Poison ☠ (JiHan) ✨

002 (Meet prettiest boy)

La primera semana en la nueva escuela definitivamente fue la más larga y aburrida de todas. 

En primer lugar eran alumnos de último curso, así que los maestros no se molestaban en asistir a todas las clases, ya que generalmente éstas eran para presentar las materias, el programa, y las dinámicas que se manejaban. 

Pero ellos al tener tres años cursando ya conocían todo eso, no necesitaban esa clase de recordatorios como los alumnos de primer ingreso.

 Aquella mañana, Joshua estaba garabateando algunos dibujos con un lápiz en una libreta, el tic tac de un viejo reloj en la pared comenzaba a enloquecerlo, apenas había pasado una hora, y al parecer el día entero sería de aquella manera; largo y aburrido. 

Muchos optaban por huir a la zona de deporte, como MinGyu y SeungCheol que se encontraban allá, uno jugando baloncesto y el otro soccer.

Aburrido a más no poder , Joshua tomó su mochila dispuesto a inventar cualquier excusa para irse a casa a descansar. 

Pero antes de salir del salón, una voz llamó a su nombre. 

—¡Hey Joshua! ¿A dónde vas? —. 

Era JeongHan, el rubio que se sentaba a lado suyo. 

Joshua no dijo nada, sólo se encogió de hombros y salió del salón no anticipando a que JeongHan lo siguiera; pero eso pasó, en el pasillo el chico de cabello largo se alineó a sus pasos.

—Estaba pensando decir que estoy enfermo del estómago para ir a casa, esto es realmente aburrido—. Confesó el extranjero mientras avanzaba sin premura.

Una risa escandalosa hizo eco en el pasillo. 

Muchos de los alumnos de último curso habían faltado y algunos se estaban marchando por la ausencia de los docentes, no eran los únicos.

—También me iré, aunque realmente no deseo ir casa—. JeongHan soltó un suspiro que denotaba aburrimiento.

—Tampoco yo, pero honestamente, no conozco la cuidad, es decir, no recuerdo mucho de ella, hace tanto tiempo que no estoy por aquí—.

La charla comenzaba a tomar forma mientras descendían por las escaleras desde el tercer piso hasta el primero.

—Eso iba a preguntarte—. Le dijo el rubio con una mirada inquisitiva.

—Tengo entendido que vienes de L.A. pero, ¿cómo puedes hablar coreano? —.

—Oh, es que, yo nací y crecí allá en Los Ángeles, pero, mis abuelos no hablan inglés, aunque vivían allá también, tuve que aprender ambos idiomas. Cuando tenía 12 años, mamá y papá se separaron, entonces, ella y mis abuelos regresaron acá, a Corea, porque acá tenemos nuestra casa, y yo me vine con ellos... —.

Joshua hizo una pausa dándose cuenta de que había comenzado a contarle su vida a un extraño. 

Sus palabras eran cada vez más arrastradas, y JeongHan también notó que el castaño se estaba poniendo tenso al hablar de su pasado, hasta su diestra estaba paseándose en los cabellos de su nuca, como tratando de encontrar el modo de decir las cosas.

—Bueno, digamos que cursar la secundaria acá fue mucho más difícil de lo que pensé—.

Joshua al fin terminó la frase. 

JeongHan por su parte se sintió tranquilo, lo que menos deseaba era incomodar a su nuevo y agradable compañero.

—Mi vida estaba en Los Ángeles, así que el cambio de cultura, el cambio de amistades, el dejar mi hogar fue muy complicado, así que al cumplir catorce años, me regresé a Estados Unidos con mi papá, y allá viví hasta hace una semana—.

El mayor de ambos estaba completamente atento a la historia del chico, mientras que el de nuevo ingreso también estaba sorprendido de sí mismo, de abrirse con aquel chico con tanta naturalidad, sin esfuerzo.

—¿Tienes 18 años, Shua? ¿Puedo llamarte Shua? —.

—Claro que puedes, Hannie. Puedo llamarte Hannie, ¿cierto? —.

—¡Por supuesto! —. Respondió completamente animado el chico—.

—No, Hannie, aún no tengo 18, pero, pronto los cumpliré, en unos meses—.

—¡También yo! Bueno, en realidad el próximo mes, el día cuatro de octubre—.

—Oh, tu cumpleaños es más pronto entonces, yo soy del treinta de diciembre, eres mayor que yo—.

—Bueno, ya que tú no conoces mucho de acá, es deber de tu hyung llevarte a conocer los mejores lugares, ¿tienes libre hoy, Shua? —.

—Seguro, pero ni creas que te llamaré hyung, Hannie—.

—Me esperaba algo como eso, señor americano, pero dejemos de hablar, ¡vamos!—.

—Yo te sigo entonces—.