♕VII♕

56 13 5
                                    

—No le hagas caso alguno a mi madre, ella defiende a como dé lugar a Melania ya que está fascinada con la idea de nuestro matrimonio.—Le comentaba Andrea a su caballero mientras ambos se bajaban del supuesto escenario. Todavía ni Andrea sabía por qué había empezado a hablar de una manera tan informal de repente con Athenea.

—¿Qué me dices de tu padre?—La caballero le preguntó, intrigada.

—Digamos que él no está tan complacido con esa chica, pero tan poco confía en mi hasta el punto de dejar que encuentre la siguiente sucesora al trono por mi cuenta.—Informó Andrea, preocupado—. Y, hablando de padres, siento que tuvieras que mencionar ese trágico hecho en frente de todo el mundo.

—No te preocupes, tuve que hacerlo...aunque tengo que admitir que me dolió decirlo en voz alta después de tanto tiempo.—La chica curveó las cejas, en señal de tristeza.

Andrea no sabía cómo consolarla, hasta que oyó la música de fondo, el vals que se repetía una y otra vez, así que solo decidió alejarle tal pena de la mente.

—¿Mi caballero, me haría el favor de bailar esta pieza conmigo?—Le propuso el príncipe mientras que tomaba la mano de Athenea y se inclinaba ante ella. La pobre chica no sabía cómo reaccionar: ¡nunca había bailado! Además, ¿se le tenía permitido bailar con el príncipe? La situación era realmente confusa para ella. Todos los que a su alrededor se encontraban dejaron de hacer lo que hacían para observar tal hecho irónico: un príncipe bailando al clásico vals con su caballero. 

Wildmass se encontraba potencialmente nerviosa. Nunca en su vida había escuchado la composición musical que se oía de fondo, y la idea de que todos la observaran no era muy prometedora que digamos.

—¿Andrea, qué haces? Esto sería inapropiado..—Era la primera vez que Athenea lo llamaba por su primer nombre, hecho el cual sabía que sería merecedor de un regaño por parte del príncipe. Susurró las palabras, para evitar quedar avergonzada ante todas esas importantes personas.

—Vamos, te prometo que no te arrepentirás.—Declaró el príncipe con una sonrisa que emanaba confianza.

La caballero, vacilante, accedió a la solicitud de Andrea asintiendo levemente. Desafortunadamente para ella, El Rey se percató de lo que ambos intentaron hacer y armó todo un escenario digno de aquello.

—¡Pero miren nada más! ¡Presten atención todos, que Príncipe y Caballero bailarán a la par del vals!—Anunció con voz firme, la cual resonó en toda la estructura.

No podría tener un jefe más ruidoso—Pensó la pobre chica mientras que se lamentaba en silencio.

Andrea colocó su mano izquierda en la cintura de Athenea, sin agobiarla, por supuesto. Tomó con sutileza su mano derecha y se la colocó en su hombro, así demostrándole qué posiciones deben adaptar tanto hombre como mujer al bailar este género de música. Esto la colocó aún más nerviosa, peor no se atrevió a pronunciar una sola queja.

—¿Solo sigue mis pasos, de acuerdo?—Le susurró el príncipe, de nuevo sonriendo. Ella nuevamente asintió.

Aquél joven parecía todo un experto en el vals, pues danzaba al ritmo armónico tal y cual. En cambio, Athenea era todo lo opuesto, pues lo pisaba a cada rato.

A las personas que observaban tal acto les causaba gracia que su caballero no supiera cómo bailar algo tan básico como lo era el vals, así que se podían oír de manera nítida las risas y burlas por parte de los espectadores. Wildmass pudo notar esto, y decidida siguió como pudo el compás de la melodía.

—Vaya, esto no es tan complicado después de todo.—Admitió la joven después de que por fin estaba logrando dominar el baile.

Mientras que ambos se apoderaban de la atención de todos los presentes, Athenea se tomó unos breves segundos para mirar de cerca el rostro del príncipe. Ciertamente, las facciones de su cara pertenecían a la familia real, y rezaba porque ella fuese capaz de proteger a una persona tan impresionante como Andrea lo era. 

—¿Lo ves? Te dije que siguieras mis pasos.—Reiteró Andrea, de nuevo sonriendo.

Tanto Príncipe como Caballero bailaban en armonía a lo largo del ancho salón, mientras que la gente presenciaba su danza con gran admiro.

Esta Vez Ella es el Caballero y Él es la Princesa (EN RECONSTRUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora