Todo influye. Hay acciones. Hay consecuencias.
Cada capítulo es una historia, y Eylem tiene muchas que contar.
La vida es dura, eso es algo que todos sabemos. Pero... ¿hasta qué punto un par de letras pueden hacerte sangrar? Esta es una hemorragia...
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Abrí mis ojos e inhalé fuerte. Mis puños hacia adelante golpeaban una oscuridad sofocante, mis pies estaban inmóviles y quería gritar. Pero no grité. Y no grité porque gritar es peligroso; y se supone que lo peligroso no se hace, ¿no?. Pero de pronto las puertas de madera en las que mis puños habían garabateado hasta sangrar se abrieron y una luz intensa me hizo cerrar los ojos. Unas manos me agarraron y me empujaron; el suelo me recibió duro y frío y yo apenas sabía donde estaba, aunque en realidad nunca lo supe del todo. Cerré los ojos esperando los golpes; pero nunca llegaron. En cambio de eso, el par de brazos sostenía mi celular frente a mí y me pedía a gritos algún número a quien llamar; pero la verdad es que no se me ocurría nadie. Cerré los ojos y navegué por las aguas de mi mente buscando algún nombre. Necesitaban dinero, así que tenía que ser inteligente.
En un momento preciso, antes de que un puño aterrizara en mi cara por tardar en responder, corrí mi cabeza hacia un lado y lo agarré al vuelo. No sé como hice para tener la rapidez, o siquiera la fuerza para realizar aquella maniobra; pero lo que si se bien es que sentí sus dedos crujir bajo los míos y que pude oír un grito y pasos; y antes de que venga su compañero, grité fuerte: "¡Oscar Torres!"
Y se detuvo.
Esperó un segundo.
Y marcó.
El tono de espera sonaba y yo rezaba porque contesten, o porque sí. En realidad no estaba seguro de por qué exactamente estaba rezando, pero lo hacía. Y una voz dulce respondió:
"¿Hola?"
Y no era él, sino su esposa. Y fué el segundo "hola" más lindo que escuché en toda mi vida (recuérdenme contarles sobre el primero).
- Tenemos a un chico, se llama Arga
- ¿Arga? ¿pasó algo? - pude reconocer la preocupación a través del altavoz
- Lo tenemos secuestrado, necesitamos la recompensa antes de mañana.
- ¡Voy a llamar a la policía! Más te vale que esto sea un chiste de mal gusto.
- No lo es, si quiere puede llamar; pero no va a poder encontrarnos. Sabemos evadir las cámaras de seguridad y desactivamos el gps de Arga. Además, si nos enteramos de que usted llamó, vamos a asesinarlo.
- ¿Cómo sé que lo tienen ahí? Necesito escucharlo - demandó.
El hombre que sostenía mi celular me miró de golpe, como diciéndome que hable.
- ¿Señora Torres? - Cada sílaba que pronunciaba era como lava ardiendo sobre mi garganta
- ¿Arga? Ya te dije que podés decirme Mariana. Tu voz... ¿Estás bien?
- ¿En serio o mentira? Necesito ayuda, ellos quieren una recompensa y no sabía quién recurrir
- Está bien, te creo. Ahora necesito hablar con ellos. Estoy en altavoz, ¿cierto? ¿cuanto quieren? - y aún a través de aquel aparato pude sentir su respiración agitada y su voz temblorosa.
- Diez mil pesos. En el parque Sarmiento. Al lado de uno de los fogones hay un contenedor de basura vacío. Lleve el dinero y media hora después, su hijo va a estar en el mismo lugar.
- Está bien. Ojalá fuera mi hijo - suspiró antes de cortar.
«Ojalá» , pensé.
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Unos chillidos agudos y desgarradores me despertaron. Miré el reloj: eran las tres y media de la madrugada. Me levanté rápido y fui corriendo hacia la habitación de donde provenían. Al llegar, me encontré a Zoe enroscada entre las sábanas y pataleando como una loca. Intenté despertarla, pero no podía; así que simplemente me limité a abrazarla por la cabeza hasta que se calme, y lo hizo. Me quedé observando en silencio su rostro angelical al recobrar la paz nuevamente y me di cuenta de que tal vez la perfección no existía, o que tal vez no sea muy creyente del amor; pero al ver a mi hermana mayor sentía todo lo contrario. Ella era mi heroína desde siempre, y prometí convertirme en héroe por ella. Quería que se sintiera orgullosa.
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Hola a tod@s!! Nos estuvimos retrasando un poco con los capítulos ; pero acá está al fin!!! Esperamos que les guste ;)
