Phil cubrió su cabeza con la almohada.
-¡Has que pare de llorar! - gritó desde su habitación.
-¿Puedes venir a ayudarme?
Eran las tres de la mañana y Eliza no paraba de llorar.
Phil se levantó enojado.
Caminó hasta la habitación de Dan, y cuando llegó vio al muchacho tirado en su cama boca abajo y a Eliza en su cuna llorando.
-¿Qué haces, Dan?
- No... puedo... hacerlo.
-Pues yo no voy a encargarme.
-Solo... cinco... minutos... o las crisis existenciales volverán.
De repente Dan se quedó dormido. Phil, nervioso, tomó a la bebé en sus brazos.
La niña apenas fue levantada se quedó profundamente dormida.
Phil la miró largo rato. A cada vistazo la pequeña se volvía más hermosa. De repente Phil sintió entera felicidad y sonrió. Entonces comenzó a cantar una canción de cuna mientras apoyaba a Eliza en su cuna nuevamente.
- No dejes de cantar - susurró Dan aún medio dormido.
Phil se acercó y tapó el cuerpo abrumado de su compañero. Luego lo besó en la frente y caminó hacia la puerta.
-¿Vas a irte? - murmuró el durmiente.
-Si. No quiero que alguna fan loca nos saque una foto durmiendo juntos.
