Capítulo 7.

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La cabeza iba a estallar. La luz era tan fuerte, que la cabeza le retumbaba al ritmo de su corazón. Su estómago estaba revuelto y sentía que vomitaría tan pronto como se moviera. No necesitaba mirar a ningún lado para reconocer el olor del perfume de Zayn. Olía fuerte y contundente. A Louis le encantaba.

Se sentó con cuidado y se sostuvo la cabeza, esperando a que sus ojos enfocasen lo suficiente para esclarecer lo que pasaba en la habitación. Paulatinamente, consiguió recuperar la visión y las arcadas que arremetían contra su estómago bajaron su ímpetu.

Logró reconocer el cuerpo moreno de Zayn sobre un colchón con sábanas de Barbie, dormido y roncando. Dio la vuelta y encontró a Niall, esparramado, usando más de la mitad de la cama donde estaba. Louis estaba acurrucado en una esquina, a punto de caer.

Se paró de la cama y caminó con cuidado hacia el baño del cuarto. Louis sólo había entrado a aquella habitación una vez, cuando Zayn había llegado a la ciudad y su madre lo había invitado a hacer pastelitos. Louis se había manchado la camisa y Zayn le hizo subir, entrar al baño, tomar un baño y ponerse una muda de ropa que no era para nada su talla de lo larga que era. Zayn nunca usaba ropa a su altura.

Se lavó la cara e intentó arreglar su cabello, que estaba como un nido de colibríes, levantado y enmarañado. Escuchó puertas deslizarse, zapatos caer, pasos y, al final, una puerta cerrada a un golpe. Louis no sabía qué esperar, pero intentó arreglar su ropa y salió del cuarto, viendo el colchón enrollado, 30 dólares sobre las cobijas y a Niall al borde de caer de la cama. ¿Qué demonios?

(...)

Harry estaba asustado. Su cabeza no dejaba de conjeturar entre cientos de escenarios con respecto a Louis. ¿Y si no recordaba lo que pasaba? ¿Y si lo recordaba? ¿Había cambiado algo? ¿Estaba bien? ¿Ya habría notado el tatuaje en su brazo? ¿Le hablaría en la escuela? ¿Le enviaría algún mensaje? ¿Debía hacerlo él?

Se frotó la cara y tiró de su cabello fuera de su rostro. Sarah roncaba desde su sofá y se extendía a lo largo de este. La cabeza le colgaba del reposabrazos y su mano tocaba el suelo. Ahora que lo pensaba, era una larguirucha, desgarbada y desorganizada cuando estaba con la guardia baja.

Se levantó de la silla, guardó su teléfono en el bolsillo, tomó sus llaves, su billetera y salió de su hogar.

Las calles de Londres estaban desiertas y frías, llenas de hojas por el inicio prematuro del otoño. Repasó cada persona que pasaba y sopesó la idea de llamar a Lenny, de despertarla a las 10am para tener una conversación con un idiota como él. Sin embargo, cuando sus pensamientos se trasladaron de nuevo al pequeño Tomlinson, Harry supo que era imposible y decidió llamarla, aunque corriera el peligro de ser robado frente a su casa.

(...)

Louis estaba sobre el sofá, peinando el cabello de la mamá de Zayn, mientras ella le contaba la historia de la novela que presentaban. Últimamente, las novelas árabes estaban en furor y ella, como buena ama de casa, no se perdía ni un solo capítulo. Niall había despertado, vomitado en el baño y luego se despidió con un leve movimiento de mano. Trisha le había ofrecido la posibilidad de quedarse mientras arreglaba los problemas con su madre y la situación que pasaba en casa. Le estaba brindando un espacio para escapar de todo el dolor que contraía esos días.

Zayn no llegó hasta que terminaron de ver las 3 novelas del día, casi a la hora de la cena, con una bolsa de Subway en la mano y arrastraba sus pies como si nada, haciendo fuertes ruidos y sin mediar una palabra mientras se metía a su cuarto.

Profesor (L.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora