Capítulo 3

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—Skye, hija. Ya es hora de que vayas a alistarte—, escucho la dulce voz de Christine.

Abro los ojos lentamente y veo las caras preocupadas de James y de Christine.

—¿Qué hora es? —, pregunto mientras me siento en la cama.

—Las 7:30 pm— dice James.

Si fuera otra ocasión me preocuparía por llegar temprano, pero no me importa dar ninguna buena impresión.

—Skye, tu madre dijo que si no estás lista a las 8 p.m. te va a quitar el Camaro—, me dice Christine. ¿Estaba leyendo mi mente?

De nuevo el chantaje de mi mamá. Me despido de mi segunda familia y me subo al auto. En menos de 3 minutos llego a mi casa. Me maquillo un poco y busco un atuendo bonito, un pantalón y una blusa están bien, ¿no?

Mi mamá entra a mi cuarto y me da una bolsa y una caja.

—Ponte eso, rápido—, me dice y sale de mi habitación.

Saco un lindo vestido de la bolsa y en la caja hay unos zapatos que combinan con el vestido.

—Genial—, murmuro con sarcasmo. Odio los vestidos y los zapatos.

Me pongo el vestido y al momento de terminar de ponerme los zapatos suena el timbre de mi casa.

—Skye, ¿estás lista? —, me pregunta mi madre mientras baja las escaleras.

No estoy lista.

—Ya voy, grito.

Escucho unas voces en el piso de abajo. Tomo el perfume y me lo pongo antes de salir de mi habitación.

—Sonríe—, me digo una y otra vez a mí misma.

Cuando llego al piso de abajo me encuentro con Simon y Connor. Simon es un hombre muy atractivo, alrededor de unos cuarenta y tantos. Sus ojos son azules, su cabello es castaño, tiene una fina capa de barba.

¿Acabo decir que Simon es atractivo?

Inmediatamente pienso en lo que Farah me dijo, si Simon es atractivo, Connor seguramente también lo sea, pero desde aquí no puedo verlo. Simon lo cubre con su cuerpo, creo que lo hace sin querer o Connor buscó esconderse detrás de él.

—Hola Skye, soy Simon, este es mi hijo Connor—. Se hace a un lado, y entonces lo veo. Es el chico que estaba en mi sueño, el chico de cabello castaño.

Ahora lo tengo en frente noto algunas características que en mi sueño no estaban presentes. Sus ojos son azules al igual que los de su padre, tiene la línea del mentón muy marcada, y tiene un aro en su nariz.

Me sonríe al ver que me quedo quieta observándolo, a él le gusta. Se acerca a mí. Me quedo tiesa, no sé qué hacer. Espero que mi mamá no esté viendo esto. Connor se acerca tanto que está besando mi mejilla, lo hace tan lento que el olor de su loción se queda impregnado en mí.

Huele tan bien.

—¿Nos vamos? —.

¿Me vio? ¿Nos vio?

—Claro, solo que hay un problema— dice Simon—, me traje mi Jaguar y solo es para dos personas, Skye ¿te molesta si tú y Connor nos siguen en tu auto?

No me molesta. Quiero decir inmediatamente, pero no lo hago. Me tardo diez segundos en responder. Sí, los conté. Simon y Lin me miran esperando una respuesta.

—Seguro, no hay problema— me encojo de hombros, como si fuera cualquier cosa, pero no lo es. Significa estar con Connor. A. Solas.

Mi madre me da una de sus mejores sonrisas. Le agrada el comportamiento que estoy teniendo, pero no es por ella. Es por Connor. Ese chico tan guapo que sigue parado en la entrada de mi casa. Se hace a un lado cuando mi mamá y Simon salen de la casa.

Los vemos subirse al auto de Simon, y segundo después arrancan. Me regreso a la mesita de la entrada para agarrar mi llavero. Abro quito el seguro del auto para que Connor se suba mientras cierro la puerta de la casa con seguro.

Al entrar a mi carro, huele completamente a él. No quiero abrir las ventanas para que el olor no se vaya, quiero que se quede ahí por siempre.

—¿Sabes dónde está el restaurante? —, segundos después de que me encuentro circulando por una callen, ni siquiera sé si esta calle es la que nos lleva al lugar.

—Sí, vete todo derecho, yo te digo cuando gires—. Su voz se une a su olor en todo el auto. Ahora dos partes de él me hacen sentirme más débil.

Me agarro con fuerza al volante y me concentro en todo lo que puedo: la calle, los autos, los semáforos, las personas, los perros, las casas.

—En la siguiente calle gira a la derecha—, me dice.

Giro a la derecha haciendo que las llantas hagan el ruido que tanto me gusta.

—Manejas bien—, me dice.

Me ha hecho un cumplido.

—Gracias —, me encojo de hombros como si no fuera nada. Pero para mí, no fue nada, fue todo.

—Aquí gira de nuevo a la derecha.

Hago que el auto haga el mismo ruido.

Escucho una suave risa. Su risa me gusta.

Sonrío.

Llegamos a la zona donde hay muchos restaurantes.

—¿Cuál es? —, pregunto.

—¿En serio quieres ir a cenar con ellos? ¿Ver cómo tu madre y mi padre tienen contacto físico?

—No – respondo inmediatamente. Él me sonríe y saca su celular.

—Hola papá, Skye y yo nos desviamos un poco ¿hay problema si no llegamos con ustedes? —, hace una pausa—. Muy bien, te veo más tarde—, cuelga.

—Entonces, ¿A dónde vamos? —. Sigo manejando lentamente, por si me pide que me estacione en uno de estos lugares.

—Dime tú ¿tienes hambre? —, me pregunta.

—Oh Connor, yo siempre tengo hambre.

—Eso se escuchó tan mal—, se ríe fuertemente. Mi cara se torna roja. Primera vez en la noche. — Entonces ¿Sushi? —, me pregunta una vez que se deja de reír.

Asiento. Él me indica un lugar donde venden sushi, sigo sus instrucciones y finalmente llegamos.

Abro la puerta del auto para salirme, pero Connor me dice que no lo haga, él baja del auto y después él abre mi puerta.

¿Es una cita?

Tell No OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora