" Miro su rostro. Su bello rostro.
Los mechones de su cabello caen sobre su cara y de inmediato los aparto, deteniéndome ha acariciar su mejilla; es cuando me doy cuenta que la estoy atesorando, cada rasgo de ella.
Sus ojos se abren y me observa;...
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***
DENZEL
Me levanto de la cama una vez que escucho el celular vibrar. - Diga. -contestó.
Lo se....mi voz no suena sexi en las mañanas, pero no soy un hombre modelo.
- "Denzel" -escuchó la voz de Kat- "¿Que tal?, has dormido bien amigo mío". - Si....¿como lo sabes?. - "¿Tu cinismo no tiene límites verdad?". -suena molesta. - ¡Oye!. -exclamo, mientras me levanto sosamente de la cama- Se que llevamos tres meses de amistad, ¿pero de dónde sacas tanta confianza para hablarm...?. - "¡No me vengas con eso!, ¡no estoy para bromas Denzel!". -suena más molesta- "Sabias que día era hoy y me haces esto". - ¿Pero que te hice?. -le dijo extrañado he indignado. - "¿Sabes que día es hoy?". - Creo que es miércoles. - "¡Si!...es decir, ¡no!". - ¿De que hablas?, estoy seguro que es miércoles. - "¿Sabes que hora es?". Bostezo. - Han de ser como...las seis o siete. - "Son las diez". -gruñe. De inmediato corro hacia las cortinas y los rayos de sol me invaden.
"Mierda", pienso.
Corro súper rápido por mi cuarto y encuentro los pantalones, me los coloco y busco una camisa. - Ok. -suspiro- Entiendo tu enfado y... - "No creo que lo logres entender. Teníamos que entregar el proyecto de historia hoy, se quedó en tu casa y no viniste a la clase. ¿Tienes alguna idea de lo difícil que fue convencer a la profesora para que nos lo aceptara más tarde?". - Supongo que activaste tu encanto. -encuentro una camisa y me la pongo- Te prometo llegar lo antes posible. -Me caigo en el intento de llegar a la puerta de mi cuarto. - "¿Estas bien?". -me pregunta- "¿Que fue eso?." Me levanto. - Ese....fui yo en la vida. -me quejo. - "Trata de no morirte. Te necesito vivo para que me traigas el proyecto, de ahí en adelante te dejaré en manos de Dios". - Sabes... -buscó mi mochila, verificó mis útiles y el maldito proyecto de la señora de mil años- me encanta que seas tan linda. -le dijo con sarcasmo. - "Y yo adoro que seas tan irresponsable". -me responde. - Te has vuelto buena en esto. -arrancó escaleras abajo. - "Si...estoy aprendiendo. ¿Quieres que siga?". - Nop. -antes de que proteste y pierda la batalla...- Voy a colgar. -le avisó. - "Llega temprano". - Nunca rompo una promesa Langford. -cuelgo.
Entro a la cocina y veo a mi hermana en pijamas hablando tranquilamente por teléfono. - ¿Que haces aquí Jocelyn?. -le preguntó. Tomó una manzana y mantequilla de maní, combinados son una bomba para el niño interior que hay en mi. - Espera un minuto. -dice por teléfono- ¿Que dijiste Denzel?. -me pregunta. - Se supone que debes estar en la escuela. -le reprochó. - Se supone que no debemos usar el auto por que somos menores de edad y ni siquiera tenemos el permiso, pero sin embargo lo usamos y es un milagro que no nos hayan pillado. Bueno....no puedo decir lo mismo de ti. Gruño. - ¡Ese día tu te acabaste la gasolina!. -le reclamó. - Claro....me hechas la culpa de tus errores. Eso no solucionará nada querido hermano. Trato de calmarme mientras me sirvo un vaso de agua. Lo azotó una vez que terminó. - ¿Sabes que?, no voy a tener esta discusión de nuevo. - Estoy de acuerdo, sabes que tengo razón. -se cruza de brazos. - No es.... -suspiro- ¿No deberías estar en la escuela?. - Hoy no tuve clases genio. -rueda los ojos. - ¿Enserio?. -me acerco a la mesa- Que genial. - Si...como sea. -me mira de arriba a bajo- Parece que te metiste a un huracán. -ríe- Se te hizo tarde. - Lose. -me quejo- ¿Y mamá?. - Se ha ido temprano. No hizo el desayuno, pero te dejo dinero en la mesa. -lo señala. - Gracias dios. -dijo aliviado, compraré algo después en la cafetería. - Tome cinco dólares. -me avisa. - ¿Que?, ¿Por que?. - Por que me debías una. Miro el reloj. - Sabes...hablaremos de esto luego. - Den... - No tomes cosas sin permiso. -la regaño. - Deni no haré nada malo con cinco dólares. -rueda los ojos. - Adiós. -tomo su emparedado y le doy una mordida para dejarlo de nuevo en el plato- Te quiero. -le dijo alejándome. - Te quiero. -se queja- ¡Me debes un emparedado!. -le escuchó decir antes de salir de casa.