Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Juan 3:19
He escuchado decir muchas veces (En especial a ateos): ¿Cómo podemos creer en un Dios, que ofrece libre albedrío pero que te condena si no haces las cosas a su modo? Bueno, en este tema explicaré un poco de lo que trata el libre albedrío y la condenación eterna.
Si nos centramos en el texto que puse ahí arriba, nos damos cuenta que habla de una luz. Una luz que vino a este mundo con la intención de apartar a la gente de las tinieblas. Pero ¿Qué pasó? Pues que lo hombres prefirieron vivir en las tinieblas porque sus obras eran malas. Y el texto siguiente al versículo 19 dice:
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Juan 3:20
Entonces, la razón para no ir a la luz, que en este caso es Jesús. Es para que sus malas obras no sean reprendidas o corregidas. Y aquí es cuando entra el tema del libre albedrío. Dios nos da una oportunidad para encontrarnos con su luz, encontrarnos con la Salvación traída por medio de su Hijo Jesucristo. Pero somos nosotros quienes decidimos si seguimos esa luz o nos quedamos en las tinieblas. Nosotros decidimos si obedecemos a Dios o a nuestros propios deseos, nuestro propio intelecto y nuestro propio corazón. De eso se trata el libre albedrío, no de si no hacemos las cosas al modo de Dios, seremos enviados al infierno, porque quien se ha encontrado con Cristo sabe que la obediencia es un acto de amor y gratitud a la misericordia y gracia que Dios ha tenido por nosotros.
Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad.
1 Timoteo 2:3-4
Dios no nos quiere condenar. Como se expresa en este texto Dios quiere que todos lleguemos a conocerle, que todos conozcamos su verdad, que todos nos salvemos. Y si Dios es tan Poderoso y tan Grande ¿Por qué no nos lleva al cielo de forma simple y rápida? Pues porque al igual que en un colegio, si tu no estudias, no te sacas buenas calificaciones y flojeas todo el año, no creas que al final lograrás pasar de curso. Hay quienes lo logran, pero con trampas, engañado a los profesores, pero tengan en cuenta que Dios no puede ser engañado.
Así mismo es esto, si no te acercas a Jesús, si no vienes a esa luz y prefieres mil veces vivir haciendo lo que a Dios no le agrada, no creas que él te dejará entrar así como así. Dios quiere cambio, compromiso y sobre todo fe, pero es uno quien decide tener tales cualidades y aún que la vida no te alcance para lograr todas las características que Dios espera de uno, él no te condenará, porque te juzgará según tu esfuerzo y según tu fe. Él verá si preferiste quedarte en las tinieblas o correr a la luz que borra todo pecado, quiebra toda maldad y destruye toda culpa y error. Dios no busca juzgarte, él quiere amarte, restaurarte, perdonarte, sanarte, darte una vida nueva, llena de gozo, paz, bondad, amor, honestidad. Pero es uno quien decide si es ese camino o el otro.
Al igual que la salvación no se consigue por obras. Porque uno puede ser la persona más buena, pero no quiere entregar su vida a la luz, no quiere salir de las tinieblas, ni tampoco quiere dejar sus malos deseos. Porque el no robar, no matar o no hacerle daño a los demás no te hace una buena persona. Y nada hará que seas una buena persona, ni Jesús que era Santo se consideró bueno, sino que dijo: Bueno hay uno, Dios mi Padre (Mateo 19:17a). Para ser aceptado por Dios (Y vuelvo a repetir) Se necesita aceptar esa luz, vivir para esa luz, comprometerse con esa luz, creer en esa luz y sobre todo, amar a esa luz.
Otro ejemplo: las leyes de este mundo. Desde niño uno escucha que robar, matar, violar, etc, etc. Es malo, y la consecuencia de hacer tales cosas es la cárcel. Si terminas en prisión no es culpa de quienes te arrestan, sino tuya por estar haciendo lo malo. Y la Salvación es como si una persona fuera sentenciada a muerte, pero el Juez le ofrece una oportunidad, entregando su vida por él. Pero si esa persona no lo acepta ¿Con qué cara culpas al Juez de tu condenación? Siendo que este te dio una oportunidad pero fuiste tú quien no la quiso aceptar. Eso es el libre albedrío y esa es la condenación. Pero aún hay tiempo, acércate a la luz, deja las tinieblas, enamorate de Dios a tal punto que obedecerle no sea algo pesado, sino algo que hagas con pasión, fervor y deseo. Dios te da una oportunidad de ir a sus brazos para que tengas esa vida que él ofrece, quizá no alejada de los problemas, pero si con el mejor respaldo para enfrentarlos. Dios te ama demasiado y lo que él más quiere es que tú vivas a su lado, para que en la vida próxima estés gozando de sus bendiciones, de su Gloria y de su Eternidad.
Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Juan 3:16-17