Miren, yo vengo pronto, y traigo la recompensa conmigo para pagarle a cada uno según lo que haya hecho.
Apocalipsis 22:12
Durante mis años de creyente y aunque no han sido muchos he oído muchos mensajes sobre la venida de Cristo y en su gran mayoría siempre son mensajes en los que el expositor intenta causar miedo al oyente, con amenazas de que si no te portas bien te irás al infierno, te vas a quedar, etc. Pero creo que hoy en día se ha mal entendido demasiado la verdad de la promesa de su regreso a la tierra, la cual no es una amenaza, sino que la esperanza más grande que podamos tener.
Jesús y los apóstoles vivieron vidas muy desapegadas de este mundo material, es mas dedicaron todo su tiempo a predicar el mensaje divino, el mensaje de gracia de que Dios nos ama a pesar de nuestros pecados y que está dispuesto a perdonarnos si creemos en su mensaje y le aceptamos como nuestro Señor y nuestro salvador. Lo que en realidad les llevaba a tener una vida tan apegada al reino era que tenían la esperanza en él, de que este mundo y las cosas pasan, que nuestro verdadero hogar se encuentra en el cielo junto a nuestro amado Dios, y por eso la pregunta de hoy ¿Estamos viviendo con esperanza en el retorno de Cristo? ¿O vivimos con miedo? Algo tan maravilloso como su regreso no puede ser algo que nos cause miedo, debe causarnos alegría y gozo, pues la promesa es que estaremos en un lugar donde no existirá el dolor, ni el llanto, ni siquiera la muerte, un lugar donde viviremos en eterna paz junto a nuestro amado y junto a millones de personas que tomaron la misma decisión que nosotros, de amarlo y seguirlo fielmente hasta el final.
Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos. Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más»
Apocalipsis 21:3-4
Él será nuestro hogar, él habitará con nosotros y nos consolará de todas las cosas malas que nos habrá tocado vivir aquí en la tierra. Muchos se preguntan ¿Por qué Dios no hace algo con la maldad de este mundo? Pero no entienden que el plan de Dios no es solucionar los problemas de este mundo, sino que sacarnos de él, erradicar la maldad y hacer un mundo nuevo, pero de esto no todos seremos partícipes. Porque el pecado es lo que nos mantiene lejos de Dios, es el pecado la causa de todo el mal en este mundo y Dios ha demostrado su amor y su compromiso con nosotros al enviar a Jesús a morir en una cruz por nuestros pecados para que así nosotros pudiéramos entrar de forma gratuita al trono de la gracia, pero esto es una decisión personal. No es que Dios esté tardando, es que está tomándose el tiempo para rescatar al mayor número de personas posibles, puede que él esté esperando a un familiar tuyo, a un amigo tuyo o incluso a ti mismo, para que le reconozcas como Dios, le aceptes como salvador y le sirvas por amor y no por miedo a un castigo, porque él no va a castigar, sino que a darle a cada uno lo que quiso. Si tu preferiste una vida sin Dios, pues tendrás una eternidad sin él, pero es lo que tu elegiste y no te lo digo para asustarte, sino para que entiendas que la promesa de un cielo maravilloso es para aquellos que quisieron estar con él. Si tu no quieres tener luz tendrás oscuridad, pero aquellos que buscan la luz la tendrán y tenemos la esperanza de una vida eterna bajo una luz que jamás se apagará.
Vivir en santidad no es algo que debemos hacer por miedo tampoco, porque nuevamente la mayoría de los mensajes que escucho sobre la santidad son mensajes que intentan asustarte diciendo "sin santidad nadie verá al Señor" (Inserte voz, música tétrica, truenos y rayos) Y aunque es verdad, no es la forma de verlo. Un día yendo a trabajar en el viaje iba escuchando una canción de Kike Pavón que se llama "Ven Señor Jesús". La alabanza hablaba de la santidad en tanto esperamos la venida de Cristo, y gran parte del día me quedé pensando en lo que era la santidad. A la noche tenía Iglesia y quien daría el mensaje era una hermana amiga de los pastores que venía de afuera, ha sido uno de los mejores mensajes que he escuchado sobre la santidad. Ella hablaba de las bodas y como las mujeres suelen ser muy detallistas con todo, quieren que todo salga perfecto, que no haya ni una arruga en su vestido y muchas veces nosotros en nuestra vida cristiana no somos así, porque no nos preocupamos de cada detalle, muchas veces creemos que con ir a la Iglesia y cantar bonito es suficiente. Pero nosotros debemos tomar la actitud de la futura esposa que se preocupa hasta por el más mínimo detalle, ellas quieren estar lo más radiantes posibles para el novio y así nosotros debemos estar lo más limpios posible para nuestro amado el día que regrese, pero no por miedo, porque dentro de un buen matrimonio la esposa no busca lucir bien para su esposo por miedo a que este le haga algo, lo hace simplemente porque lo ama, de la misma manera debemos buscar la santidad no por miedo a un castigo, sino por amor a nuestro Papá que ha dado todo para que nosotros pudiéramos ser salvados de las consecuencias de nuestros pecados. No esperemos con miedo, esperemos con amor, esperemos con esperanza.
Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida.
Apocalipsis 22:14
Tenemos una esperanza y un trabajo por hacer, anunciar este mensaje a la mayor cantidad de personas posibles, ya que el regalo es para todos, esto me recuerda a una de las parábolas de Jesús en la que hablaba de una boda (Mateo 22:1-10) En la cual el rey manda a sus sirvientes a invitar a todo aquel que encuentren en el camino, después de que sus invitados principales no aceptaron la invitación. Hoy nosotros hemos recibido esa invitación y lo más glorioso es que somos la novia, la Iglesia es la novia y como tal debemos esperar al novio y prepararnos para estar lo más presentables delante de él. Por amor, no por miedo porque él nos ha libertado del miedo, ha quitado todo temor y pagó por el castigo que nosotros merecíamos, ya no hay nada que temer y todo por esperar, todo lo bueno y lo justo que viene de él, de su amor, de su ternura, de su majestad. Esperemos al Rey con esperanza de estar en el cielo, adorando junto a millones de ángeles, cantando a una sola voz:
Bendición y honor y gloria y poder
le pertenecen a aquel que está sentado en el trono
y al Cordero por siempre y para siempre
Apocalipsis 5:13
Dios ha hecho todo para que podamos estar con él, vivamos esperándolo con esperanza, hagamos lo bueno no para ganarnos el cielo, sino porque ya lo tenemos, porque él ha pagado el precio. Hagamos el bien por amor a él y por gratitud a lo que ha hecho, hagamos el bien porque otros también necesitan conocer a Jesús por medio de nuestras obras, porque otros necesitan de su amor, porque otros necesitan de su gracia, esto es para todos. Dios es grandioso, vivamos expectantes de las cosas bellas que veremos allá en el cielo. Ayer en mi Iglesia vivimos un tiempo muy hermoso, estábamos todos juntos adorando a Dios y se oía muy hermoso, el sonido de nuestras voces juntas, era simplemente maravilloso y mientras escuchaba a mis hermanos adorar, pensaba en esa majestuosa adoración celestial, en la cual estarán personas de cada tribu, lengua y nación, todos unidos a una sola voz, junto a millares de ángeles, todos dispuestos a adorar a Dios, todos dispuestos a rendirnos delante de él, todos dispuesto a amarlo, exaltarlo y glorificar su nombre. A él sea la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos, Amén.
No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy. Y ustedes conocen el camino que lleva adonde voy.
Juan 14:1-4
