Capitulo 09: El Guardián

2.4K 170 6
                                    

Maximiliam abrió la puerta después de escuchar demasiados golpes insistentes. Al ver de quién se trataba, supo qué tenía que hacer.

― Ya sé lo que quieres, y sabes lo que quiero, quiero ver a Nathalie.

― Ella no volverá.

― ¡Y un infierno que no lo hará...!, la quiero de vuelta Dezz...

― No, ella no tendrá el valor de matarlo.

― Ella no lo matará, no es para eso que la quiero, después de escucharme, si quiere lo hará, o te dejará hacerlo... la quiero ahora Dezz, no quiero discutir, y sabes que por más que quieras matarme, despertaré al maldito día siguiente, enteró, y sé que en algún momento, te hartará clavarme un cuchillito de Hada... así que decide, o las ayudo, o puedes quedarte una maldita eternidad sin mi ayuda.

― Yo no quiero ver a Dion ―gruñó molesta ―. Sólo quiero que me digas como matarlo.

― Tengo condiciones Dezz, sé que tú mente en este momento maquina ideas letales, y sé de lo que eres capaz, tengo pesadilla contigo ―afirmó cansado ―. Pero por el momento, si quieres mi ayuda, acepta las condiciones...

― Me las pagaras Max ―contestó molesta.

― Con gusto Dezz... con gusto, pero en otro momento.

Nathalie volvió al desmayarse en los brazos de Max.

― Demonios Naths, ella te está matando...

La llevó hasta el sillón del living de su pequeño departamento en penumbra, como a él le gustaba el lugar, fue a la cocina, buscó alcohol y agua. Sabía que Nathalie no podía transportarse, pero Dezz si podía, podía y no le importaban las consecuencias de hacerlo.

Volvió a ella, y la obligó a oler el alcohol. Nathalie despertó aturdida y asustada.

― Pensé que ella te lastimaría ―susurró mirando a un Max enteró.

Él le sonrió, iluminando aquellos hermosos ojos celestes, su cabello estaba desacomodado en un castaño muy claro, y pómulos casi imperceptible, lo hacía portador de una belleza única, que contradecía como iba vestido, su ropa era un desastre, tenía una remera blanca manchada con sangre, que luego descubrió que era suya. Los pantalones de jeans oscuros estaban gastados y casi rotos a la altura de los bolsillos, e iba descalzo. Era hermoso, como siempre lo había sido, casi tan alto como Bastiaan. Se retorció ante eso, lo había visto, lo reconoció, él mismo se había presentado como un maldito asesino, no parecía un Ángel, pero quizás era un caído... poco importaba en estos momentos.

― Necesito que me escuches.

Nathalie despertó de su ensoñación por el momento.

― ¿Qué es lo que pasó?

― Tu madre, como de costumbre ―contestó haciendo una mueca ―. Me encantaría que no te cruzaras con ella, pero lamento que en algún momento lo harás. Ella trata con alguien, no sé con quien, no me dejan verlo, pero lo que presiento no es nada bueno.

― ¿Qué pretende está vez?

― Lo mismo que siempre, hacerte sufrir... no es muy original con eso. Escuchaste Dezzy, ella también odia a Naths, ahora tienen algo en común.

Nathalie sonrió, era encantador estar con él, pero no era bueno hacerla enojar.

― ¿Cómo puedo matar a Bastiaan? ―preguntó recordado.

― No te preocupes por eso, del modo que tengo de ver las cosas, ese asunto ya está arreglado... no importa los desenlaces... «Verdades serán oídas, la sangre sellará el final».

Saga Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora