El miedo y la intranquilidad la golpearon de repente. Uriel la miraba pacíficamente, sin ocultar su sadismo o satisfacción.
— No... ―murmuró inquebrantable ―. No voy a ayudarte a asesinarlo.
A él no le importaba una mierda lo que aquella zorra pudiera llegar a decir, salvo que confesara...
― ¿Por qué no Gabriel? ―preguntó con malicia ―. Di que eres tan estúpida como para aceptar que no quieres que lo mate. Dilo y yo mismo apuñalaré tu Gracia.
Gabriel sonrió ante eso.
― ¿Es acaso Ira lo que huelo? ―susurró reincorporándose ―. No te tientes Uriel, es demasiado fácil caer bajo la influencia de sentimientos triviales.
― Lo dice una experta del tema... ―objetó a regañadientes sin bajar la mirada.
― No, lo dice alguien que sabe del tema. Lo dice alguien que se encarga de quitarle las alas a quien se atreve a desobedecer. Lo dice alguien que no teme apuñalar a su propio hijo ―soltó sonriendo.
― A veces dudo de ti, Gabriel...
― Y lo bien que haces... ―susurró ―. No olvides quién soy, no olvides lo que hice. No confíes en mí. ¿Acaso jamás escuchas los consejos de Beel?
Uriel sonrió.
― Si, pero sé que sólo tú puedes ayudarme a hacerlo.
Gabriel resopló.
― No, no te ayudaré. Y no es porque no quiera que lo mates ―afirmó mientras el miedo la corroía ―. Si no, porque matarlo, significaría perder lo que tanto has anhelado.
― ¿Crees acaso que me importa Prune?, porque no, no me importa.
― ¿Y quién dijo que me refería a esa insulsa Semidiosa? ―preguntó fastidiada ―. Me refiero al lugar que exiges, sin que por derecho te pertenezca. Él lugar que dejó Michael... Si lo asesinas así como dices que harás, jamás lo tendrás... perderás todo por un capricho ―susurró viendo como su cara se contraía ―. Pero claro, es algo que ya sabes ¿verdad...?
El aire pareció hacerse mucho más pesado, frío y sin vida, la furia del cuerpo de Uriel desprendió tal reacción, pero al momento se contuvo sabiendo que era jugar con fuego. Todo lo que él estaba haciendo lo era...
***
Michael se deleitaba con el sabor de Lena. Jamás se cansaría de besarla, acariciarla, hacerla explotar de placer estando entre sus brazos, y perderse él también en aquella hermosa manera de amarla, para luego, verla dormir, contemplar la calma de su esposa, no se comparaba a nada de lo que había vivido.
Por ella dejaría todo si pudiera, pero su destino estaba escrito desde que su hermana había decidido traicionar a los suyos he incluso, antes que eso. Michael era el único Ángel que sin importar las atrocidades que se le ocurriera hacer, jamás Caería. Tener a la mujer que más amaba entre sus brazos, después de haber hecho el amor durante tres horas seguidas, demostraba eso.
Sonrió recordando, jamás había conocido a alguien con la fogosidad de Lena. Claro estaba que ella era la Ninfa del verano, siempre cálida y amable, brutal y apasionada, el delicioso fuego contenido en una sola mujer, su mujer, su Lena...
La acarició lánguidamente, mientras dormitaba sobre su pecho.
En aquella cama, se encontraba pleno, vacío, y a la vez lleno de ella. Jamás se había sentido completo, no hasta que la había conocido, no hasta que ella lo había hecho perder su virginidad...
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Saga Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable.
RomanceLa sangre del Culpable, es la primera entrega de la Saga Ángel Oscuro. Está narrada desde diferentes puntos de vista, en un enfoque paranormal. La sangre del Culpable girará en torno a una Profecía, la cual, no presagia exactamente un final feliz...