Abrí los ojos porque sentí como llegaba la luz directo hacia mi, cuático. Miré a los lados y todos estaban dormidos. Bajé al segundo piso que estaba en la casa de mi amigo, en busca de la cocina y ahí me encontré a alguien.
– Hola, bella durmiente.
Me miró después de dar un salto medio asustado, por lo que solté una pequeña risa.
– Me asustaste, tonta. - Se acercó a mi - ¿Cómo dormiste?
– La raja ¿Y tú? Yo te tuve que ir a dejar porque estabas para la cagá. - Le dije con tono de mamá al Vicho.
– Puta, cata. Perdón, quería hablar caleta contigo ayer - hizo una pausa - pero no sé qué weá tomé.
– Tranquilein jhon wayne. Hablemos ahora de todo lo que querías hablar po.
Se empezó a reír con esa voz ronca que lo caracteriza, es que te hace estremecer.
– Es que todo lo que te quiero decir se puede traducir en sólo una acción.
C A N C H A T A M A R A
WHAT WEÁ ESTE MEN
AIUDA– Hazlo po. - Txá me salió lo atrevida.
Me miró un poco indeciso, después sonrió, luego miró al suelo mordiéndose el labio y finalmente atinó a hacer esa "acción" que había comentado. Se acercó un poco a mi, porque estaba bastante distanciado, se acercaba despacito cada vez más po y cuando ya estaba agarrándome el cuello para hacer esa acción, sentimos unos pasos y yo me giré al toqué como el exorcista.
– Buenos días, cata. - me miró con una cara de decepción - Hola, Vicente.
– ¡Wena Rorro! ¿Cómo la pasaste ayer? - Dijo entusiasmado el vicho - ¿Te agarraste a alguna mina?
– No, no estoy ni ahí con esas weás en todo caso. - Me miró fijamente desde que puso un pie en la cocina - Deseo puro seguir conociendo a una y ella es especial hermano, quiero hacer las cosas bien con ella.
– Daleee, perro. Yo te apoyo po, weón ¿Cómo se llama?
Una tensión gigante se sintió, o por lo menos el Rodrigo y yo la sentimos ya que el Vicente no sabe na de ná.
– Esas cosas me las dejo pa mi po.
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Cuando todos ya estaban despiertos empezamos a ordenar y a hacer el almuerzo, webiamos un rato y la estábamos pasando terrible bien, hasta que mi mai me llamó para irme y yo como niña obediente me empecé a despedir te todos. Iba a esperar al Vicho que estaba en el baño para despedirme de él, pero el Rodrigo se acercó.
– Te podría ir a dejar, después tengo que salir y es cerca de tu casa, no me cuesta nada llevarte.
Me estaba tirando a tentar.
La pensé y La pensé.
Ya si, no tiene nada de malo que me vaya a dejar.
– Bueno.
Me despedí de todos y el Vicho no apareció, estábamos por salir de la casa con el Rorro.
– Chao, cata, chao Rodrigo.
UH.
–Chao, Vicho. - El Rorro le dio la mano, después de unos segundos mi otro amigo se la aceptó - Nos vemos.
Y a mi, sólo me hice un gesto con la mano, ni se molestó en darme un beso en la mejilla.
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Ni al metro con vo | chilensis.
De TodoDonde supero a mi ex y dos minos complican todo mi año de tercero medio