Casería

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Mabel estaba preocupada, hace unas horas que su hermano y Mason no aparecían, Phill y Bill estaban preocupados, habían salido a buscar por todo el reino pero seguían desaparecidos. Nym también les  ayudó con sus contactos en el pueblo pero fueron los mismos resultados. 

  — ¿Donde podrán estar? — Phill rondaba de un lado a otro en la habitación principal, sus pies emanaba un pequeño humo dando a entender que si continuaba así el castillo terminaría incinerado — Mabel ¿No puedes olfatearlos?

  — ¡Claro! ¿¡ Como no se me ocurrió!? — la castaña se convirtió rápidamente en un lobo y acompañada de los gemelos, Nym, Pacífica y unos guardias reales se dirigió al lugar donde emanaba más el olor de su hermano, el bosque.

Después de unos minutos corriendo Mabel se detuvo en seco, observando con miedo el olor que allí se agregaba, Pacífica tocó el lomo de Mabel pero ella no reaccionó, su hocico se mantenía abierto mientras jadeaba debido al cansancio, su iris se había reducido, el miedo era notable en su expresión.

  — ¿Mabel? — esta vez fue Phill el que habló — ¿Pasa algo? ¿Los encontraste? 

  — Nym, un Quiefelante — la castaña de inmediato se convirtió en un fenix encendido en llamas iluminando un nuevo camino en donde un brillo metálico relucía como farol en la oscuridad. Eran unas esposas rotas a la fuerza. El corazón de Mabel dio un vuelco, esas eran las mismas esposas que había usado con su hermano y Mason. Las mismas que Bill había comprado.

Mabel salió corriendo siguiendo un nuevo rastro, unas pisadas, solo dos pies, ellos debían estar siendo alzados en cada brazo del Quiefelante para no dejar ninguna clase de pista. Phill ya bastante preocupado por Mason corría por lo que era suyo, por lo único que había logrado darle una pizca de felicidad, no iba a soportar perderlo, no como a su madre. Con la mente en blanco Bill y Pacifica corrían preocupados detrás del ave y la loba, no sabían que hacer, la angustia por ambos muchachos era demasiada como para pensar en un plan.

¡Quédate quieto y todo será más fácil lobito! — una voz ronca retumbó en los oídos de todo. La sangre de Bill se heló por completo al escuchar "lobito". Dipper estaba en problemas.

¡Ayuda por favor! ¡Alguien! — la voz del castaño le siguió a la otra, estaba quebrada, se notaba que había estado llorando desde horas, pero algo no andaba bien. Si algo habían aprendido de Mason era que si estaba en peligro gritaba lo más fuerte que podía, pero nada. Solo silencio. Un horrible silencio que impacientaba cada vez más al pelirrojo.

¡Mason! — gritó con fuerza pero de nuevo no obtuvo respuesta — ¡¡Mason!! — aún con más fuerza llamó al felino. Otra vez silencio, sin saber como aguantar o si quedarse ahí Phill esperó, unos segundos después su esperanza fue avivada.

¡Phill! — la voz de Mason a pesar de estar quebradiza sonaba fuerte y clara, Phill no lo dudó más y emprendió marcha junto a Bill hacía la cueva oscura del Quiefelante.

1...2, Ya vienen por ti.

Pacifica se quedó con Nym y Mabel en la entrada puesto que la última se había lastimado el tobillo. Phill y Bill entraron emitiendo dos llamas de fuego como luces en sus manos, al bajar la mirada podían apreciar cráneos animales y humanos acompañados de huesos de todo tipo, clavículas, piernas y manos en general.

3...4, cierra la puerta. 

De la nada Dipper comenzó a gritar de manera desesperada pidiendo auxilio, el paso de los gemelos se aceler, ellos mismos debían admitir que la caverna era inmensa y el olor era inmundo. Un segundo gritó se unió al primero, un grito adolorido, era el del Quiefelante.

5...6, agarra el crucifijo.

  — ¡Maldito bastardo! — gritó la criatura — ¡Me mordiste! — Finalmente los gemellos llegaron a las espaldas del Quiefelante y lo  que vieron les espantó.

En el suelo se encontraban las prendas de Mason y Dipper, ellos dos estaban en el piso, sin ropa y con marcas de moretones, mordidas por todo su cuerpo.

7...8, no duermas aún. 

Ellos temblaban, la sangre emanaba como torrente de sus heridas y...ni hablar de su parte baja. El Quiefelante volteó la mirada y con una sonrisa socarrona habló.

  — Gracias por haberme traído la cena — Bill fue el primero en reaccionar y propinarle un puñetazo en la barbilla al Quiefelante mientra Phill iba con los imanity's para ayudarlos.

9...10...

La pelea había terminado tan rápido como empezó, el Quiefelante estaba en el suelo con la boca reventada en sangre y tres costillas rotas, Phill lloraba al abrazar a Mason y ver lo adolorido que estaba. Bill solo se disculpaba una y otra vez por no haber estado allí con él antes y evitar lo sucedido. Mabel, Pacifica y Nym llegaron tan veloces como pudieron, al ver la conmoción ayudaron a Dipper y a Mason para ponerse sus ropas. Cada amo alzó a su sirviente en los brazos para sacarlos de esa horrible pesadilla.

¡Nunca más dormirás!

Al llegar al castillo nadie se atrevió a preguntar lo sucedido, Dipper se dirigió con ayuda de Bill a su habitación para quedarse en su ventana, observando el cielo y la simple vida de las aves ¡Que envidia! Poder surcar el cielo sin límites ni temores y no tener preocupaciones. Al recordar lo que aquel Quiefelante le hizo le revolvió las entrañas y vomitó en el suelo para luego comenzar a llorar.

Mason, en cambio no demostraba ninguna emoción a parte del miedo, Phill se recostó a su lado y acarició a su lado.

Se busca sirviente ( billdip) #PremiosBillDip2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora