Capítulo 14.

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Primero que todo, quiero pedirles disculpas por la tardanza, ya salí de la escuela así que tendré más tiempo para escribirles.

[....]

Louis estaba sentado junto a Lenny, que tomaba su mano como si fuera una de esas pelotitas para el estrés. Arraigaba sus uñas contra su piel canela y sabía que pronto iba a tener fuertes marcas en el dorso de su mano. La enfermera estaba poniendo el gel para ultrasonido sobre su estómago, que ya estaba suavemente hinchado, y ella respiraba erráticamente, debido a los nervios que erizaban su piel.

-Lenny.

-eh... si, Louis. Dime.

-Lenny, habla conmigo. Es una ecografía, no van a matarte.

Ella asintió, poco convencida de sus palabras, pero se dedicó a llevar su mente a otro lugar.

-Louis.

-Dime.

-Has estado saliendo mucho con Harry.

-Sí, eh... él me ha llevado y traído a casa esta semana.

Louis no quería hacerlo, pero se sonrojó contra todo principio y libertad que gritaba su interior.

-Louis.

-¿Sí?

-¿A ti te gusta Harry?-Louis soltó una dulce risa, que ocultaba una suave duda que se hacía campo en su corazón.

-No, Lenny, ¿por qué piensas eso?
Lenny le miraba con unos ojos amplios y curiosos, que se había olvidado de la mujer que pasaba el ultrasonido por su estómago.

-No sé, es que son tan lindos juntos... sólo era una pregunta, Lou.

-Está bien, entiendo.

La enfermera, por su parte, no podía evitar sonreír ampliamente.
​-Chicos, creo que he encontrado el bebé.

[....]

​-Es bastante complejo, Harry. Tú y yo sabemos que, en este instante, nos estamos jugando el empleo. En mi caso, yo tuve la ventaja de la edad y que Lenny es una chica de decisiones radicales, que es suficientemente mayor para entender las consecuencias a fondo, porque su vida fue así y porque, por encima de todo, ella ya estaba en la universidad, finalizando sus estudios. Sin embargo, luchar también se hizo difícil y trabajar por construir confianza con un alumno se vuelve duro. Harry, si es realmente lo que tú quieres para el resto de tu vida, no pares de buscar por él. No obstante, no te lances de la nada si sabes que puede ser pasajero y que no le gustas.

Harry dio un largo trago a su cerveza, observando la bonita vista del Támesis, que corría en su caudal frente a ellos.

-El problema es que yo no sé si le atraigo o no. ¿Qué pasa si no? Es decir, yo lo he besado y...

-Espera ¿es un chico?

-Sí ¿hay algo malo en eso?

-No. Sin embargo, como lo describió Lenny, tenía pintado en la frente que era una chica.

-Oh...Bueno, sí. Pero el caso es que de verdad me gusta. Al inicio, fue difícil separar al maestro demandante y exigente del hombre que se sentía atraído por él, y sé que lo asusté de maneras crueles con esas acciones. Ahora no es así, ahora hago parte de su vida, una pequeña parte, pero es igual de importante para mí. Le llevo y le traigo cuando lo necesita, intento estar para él cuando me lo pide... Yo de verdad no sé si pueda dar un paso.

-Te lo digo, no es tiempo de dar ese paso. Entérate primero de él, de su vida, deja que él entienda que eres de confianza y que sólo quieres cuidar de él. Conócelo, entiende sus gustos y disgustos, lo que quiere y lo que no. No tomes las cosas a la ligera, espera un poco. En este caso, el tiempo es tu aliado, no tu enemigo. Aunque te mueras de ganas de tomarlo en brazos y adorarlo, vas a ver que, con tiempo, las cosas se van a dar de verdad.

En ese momento, Harry asintió, por lo que Michael dio por sentado que el tema se cerraba. Sin embargo, Harry lo sopesó en cada segundo de su día, tanto así que olvidó contestar sus llamadas o revisar sus mensajes.

(...)
Terminada la semana, mientras Louis recogía sus cosas, Harry le envió un mensaje donde lo invitaba a salir en la noche, a ir a bailar y tomar algo, ya que se iba de la ciudad hasta la semana siguiente. Louis, por supuesto, accedió a la petición de su maestro y, por esa razón, justo ahora estaba al borde del llanto, mientras Niall le habla al teléfono, intentando calmar sus nervios. Harry tenía 5 minutos de retraso y él estaba por tirar por la borda su salida.

​-Louis, va a estar bien.

​-Niall, lo sé. ¡Pero está llegando tarde!
​-¡Son 5 minutos, Louis! ¿Has pensado que esta es una hora difícil para estar en auto?

​-Yo...

Louis no tuvo que aceptar su error ni hacer ningún comentario, porque la bocina del auto de su maestro sonó a todo tope en ese instante, y lo agradeció mientras se despedía de Niall, de su madre y del novio de su madre.

(...)

Louis estaba disfrutando especialmente el ambiente. A él no le gustaba mucho salir, pero las personas que bailaban, cantaban y reían, la música latina que retumbaba contra las coloridas paredes y la peculiar forma en que se movían a su alrededor, con caderas rozando y hombros en movimiento. El vaivén y la familiaridad a su alrededor era acogedora. Sin embargo, lo que más le llenaba, era la manera en que Harry bailaba con él, cómo reía con las personas a su alrededor, esa mirada orgullosa al presentarlo y su ronca voz cantando contra su oído aquellas palabras en un idioma desconocido.

​-Qué locura enamorarme yo de ti. Qué locura fue fijarme justo en ti. Y en silencio yo te quiero y tu amor tiene otro dueño.

​-Harry.

​-¿Sí?

​-Tienes una voz muy, muy bonita.

Harry le hizo dar una vuelta sobre su lugar y le apegó a su tórax, balanceándose de espaldas al ritmo de aquella canción. Louis estaba impregnado del aroma de Harry y del dulce olor de la margarita que estuvieron tomando al inicio de la noche. Louis no iba a aceptarlo, pero las grandes manos de Harry le hacían cosquillas cuando se movían dentro de su camisa, jugando con sus caderas, al tiempo que Harry no aceptaría que estaba amando cada segundo que Louis le regalaba a su lado y que por eso no había tomado nada fuerte, para recordar cada toque y cada balanceo de su compañero nocturno.

​-Lou-Lou.

​-Dime.

​-Esta canción y nos vamos.

Cumplieron.
Cuando la canción terminó, Harry pagó la cuenta y tiró de Louis hacia el estacionamiento. Ambos fueron en el auto, tarareando cada canción en la radio.

No obstante, no cumplieron el cometido de ir a casa temprano, Louis simplemente trepó al regazo de su maestro y se abrazó a su cuello cuando estuvieron frente a su puerta y, para sorpresa de ambos, inició un suave jugueteo de labios que les llevó hasta casi la madrugada, donde Louis escapó como Cenicienta, riendo como el pequeño adolescente que era, mientras abría la puerta de su casa y se adentraba a pasos torpes, interrumpidos por la luz encendida en su cocina.

​-Louis, debemos hablar.

[....]

Hola bebés, no nos maten por dejarlo así jsjs, lxs amamos.
Bueno, perdón por el retraso pero es que su editora andaba de fiesta porque ya se graduó, estoy tan orgullosa de mi bebé, deberían de estarlo ustedes también ok.
Bueno, espero que lo hayan disfrutado, comenten, voten y sigan apoyando la historia. Si quieren dedicación sólo pídanla bebés.

-Walker.

Profesor (L.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora