Capítulo 8.

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Louis no puede creer lo rápido que pasan los días. No ha pasado más que una semana y ya tiene el triple de ideas en su cabeza. Louis lo ha pasado muy bien en casa de Zayn. Niall no dejaba de hablar bien sobre Mark, aunque no hubiesen vuelto a hablarse. Y, para su sorpresa, Harry había sido muy bueno con él.Comían juntos en los descansos del primer periodo, se encontraban en la biblioteca para leer juntos y, a veces, se sentaban al fondo del auditorio a escuchar canciones de Queen, solos, uno sentado junto al otro, mirando el frente, callados.

Por su parte, Harry había encontrado alguien que le gustara oír sus historias del mundo, que compartiera su gusto por la música francesa. Harry encontró mucho más que una pareja en Louis. Harry encontró un incondicional en Louis.
Louis se encontraba con Zayn en el almuerzo esporádicamente, a veces él prefería leer en la biblioteca o simplemente no aparecer en la escuela porque era más genial estar en casa.

Louis sólo le decía que no se podría graduar si seguía faltando tan seguido.
Louis jugó con el pitillo de su jugo de fresa y miró Harry con una corta sonrisa. Era increíble comparar las situaciones que estaban pasando antes y ahora.

-¿Qué estás pensando?-Louis sólo  se sonrojó y negó con la cabeza y, en cambio, le tendió la pequeña tacita llena de fresas a él.

Harry tomó unas cuantas y las comió, mientras Louis le miraba taciturno, casi nunca sabía cuál era el objeto de esa inquisitoria. A Harry le vino a la mente la imagen de Louis negando mil veces con la cabeza antes de pronunciar un discurso con voz quebrada y manos temblorosas.

-Es tan molesto c-como tener una mascota, n-nunca me deja en paz y si-siempre está olvidando que siento al igual que usted, pero me dijiste la verdad y me pediste perdón, y-y lo valoro. Creo definitivamente que podemos ser civilizados y soportarnos.

Harry, como era obvio, lo tomó en un abrazo, que Louis correspondió de la manera más incómoda y luego se fue a clases. Por su parte, a Louis le costó demasiado construir las primeras 3 palabras de aquel discurso. Le temblaban las manos y no podía mantenerse en pie de nerviosismo.
Sin embargo, un peso grande bajó de sus hombros en cuanto logró decirlo y se felicitó por no balbucear y fallar como generalmente lo hacía.

Harry, por su lado, se sentía agradecido de no tener que alejarse de Louis. Su cuerpo tenía una sensación similar a la de un síndrome de abstinencia. Sus manos temblaban, no podría hacer más que llorar, los pies se sentían pesados y los días pasaban lo suficientemente rápido para que no sintiera la diferencia entre el día, la noche, el frío o el calor.

Harry no sentía nada cuando no estaba con Louis, era como si su cuerpo se apagara y no volviera a encenderse hasta que veían al pequeño en su lugar.
A Harry le obsesionaba el parpadeo nervioso, el batir de sus pestañas cuando estaba feliz, las manos nerviosas, las piernas torneadas, la cintura pequeña. A Harry, por encima de todo, le obsesionaba el aire de pureza que rondaba alrededor de su pequeño alumno.

(...)

Esta vez, Louis no caminaba con Niall, sino con Zayn. Iban de la mano, mientras el moreno se quejaba por teléfono con alguien, en un idioma que Louis no lograba reconocer. Por su lado, él oía las canciones que Niall había descargado para su próximo viaje juntos. Se soltó la mano y le dijo en voz baja que fuera a casa, que él debía ir a su casa a buscar sus cosas. Zayn se ofreció a ir. Louis le dio sus llaves y siguió su camino a casa.

Estaba confundido, no podía dejar de darle vueltas a la serie de escapes que llevaba Zayn a lo largo de la semana. Escapaba de su cama, en plena tarde, de clases, nunca a la misma hora. Cada vez las conjeturas se volvían más extrañas y revoltosas. Había llegado, incluso, a la conclusión de que era parte del Estado Islámico y preparaba un atentado en la escuela. Estaba enloqueciendo.

(...)

Harry estaba sentado junto a Michael, mientras veían a Lenny tocar en el ensayo de la filarmónica. Lenny había decidido que quería su cabello azul hacía menos de dos días y no se había equivocado cuando dijo que se vería preciosa.

​-Entonces, le dijiste todo.

​-Sí, intenté ser tan sincero como pude. Fue algo duro. Supongo que pudo ser mejor.

​-Siempre pudo ser mejor. Sin embargo, mientras ella haya aceptado tus disculpas, supongo que irá bien.

​-Supongo.

Harry mareaba disco de vinilo que bailaba sobre un mesón de madera caoba, mientras marcaba el ritmo de lo que tocaban en la sala con el pie. Lenny terminó casi una hora más tarde. En cuanto salió por la puerta, tomada del brazo de una rubia de casi 2 metros de altura, ambos se levantaron. Michael recibió las cosas de la morena y Harry se encaminó con ella hacia un salón vacío al fondo del pasillo de la facultad de música.

​-Tenemos 5 minutos, antes de que Michael arme una escena de celos. ¿Cómo se lo tomó?

​-Mejor de lo que esperaba.

​-¿Te sientes mejor?

​-Un poco. Aún me cuesta verlo y no querer atacarlo a besos.

​-Mejorarás con el tiempo. Me alegra que lo hicieras. Demostraste los huevos que te faltaban. Ni siquiera pensé que te lo pensarías.

Lenny le dio un golpe juguetón en el brazo y besó su mejilla. Harry la estrechó entre sus brazos y le pidió verse más adelante. Lenny aceptó gustosa y huyó por un complejo de pasillos y corredores interminables. Harry estaba casi levitando de sólo pensar en lo bien que iban las cosas con Louis. Era como si ya no faltara nada en su vida.

(...)

Zayn no llegó hasta las 11 de la noche. Louis lo esperaba, acurrucado en la cama, tiritando de frío. Se descalzó con pereza y se desvistió, caminando con pasos lentos hacia la cama. Se tendió junto a Louis y lo abrazó, lo que significó una onda de calor alrededor del cuerpo del pequeño.

​-Vi a tu madre.

​-¿Q-qué te di-dijo?

Zayn besó su cabeza y le arrulló entre sus brazos.

​-Quiere verte.

​-Oh.

Louis tiritó. No por frío, más por miedo, más por nervios. No estaba listo para ver a su madre, ni tampoco para mantener una conversación completa con ella sin echarse a llorar.

​-No dejaré que te haga nada malo, bebé. Ven aquí. Todo irá muy bien, mi amor.
Zayn le dio la vuelta y lo abrazó contra sí.

Louis se aferró a los hombros del moreno y sollozó contra su cuello hasta que le faltó el aire y, por consecuencia, cayó dormido entre aquellos cálidos brazos.
Louis estaba más que perdido.




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-Walker.

Profesor (L.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora