siete.

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Mi cara se desfiguró al toque, además de que me puse roja hasta en el choro po, weón. Miré hacia otro lado y él trataba de buscarme la mirada, me empezó a pedir perdón como si hubiera sido la peor weá del mundo; Aunque era cuático, por la Caro, no era algo por lo cual me mataría.

Yo hablo las cosas tal cual son, así que solté la pepa no más po.

– Te la voy a hacer corta, le llamas la atención a la Caro y yo no quiero meterme en conflictos

Su silencio fue más incómodo que la perra y no sabía qué hacer.

– Ni la conoces, weón ¿Serás leal a alguien que con cuea hablas?

– Rodrigo ¿Que chucha? Ten un poco de sentimiento

— Puta, ya sorry. Deja que me la juegue por ti

No sabía que se le tiene que dar permiso a la gente para que se la jueguen por ti.

Yo no te tengo que dar permiso, perrín. Pero enfrente de ella no hagas nada.

Al irme de ese lugar y empecé a pensar en que realmente no sé si era mejor comentarle a la Caro lo qué pasó o hacerme la weona y me arrepentí un poco de haberle dicho eso al Rorro porque él no tenía la culpa, además de que ha pasado con cuea una semana, no es para tanto.

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Tomé harto igual y la mota se hizo presente en esta noche po y obviamente yo no le diría que no a algo tan hermoso; Mis sentidos ya estaban bastante demacrados por el efecto de la hierva, mis ojos rojos y chinos me ardían y no podría dejar de reírme por todo lo que me decían.

Le di un abrazo a la Cami y ella de la nada hizo un comentario sobre el Rodrigo y me puse terrible nerviosa porque me pasé caleta de rollos, ya que no había escuchado muy bien lo que me dijo.

- ¿Qué?

- Que él Rodrigo está terrible achacado. La Caro trata de hablarle y el weón le da la cortada al tiro po – hizo una pausa mirándolo – y cacha cómo está ahora po, ni se ríe y eso que está volao.

Me dio una weaita en la guata de pensar que quizás estaba así por lo que yo le había dicho y entre el alcohol y marihuana que había en mi cuerpo, sentí la necesidad de escuchar un consejo. Las palabras salieron solitas.

– Cami, weón.  Se podría decir que el Rodrigo se me confesó – Dije entre comillas – Me dijo que le gustaría comerse conmigo y quizás en algún futuro pololear. Yo lo mandé a la chucha, por la Caro ¿Vo creí que esté así por eso que me dije?

Mi amiga abrió los ojos cuático, miró a la Caro, al Rorro y luego a mi.

– Obvio que es por lo que le dijiste po, Cata. – hizo una pausa pensando en qué decir – Y ¿A ti te atrae aunque sea un 1% el Rodrigo?

Obvio que no.

Pero está rico y es simpático.

Pero no me atrae ni un poco.

Aunque me hace reír y estar en confianza.

Pero no siento nada cuando lo veo.

Igual sus ojitos y su sonrisa me hacen sentir en paz.

C T M.

No, weona ¿Cómo se te ocurre? Ni lo conozco.

– ¿Sabís qué? No te creo ni una. Tus ojos brillaban cuando estaban hablando allá - Apuntó el lugar donde se me había confesado - Y te reías todo el rato.

¿Dónde están mis pinches excusas?

Anda a hablar con él, ahora. Yo voy a cachar que le digo a la Caro.

¿Qué, qué, qué, quéee? No.

Después de que prácticamente me lanzó hacia el Rodrigo llegué a él y pensé en como sacarle tema después de como lo había tratado.

– Hola. – dije terrible tímida.

– Hola, Cata.

– ¿Por qué estás así?

Que buena pregunta, catalina.

– Puta no sé, porque nunca me había sentido tan relajado o especial con una mina y cuando por fin me pasó, resulta que su amiga – Hizo comillas – Porque con tres diálogos no sé si se puede llamar amiga ( ) pero el tema es que su amiga me tiene ganas y me trata como las weás por sentir esta weá siendo que no es mi culpa.

– Puta, Rorro sinceramente no sé qué decirte; Nos conocemos hace súper poco, al igual que con la Caro po. Siempre cago todo, no quiero cagar algo que recién empieza ¿cachai?

– Dime si aunque sea tengo una oportunidad.

¿Y qué chucha digo ahora?
¿Tiene alguna oportunidad?

No

Quizás

– Quizás sí.

Ni al metro con vo | chilensis.Where stories live. Discover now