos. Me hizo sentir como si solo hubiese llegado a este mundo a sentarme en una silla de un banco o de un escritorio. Me hizo sentir fatal. Mi mamá también me decía que buscara algo que me diera plata, que de el arte no iba a vivir.

Desde ese momento, yo solo tenía en mi cabeza las espectativas de estudiar algo que diera plata, algo que tuviera que ver con administración o dinero, aunque a mi no me gustara.

Estaba finalizando noveno; y para el siguiente año tenía que elegir una materia de profundización universitaria, que nos brindaba el colegio con un convenio que han tenido con la Universidad Agustiniana de Colombia.

Las materias que estaban en opción eran:

1) Ciencias Administrativas Financieras y Económicas (CAFE).

2) Ingenierías.

3) Comunicación, diseño y medios audiovisuales (CDA).

Tocaba poner 2 opciones obligatoriamente. Yo no sabía que hacer; si hacer lo que yo quería para mi o hacer lo que quería mi padres de mi. Pero en definitiva detesto todo lo que tiene que ver con contar dinero y esclavizarme en un escritorio con un jefe molesto y personas engreídas a las que rendir cuentas.

Así que puse de primera y primordial opción CDA y de segunda opción puse ingenierías. En la vida, preferiría de todo, menos lo que mis papás me dijeron que hiciera, porque sinceramente no me nace, y quiero perseguir mis sueños cueste lo que cueste. Y me dije:

"Sigue tu corazón, persigue tus sueños, que al fin y al cabo nadie va hacerlo por ti".