ocho.

761 49 12
                                    

Abrí los ojos porque sentí como llegaba la luz directo hacia mi, cuático. Miré a los lados y todos estaban dormidos. Bajé al segundo piso que estaba en la casa de mi amigo, en busca de la cocina y ahí me encontré a alguien.

– Hola, bella durmiente.

Me miró después de dar un salto medio asustado, por lo que solté una pequeña risa.

– Me asustaste, tonta. - Se acercó a mi - ¿Cómo dormiste?

– La raja ¿Y tú? Yo te tuve que ir a dejar porque estabas para la cagá.  - Le dije con tono de mamá al Vicho.

– Puta, cata. Perdón, quería hablar caleta contigo ayer - hizo una pausa - pero no sé qué weá tomé.

– Tranquilein jhon wayne. Hablemos ahora de todo lo que querías hablar po.

Se empezó a reír con esa voz ronca que lo caracteriza, es que te hace estremecer.

– Es que todo lo que te quiero decir se puede traducir en sólo una acción.

C A N C H A T A M A R A
WHAT WEÁ ESTE MEN
AIUDA

– Hazlo po. - Txá me salió lo atrevida.

Me miró un poco indeciso, después sonrió, luego miró al suelo mordiéndose el labio y finalmente atinó a hacer esa "acción" que había comentado. Se acercó un poco a mi, porque estaba bastante distanciado, se acercaba despacito cada vez más po y cuando ya estaba agarrándome el cuello para hacer esa acción, sentimos unos pasos y yo me giré al toqué como el exorcista.

– Buenos días, cata. - me miró con una cara de decepción - Hola, Vicente.

– ¡Wena Rorro! ¿Cómo la pasaste ayer? - Dijo entusiasmado el vicho - ¿Te agarraste a alguna mina?

  – No, no estoy ni ahí con esas weás en todo caso. - Me miró fijamente desde que puso un pie en la cocina - Deseo puro seguir conociendo a una y ella es especial hermano, quiero hacer las cosas bien con ella. 

  – Daleee, perro. Yo te apoyo po, weón ¿Cómo se llama?

Una tensión gigante se sintió, o por lo menos el Rodrigo y yo la sentimos ya que el Vicente no sabe na de ná.

  – Esas cosas me las dejo pa mi po. 

//

Cuando todos ya estaban despiertos empezamos a ordenar y a hacer el almuerzo, webiamos un rato y la estábamos pasando terrible bien, hasta que mi mai me llamó para irme y yo como niña obediente me empecé a despedir te todos. Iba a esperar al Vicho que estaba en el baño para despedirme de él, pero el Rodrigo se acercó.

  –  Te podría ir a dejar, después tengo que salir y es cerca de tu casa, no me cuesta nada llevarte.

Me estaba tirando a tentar.

La pensé y La pensé.

Ya si, no tiene nada de malo que me vaya a dejar.

  – Bueno.

Me despedí de todos y el Vicho no apareció, estábamos por salir de la casa con el Rorro.

 – Chao, cata, chao Rodrigo.  

UH.

 –Chao, Vicho. - El Rorro le dio la mano, después de unos segundos mi otro amigo se la aceptó - Nos vemos.

Y a mi, sólo me hice un gesto con la mano, ni se molestó en darme un beso en la mejilla.


Ni al metro con vo | chilensis.Where stories live. Discover now