En el momento en que Athenea vió a Wyn caer bruscamente al suelo debido a la patada que le había lanzado, sintió una mezcla de emociones: aliviada por un lado, dado a que probablemente ya no la volvería a lastimar. Al mismo tiempo, podía sentirse culpable por haber lastimado a su valioso amigo de aquella manera.
—¿Qué es lo que debería hacer ahora..?—Athenea se preguntó, confundida y encerrada en sus pensamientos.
Un golpe excepcionalmente fuerte en el estómago la despertó de su trance, dificultándole respirar momentáneamente. Aún así, Wildmass no cayó al piso. Se mantuvo apoyada en su rodilla izquierda y hasta se esforzó lo más que pudo por ponerse de pie.
Wyn no podía evitar sentir la rabia fluir por toda su sangre. Delante suyo, su "mejor amiga" le miraba con una cara de confusión, dolor, y excepcional tristeza. A él le parecía inaceptable creer que ella podía ser tan grosera como para querer burlarse de él.
Por un momento, todo el salón se quedó en silencio. En la atmósfera reinaba una tensión increíblemente densa.
—Si Athenea no hace nada tendré que parar esta pelea a la fuerza. Esto ya se está complicando.—El dirigente Zigor pensó en descartar la sugerencia de Lynen y, si Athenea era golpeada de nuevo, interrumpiría la conmoción.
—Vaya, ¿eres tan astuta como para pensar que serías capaz de burlarte de mí?—Gritó Hails, con un tono particular de voz.
Athenea no tenía ni la más remota idea de lo que estaba ocurriendo.
—Wyn..—trató de hablar, forzando su respiración—..no tengo ni idea..
—¿¡Es que no lo entiendes!? Athenea...tú me has arruinado la vida. ¿Cómo puede ser posible que tú me hayas arrebatado así como si nada el momento que he estado anhelando estos veinte años de mi vida? Para después...¡burlarte en mi cara y hacer como si no sabías nada!—Exclamó fuertemente Wyn, teniendo en cuenta que la guardia real estaría allí en cualquier minuto—. No quería revelártelo todo así, pero no me dejas otra opción. ¿De verdad pensaste que alguien como yo iba a perder mi tiempo con alguien como tú por nada? Vaya, vaya, qué ingenua eres, Wildmass—La caballero lo interrumpió con una patada al tobillo.
—¡Cállate de una vez! No entiendo qué diablos te pasó, ¡pero este no es el momento ni el lugar para hacer semejante ridiculez!—Ordenó Athenea con autoridad, pero perdiendo mucho aire ante aquél grito.
—¿Qué pasa? Tienes miedo de saber que tu único amigo, la persona con la que pasaste la mayor cantidad de tu vida y en la cual más confías no es nada más que una farsa...¿o no?—Wyn dejó soltar una carcajada que indicaba la satisfacción que le daba pronunciar aquellas palabras. La expresión de Athenea cambió—. ¡Así es! Yo nunca estuve contigo porque quería, sino por que me convenía, Wildmass..desde pequeña me dí cuenta que poseías unas habilidades sorprendentes y confié en la posibilidad de que si me quedaba a tu lado algún día, con suerte...iba a ser capaz de llegar a ser el caballero del príncipe. ¡Pero una tipeja como tú tuvo que entrometerse en mi camino y todo gracias a las habilidades que adquiriste debido a la muerte de tus insignificantes padres!—Hails se impulsó debido a la molestia y trató de empujar hacia un lado a Wildmass, aproximándose hacia ella y pretendiendo llevarse al príncipe.
Fue en ese momento en el que todo cambió. ¿Las cortadas en sus manos? No importaban ¿La falta de aire? No importaba ¿Las potenciales consequencias de lo que estaba apunto de hacer? Tampoco importaban. Athenea podía percibir que Wyn no quería precisamente dejarla con vida. Pero..desafortunadamente, y, de alguna manera, podía percibir que ahora miraba al príncipe con más odio. Athenea no se podía permitir el lujo de poner la vida del príncipe en juego por su culpa. Ella sabía con certeza la gran influencia que Wyn representaba en la guardia real...y lo manipulador que podía llegar a ser.
—¡El único que importa aquí es el príncipe Andrea!—Wildmass gritó con toda su fuerza, empuñando su espada con las manos ensangrentadas y logrando hacerle un corte de gran magnitud en el brazo derecho a Hails que, de nuevo, llevaba la guardia baja.
Aprovechando la situación, Athenea tomó al príncipe firmemente por la mano y corrió lo más rápido que pudo, en dirección al castillo. A pesar de que las cortadas de Wildmass no estaban ni cerca de sanar, ella no tenía tiempo para ocuparse de su dolor físico.
El Rey, La Reina, y el Sargento Royers, una vez más, no tuvieron tiempo de reaccionar ante los sucesos.
—¡Caballero oficial Wildmass, deténgase por favor!—Gritó a lo lejos un caballero de la guardia real que estaba presente cerca de una de las salidas del salón.
—¡Se trata de una situación de emergencia! ¡Mantendré seguro al príncipe en el castillo!—Exclamó, sin detenerse como aquél caballero le había sugerido. Ella, técnicamente, no debía de seguir sus órdenes dado a que ya tenía un rango mayor que aquél hombre; a excepción de que Zigor les diera la orden a tales caballeros.
—Caballero Wildmass, o, mejor dicho...Athenea, ¿a dónde realmente pretendes llevarme?—Preguntó Andrea confundido, corriendo con ella.
—Príncipe Andrea, he jurado proteger tu vida con la mía...estoy dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para garantizar tu seguridad—jadeando y corriendo, volteó momentáneamente hacia él y lo miró directamente a los ojos—por favor, te pido que confíes en mí.—Acto seguido le ofreció una cálida sonrisa y Athenea pasó a concentrarse de nuevo en el camino.
En ese momento, el príncipe sintió emociones que nunca había sentido antes.
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Esta Vez Ella es el Caballero y Él es la Princesa (EN RECONSTRUCCIÓN)
Ficción históricaHistoria ganadora de los "Premios Arcoiris 2017" en primer lugar con la categoría "De Todo" (actualmente está en Novela Histórica) Ay, el reino de Cyrelth. Pensarás que es de otro mundo, su belleza es abrumadoramente angelical. Inmensos bosques verd...