― Azael... ―llamó Khael desesperado.
Su demonio apareció al instante en una habitación con ánimos explosivos.
― ¿Qué... qué pasó?
Nadie le contestó, su Amo estaba con la mirada perdida y mortalmente pálido, mientras que Azzdriel se encontraba sentada en la cama, llorando sin poder controlarse. La habitación estaba igual, la cama desarreglada, ropa tirada por sectores. No era hora de despertar, ciertamente era entrando la noche, pero eso no se notaba demasiado con las ventanas tapadas por las pesadas cortinas.
― ¿Sientes a Nathalie? ―le preguntó Khael después de una eternidad de permanecer en silencio.
― ¡Te dije que es inútil!... ―contestó Azzdriel en un gruñido.
Azael se calmó, inspiró muchas veces, tratando de dejarse llevar para encontrarla, no tenía nada de ella para que se le hiciera más fácil el trabajo, pero lo podría hacer de todos modos, ya lo había hecho antes... aunque está vez parecía ser diferente, no había absolutamente nada, ni siquiera podía definir si estaba viva o muerta, era como si hubiera pasado al Purgatorio, pero siendo un Demonio, también podría detectarla allí, y no, ella no lo estaba.
― No... no la encuentro...
― Ella... ella seguramente terminará haciendo una maldita masacre... ―murmuró Azzdriel conteniendo un quejido.
― ¿Qué? ―preguntó Azael sin entender ―. ¿Qué fue lo que pasó?
― Ahora no Azy, tengo que pensar...
Ella miró a su Amo, sintiendo pena y rabia a la vez, odiaba que la tratara como a una niña, y él amaba hacerlo.
Los dejó solos, de nada serviría querer preguntar o intentar sacarles información... Por lo que ella entendía, Naths se había ido por Bastiaan, seguramente, le había hecho algo más que besarla y luego huir como un cobarde. No parecía algo que él hiciera a menudo, pero ella sabía que él la había besado.
― Si fuera una humana desvalida... y me dejaran tirada sin nada más que un idiota atormentado que me besa y después pasa todo el día evitándome. ¿Qué haría?... ―se preguntó caminando por el pasillo, enfilando a las escaleras. Se quedó en silencio, y sonrió, ella sabía muy bien lo que haría.
Volvió a la habitación de Naths, donde todo estaba tal y como lo había dejado cinco minutos atrás.
― Necesito salir...
― No vuelvas muy tarde ―contestó Khael sin mirarla.
Ella sonrió para sus adentro y salió de allí.
Se esfumó hasta el bosque en que había sentido por primera vez a Naths, intentando oler algo más, algo que no fuera ella, sabía que los aromas se perdía, pero el del Vampiro por lo menos se quedaría un tiempo más, ya que él era un depredador, y para cualquier ser oscuro, era un olor de advertencia.
Comprendía que sus sentidos eran mucho más desarrollados que los de su Amo, y si bien en aquel momento no había logrado detectar que se trataba de un Vampiro, la sutil y casi imperceptible esencia aún tendría que continuar en el aire, como el recordatorio de algo que había pasado por alto la primera vez. Pero no, allí ya no había olor a nada más que a naturaleza.
― ¡Demonios...! ―murmuró molesta.
Siguió al segundo lugar en donde ellos habían estado juntos. El bar, Orión, y allí la mitad del lugar apestaba a él, y a otros seres como él... aunque no quiso seguir por allí. Se concentró en su olor, café y cigarrillos, en su esencia, en aquel color tan poco inusual de sus ojos, y se transportó a dónde él estaba.
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Saga Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable.
RomansaLa sangre del Culpable, es la primera entrega de la Saga Ángel Oscuro. Está narrada desde diferentes puntos de vista, en un enfoque paranormal. La sangre del Culpable girará en torno a una Profecía, la cual, no presagia exactamente un final feliz...