¿Valentía o estupidez?

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[Aang]

La mesera de acercó a su mesa, agitando su cadera con gracia al caminar. Tomó la taza de té que descansaba vacía en la mesa y la depositó en la charola que llevaba en las manos.

—¿Necesita algo más?—preguntó la chica, con voz aterciopelada.

Aang apartó la vista de su libreta de dibujo y le dedicó una sonrisa amable.

—Sería todo—respondió—, muchas gracias.

Ella asintió y se retiró. Aang continuó trazando las líneas de su boceto. En la hoja figuraba la borrosa imagen de una chica de largos cabellos oscuros.

—Podría ser uno de estos días—decía la familiar voz femenina al otro lado del teléfono—, tal vez el viernes ¿Puedes este fin de semana?

Aang mordió su labio inferior con fuerza, intentando controlar su nerviosismo.

—¿Q-que es lo que tienes en mente? ¿Has pensando en algo?—intentó escucharse tranquilo, pero la voz le temblaba.

—Podríamos ir al cine—respondió Katara, con algo de emoción filtrándose en su voz—, quizás una película de terror.

Demonios, no puedo decirle que no...

—No lo sé—logró decir—, tendría que preguntarle a Gyatsu. Es mi tutor, así que...

Un largo silencio estático se prolongó al otro lado. La cafetería estaba prácticamente vacía y afuera, llovía de forma estridente. Fue tanto el tiempo en que espero una respuesta, que comenzó a creer que la línea se había cortado.

—Está bien—dijo la morena—, si tienes permiso, ya sabes, puedes mandarme un mensaje...—nuevamente aquel incómodo silencio—. No vemos el lunes en el colegio ¿no?

—Claro, claro—se apresuró a decir Aang, apresurándose para terminar el dibujo en el que había estado trabajando—. Entonces... ¿hablamos luego?

—Si—respondió Katara, de forma apresurada—, cuando quieras.

Y finalmente, la llamada termino.

Aang cerró los ojos, abandonó el lápiz con el que había estado dibujando y suspiró con alivio.

Katara le había pedido una cita desde hace unos días y Aang había estado buscando la forma de evitarla. La chica era guapísima y muy simpática, pero a él simplemente no le llamaba la atención. Iban al misma colegio y tenían clase de natación juntos, así que casi siempre se encontraban por los pasillos o en las prácticas. No había forma de que la evitará.

Miró fijamente el dibujo que había estado haciendo y se sintió culpable. Inconscientemente había dibujado a Katara.

Tendré que decirle en algún momento...

Abrió los ojos y se preparó para dejar el café. Guardo su cuaderno de dibujo en la mochila que le cruzaba el pecho y tomo su celular. Busco algunos billetes y los dejo como propina sobre la mesa.

La llamada lo había entretenido más de lo que esperaba y ya estaba llegando tarde a sus clases de artes marciales.

Cruzó la puerta principal del café y abrió su paraguas. Comenzó a caminar a paso lento por la desértica calle, mientras pensaba en lo que iba a hacer con respecto a Katara. No quería ser grosero y decirle que no le interesaba de esa manera, era solo que él nunca había salido con chicas y mucho menos con una que fuera dos años mayor que él y fuera así de bonita.

Under the rain Donde viven las historias. Descúbrelo ahora