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KATALINE

Los discos de los Donovan siempre han sido mis favoritos, tienen de todo y siempre a buen precio. El dueño era amigo de mi padre en sus tiempos de juventud, su hijo Ray es ocho años mayor que yo, cuando nos conocimos conectamos de inmediato. Ray siempre me ha caído bien, es una persona muy simpática además de divertida; aunque su lado bromista te puede caer mal aveces, digamos que....habla demasiado.

El es uno de los verdaderos amigos que tengo en Seattle.

La primera vez que bine a Seattle tenía cinco años, luego empecé a venir cada verano o invierno. Me gusta mucho la ciudad, siempre me a gustado. Ahora que viviré aquí podré conocer mejor la ciudad; como siempre quise en su momento.

Pero, no creo poder disfrutarla mucho, al menos no por ahora. Necesito tiempo. Necesito sanar. Lo peor, es que no sé cómo demonios hacer eso.

Hoy en la mañana decidí levantarme de la cama e ir a algún lugar que me levantara los ánimos, así que lo primero que se me pasó por la cabeza es el negocio "Donovan discs", que es en donde se encuentra Ray. Espero encontrarlo ahí.

Me visto y me preparo para salir. Camino por la calles de Seattle y quedo enfrente del negocio. Admiro el letrero y el ventanal enorme, que es en donde tiene exhibidos los discos. Abro la puerta y la canción de LOVE ME - THE 1975 empieza a sonar como música de fondo. No puedo evitar la sonrisa que se forma en mi rostro,  es mi banda favorita, como no sonreír con su música.

Luego de entrar, lo veo.

- Hola viejo. -dijo a los cuatro vientos.

Sus ojos se alzan y me observan, su sonrisa es enorme con tan solo verme. Tenía tantas ganas de ver una sonrisa sincera.

- ¿Pero miren quien llegó?, ¿es la pequeña Katy a la que veo?. -sale del mostrador y va hacia mi.
- Sabes que siempre odie ese apodo.
- Por eso me encanta decírtelo. -me abraza.
- Te odio. -bromeó.
- Me amas. -me aparto y le sonrió.
- No te creas. Y por favor, solo Kat. -lo amenazo con el dedo.
- Oye, baja la arma amenazadora y mejor cuéntame qué tal te va. -me dice mientras camina al mostrador.
Me congelo y decido cambiar de tema.
- ¿Por que no empiezas tú?.
Me ve y por un momento duda. Pero luego asiente.
- Nada nuevo, ya sabes, matándome día a día en la universidad. Ahora dime qué pasó.
Camino hacia unos discos, ignorando su comentario.
- ¿Tienes nuevos discos?. De hecho, en específico ¿tienes el nuevo disco de "The 1975"?.
Un bufido sale de su boca.
- Estas demasiado delgada, te apuesto 10 dólares a que no has comido bien, pareces pálida, tienes las ojeras más horrendas que he visto en mi vida....
Le lanzó una mirada molesta.
- No me mires así, enserio, pareces casi mapache. ¿Que te sucede Langford?. -me insiste.
Me quedo viendo el álbum de Nirvana como si fuera lo más importante en el mundo.
- ¿Tienes el disco o no?. -le preguntó.
No quiero hablar de ello, no me siento lista para compartirlo todavía. Puedo ver de reojo que rueda los ojos y gruñe.
- Quinto pasillo a derecha. -dice con desdén.
Empiezo a caminar.
- Eres la persona más alegre que conozco, no dejes que nadie te quite esa sonrisa Katy. -me dice.
Decido no hacerle caso y seguir caminando.
Los discos de THE 1975 son los mejores, soy su fan desde....desde siempre. Tal vez en otra vida Matt y yo seamos el uno para el otro.
Localizó la sección y me emociono al verlo, literalmente corro como loca. El mundo no puede detenerme, ese disco será completamente MÍO.

UN SUSURRO A LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora