♕VI♕

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Athenea entonces pudo darse cuenta de lo celosa que se había puesto Melania apenas había visto que la real presencia del príncipe era acompañada por la suya. La supuesta prometida del príncipe era todo lo opuesto a ella: su personalidad era formal, refinada y elegante. No le gustaban las cosas bruscas y varoniles, al igual que Andrea. Sin embargo el príncipe afirmaba que no estaba dispuesto a contraer matrimonio con la mencionada.

Las características físicas de Melania eran las típicas de princesas de cuentos de hadas; rubia, cabello lacio y largo, de piel blanca y de ojos azules. Se trataba sin duda alguna de una princesa cliché.

—¡He aquí el príncipe Andrea y su caballero oficial, Athenea Wildmass!—Anunció el Rey desde la punta más alta del salón, acompañado de la Reina. 

Andrea y Athenea caminaban a la par, mientras que todas las personas presentes les abrían paso poco a poco. Continuaron hasta donde se encontraban Su Majestad El Rey y La Reina. Adolfo pidió hacer silencio y escuchar lo que tenían que decir.

—Buenas noches, damas y caballeros—anunció El Rey—, me complace contar con la presencia de cada uno de ustedes esta noche. Hoy, como saben, estamos aquí para celebrar un hecho importante.

—¡Así es!—interrumpió La Reina exaltada, poniéndose de pie—Y es que hoy ha sido escogido el caballero oficial del único príncipe con el que cuenta nuestro reino, el príncipe Andrea. Por favor, prosiga.—Le indicó a su hijo.

—Efectivamente, como afirma La Reina, hoy ha sido elegido, o más bien elegida mi caballero oficial. Se trata de nada más y nada menos que de la mejor caballero de la guardia real, Athenea Wildmass.—El príncipe sonrió, observándola.

Todos los presentes quedaron atónitos al escuchar tales palabras. ¡En a guardia real había una mujer! Esa sin duda alguna era una novedad algo diferente. Por un lado se veía bien visto por la gente, pero por el otro parecía casi un pecado.

¿Pero por qué tienen que armar tanto escándalo por el hecho de que me hayan escogido como la caballero oficial del príncipe?—Pensaba Athenea, sin entender la conmoción.

Por su parte, la expresión facial de Melania no tenía precio. Trataba de disimular que se sentía indignada, pero desafortunadamente le era imposible.

El Rey les comentaba a los invitados acerca de la destreza, habilidad y fortaleza de Wildmass, pero infortunadamente Melania tuvo que iniciar un verdadero escándalo. Si no fuera por el hecho de que era la prometida del príncipe, ya la hubiesen sacado de la sala real.

—¡Inaudito! ¡Es simplemente inaudito el hecho de saber que en la guardia real hay una fémina!—Gritó la supuesta prometida del príncipe a la vez que se aproximaba al frente, en donde Andrea se encontraba junto con Athenea. Se entrometió entre esta y el príncipe, quedando en el medio de los dos—. ¿Cómo es posible que la figura tan fina, elegante y refinada de una mujer se vea rebajada a una figura tan varonil, tosca y ruda como lo es la de Wildmass? ¡No pienso soportar que a mi prometido lo proteja una mujer así!—Exclamó taconeando el suelo. Su peinado, debido al berrinche, se había arruinado un poco.

El príncipe estaba a punto de reclamarle por tal comportamiento a Melania, pero Athenea le replicó en su lugar.

—Primero, para mí es un orgullo ser la primera mujer que se ha unido a la guardia real de caballeros del palacio, así que no es un hecho inaudito como tú bien declaras. Segundo, ¿quién dijo que las mujeres estamos obligadas a seguir un estereotipo tan clásico como lo es ser refinada y elegante? Nosotras somos libres de decidir cómo queremos ser. Ése es mi ideal. Tercero, ¿tienes alguna idea de por qué suelo ser brusca, tosca y ruda? Oh, cierto, se me olvidó el hecho de que estoy hablando con una persona ignorante.—Al decir esto, le hirvió la sangre a Melania—. Mi madre falleció cuando tenía apenas seis años de vida...y mi padre se suicidó cuando supo que tendría una hija. El caso es que tuve que sobrevivir y cuidarme por mi cuenta en la pequeña casita que tenía en medio de pleno bosque. Y por último, si no estás de acuerdo con que "una persona como yo" proteja a tu prometido, deberías hablar con sus padres.—Finalizó, manteniendo su compostura seria ante tal situación—. Aunque sinceramente no creo que vayan a escucharte después de tal comportamiento.—Añadió.

Después de semejante respuesta, todos los presentes—incluyendo al príncipe, claro—aplaudieron a Athenea, pues había respondido mejor de lo que todos esperaban.

Melania había quedado muy mal ante todos, haciendo así que sus posibilidades de contraer matrimonio con el príncipe disminuyeran considerablemente. Esta se quedó en silencio ante la réplica de Athenea, pues la había humillado por completo. Indignada se bajó del pequeño "escenario" y se retiró del salón, sin ninguna compañía. Nadie la detuvo, ni siquiera El Rey o La Reina.

Posteriormente, la realeza pidió disculpas a los invitados por haber tenido que presenciar algo como lo que había sucedido. Colocaron un vals para distraerlos un poco, mientras las importantes figuras se disculpaban en privado con Athenea.

—No hallo palabras para poder disculparme contigo.—Manifestó Andrea, avergonzado. Abruptamente dejó de ser tan formal con ella, y por alguna razón la empezó a tratar de . Esto le sorprendió a Athenea, nunca pensó que Andrea le tendría tanta confianza en tan poco tiempo, sin embargo, decidió no mencionarlo—. Por otro lado, me impresionó cómo mantuviste tu compostura ante el comportamiento de Melania.

—Tenía que callarla, su actuación no fue para nada agradable.—Declaró Athenea, frunciendo un poco el ceño.

—El comportamiento de Melania ha sido sencillamente inaceptable.—El Rey se encontraba aún disgustado—. Mis más sinceras disculpas.—Para Athenea era realmente impresionante escuchar unas disculpas tan genuinas por parte del Rey.

—No se preocupe Su Majestad, la gente ignorante no tiene remedio.—Rió Wildmass.

—Estoy de acuerdo con ustedes, Melania no se ha comportado bien, pero no hay necesidad de etiquetarla como ignorante.—Aclaró La Reina, algo fastidiada.

—Perdóneme, Su Majestad.—Athenea se disculpó, aunque sabía que estaba en todo su derecho de llamarla como tal.

Esta Vez Ella es el Caballero y Él es la Princesa (EN RECONSTRUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora