Al llegar a casa Marco se fue con mi madre. Yo me senté en el sofá y encendí la televisión. Arriba mi madre y Marco trabajaban en el diario de Marco, o como le gustaba que le llamase, Peter Pan. Mi madre tenía la esperanza de que haciéndole escribir y leer su dislexia mejorase. Al pobre solo le empeoraba. Siempre me he preguntado cómo verá las letras.
Bueno, encendí la televisión y comencé a zapear. Me paré en el canal de noticias. Una señora estaba hablando frente a un atasco GIGANTESCO. Los pitidos eran SÚPER estridentes.
—¡Ostras!—dije sorprendido.
Me fijé en que el cine estaba al lado.
—¡Mamá!—le grité a mi madre sin apartar la vista de la tele—¡Venid a ver esto!—
Mi padre bajo por las escaleras junto a mi hermano discutiendo sobre si en un diario hay que decir la verdad. Pararon en seco al ver la televisión.
—¡Hala!—dijo Marco asombrado—¡Eso es tremendedisisimo!—
—Cariño, esa palabra no existe—dijo mi madre sonriendo con dulzura.
—Pues ahora si—dijo Marco sonriendo.
—Me gusta como suena esa palabra Peter Pan—le dije a Marco usando su apodo—Mamá, el cine está al lado. ¿Podemos ir a recoger a Asier en la bici y de paso vemos atasco tremendisisimo?—
—Vale—aceptó mi madre—Pero tened cuidado, no vayáis muy rápido—
—¡Adiós!—dije llenado al garage con Marco.
Yo cogí mi bici de montaña y Marco si bici con sus dos ruedas traseras, pues todavía no sabía andar en bici. Abrí la puerta automática del garage y salí disparado.
Marco me seguía con la lengua fuera por el esfuerzo. Tras unas breves pausas para descansar, llegamos al atasco.
—Esto no es tremendisisimo, es megasupegigantesquisimo—dijo Marco abriendo los ojos como platos.
—Creo que ya tenemos suficientes palabras nuevas por hoy, Peter—dije observando el atasco.
Pero es que Marco tenía razón, el atasco era megasupegigantesquisimo.
De repente me fijé en que Asier estaba siendo entrevistado por la señora de la televisión. Acabó de ser entrevistado y se acercó hacia nosotros.
- ¡Harry, Marco, qué hacéis aquí! -exclamó.
- Ver esto -contestó Marco inocentemente.
De repente la cara de Asier empezó a cambiar. Su deja izquierda se empezó a alzar, ese siempre a sido un tick que tiene cuando se enfada. Vi que estaba perdiendo la paciencia, aprecié que se estaba enfadando.
- ¡MAAAAARCOOOOOOOOOOO! -exclamé haciendo que todos los transeúntes, incluida la reportera, se girasen hacia mí.
- ¿Qué? -volvió a preguntar con su voz de inocente.
"Oh no, creo que se lo va ha decir, pero no sería capaz de decírselo...¿No?" pensé.
—¡Es que estoy a las narices de ti!—gritó cabreado—¡Si YO soy el que te molesta está mal, pero si TÚ me molestas no pasa nada! ¡Porque eres el favoritismo de mamá y papá! ¿Y sabes por qué te tratan tan bien? ¡Porque eres un invitado!—
—No te entiendo—dijo Marco casi llorando.
—Asier no creo que...
—¡Tu no te metas en esto Harry!—me cortó Asier enfadado. ¡Eres un invitado desde que llegaste a casa! ¿Y sabes por qué?—Asier se preparó para soltarlo—¡Porque no eres de la familia! ¡Eres adoptado!—
Marco comenzó a llorar. De repente Marco se giró hacia mí.
—¡Dime que eso no es verdad! ¡Dímelo Harry!—sollozó mi hermanito.
—Yo...—tragué saliva—Lo siento Marco pero...—
—¡No! ¡No lo digas!—dijo mientras un rios recorrían sus mejillas—¡Si nadie me quiere mejor que me vaya!—
Y salió corriendo.
—¡Marco! ¡Espera!—le grité.
Pero el no se giró, se montó en su bici y pedaleó hasta que el perdí de vista. Me volví hacia Asier.
—¿Contento?—le pregunte enfadado.
—¿Me he pasado?—dijo Asier algo más calmado.
—Nooooo—dije sarcásticamente.
Comenzamos a andar de vuelta a casa. Pasamos por el inicio del atasco, donde unos médicos estaban examinando al conductor del primer coche. Estaba pálido y sus ojos estaban...¿Amarillos? No le presté mucha atención, pues seguía pensando en Marco.
Tras un paseo que se me hizo INTERMINABLE llegamos a casa. Tiré la bici en el jardín y entré en casa junto a Asier
—¡Ya estamos en casa!—exclamé.
Mi madre apareció por las escaleras.
—Estamos empaquetando, nos vamos al aeropuerto—dijo ella.
—¿¡Que!? ¿¡Por qué!?—dije asombrado.
Mi madre señaló la tele. La señora de antes volvía a aparecer. Asombrado vi que había una marea de personas rompiéndolo toso. Todos no dejaban ver ni una emoción, y todos tenias los ojos de colores raros. Amarillos, rojos...alguno, incluso tenían los ojos completamente negros.
—Esto es un aviso de emergencia, huyan del país, repito huyan del país—decía la chica asustada—Esto se está contagiado de una forma rápida. Simplemente huyan. ¡Huyan!—
De repente se cortó.
—Estábamos ahí hace unos minutos—dijo Asier atónito
—¿Donde está Marco?—dijo mi padre pasando por el salón.
—Oh no—dije—Asier se lo ha dicho—
—¿¡Qué!?—dijo mi madre enfadada
—¡No hay tiempo para eso!—grité enfadado—Seguro que está en parque, siempre va ahí a llorar cuando se meten con él—
—Nosotros iremos a por él—dijo Asier.
—Es peligroso estar ahí fuera—dijo mi padre.
—Yo empecé esto, y yo voy a acabarlo—
Ese es el Asier que me gustaba, el responsable.
Antes de que mis padres se quejaran salimos corriendo.
Tenían que encontrarle antes de que fuera demasiado tarde, antes de que no hubiese más cuentos de hadas para mi Peter Pan.
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The End of the Universe
General FictionNo me apetece contaros todo antes de que empiece la historia. Solo deciros que somos Harry, Marco y Asier, tres hermanos que vivimos en Londres. Después de un experimento descontrolado, la enfermedad se propagó y se coló por todas partes, en cada ri...