YoonGi recorría los pasillos de la empresa con pasos pausados, con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo y los hombros tensos. La luz blanca de los fluorescentes resaltaba el cansancio en su rostro, pero no le importaba. Su mente estaba en otro lugar, enredada en versos y ritmos que bailaban en su cabeza sin descanso.
Sostenía su libreta con firmeza, su tesoro más valioso. Sus páginas estaban casi llenas, repletas de letras escritas con urgencia, con la intensidad de quien usa las palabras para no ahogarse.
Cruzó el pasillo, saludando con un leve asentimiento a algunos miembros del staff y coreógrafos que pasaban cerca. No tenía ganas de hablar. No tenía ganas de detenerse.
Llegó al salón de práctica y, antes de abrir la puerta, cerró los ojos un instante. Rezó porque estuviera vacío.
Lo estaba.
Un alivio sutil recorrió su cuerpo. Entró y dejó escapar un suspiro, sintiendo la inmensidad del espacio rodearlo. Las paredes de espejos reflejaban su figura solitaria, su ropa holgada, sus ojeras marcadas por las largas noches componiendo.
Sonrió levemente. No por felicidad, sino por la ironía de verse ahí, en medio de un lugar que para los demás significaba baile, pero para él era un refugio temporal.
Se colocó los auriculares y buscó una pista que había producido días atrás. En cuanto el ritmo comenzó, el mundo exterior se desvaneció.
Abrió su libreta y dejó que sus ojos recorrieran las líneas escritas con rabia, con dolor, con verdad.
Rapeó con pasión y astucia, cada palabra saliendo con precisión, con fuerza. Su voz resonaba en la sala, golpeando las paredes, llenándolo todo. Sentía cómo su corazón latía al compás de la música, cómo su cuerpo se estremecía con cada frase.
Por unos minutos, nada existió más que su voz y la verdad que escupía en cada verso.
No se percató de que no estaba solo.
JiMin lo observaba desde la entrada, con la respiración contenida, como si temiera interrumpir la intensidad del momento. Sus medias ajustadas y su blusa holgada reflejaban que había venido a practicar danza contemporánea, pero en ese instante, el baile había quedado en segundo plano.
Quería seguir escuchando.
YoonGi terminó la canción y se quitó los auriculares. Se giró con la respiración aún agitada y su pecho subiendo y bajando por la emoción.
Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a JiMin allí, con esa mirada curiosa y la pequeña sonrisa que siempre lo acompañaba.
—Me gusta —dijo JiMin con sinceridad, cruzándose de brazos—. ¿Es para tu nuevo mixtape, Hyung?
YoonGi asintió sin decir palabra.
—Así que... Min YoonGi está... ¿Muerto? —continuó JiMin con un brillo travieso en los ojos.
—Ajá, yo lo maté —respondió Yoongi sin titubeos.
JiMin rió, una risa ligera y genuina que le arrancó una sonrisa al mayor.
—¡Es un asesino, hyung! —bromeó el menor, llevándose las manos a la boca en fingido horror.
YoonGi negó con la cabeza, divertido, pero su expresión se ensombreció un poco.
—Así es... aunque, en realidad, ni siquiera sé quién soy. O qué soy —confesó, bajando la mirada.
JiMin lo observó con más atención. Su risa se desvaneció poco a poco.
—Se siente triste, ¿no? —dijo en voz baja—. Yo también me siento así a veces. Y cuando me pasa, hablar con alguien me ayuda. Por eso hablo con Jin hyung.
Yoongi levantó la vista, sorprendido por la sinceridad de Jimin.
—Gracias, JiMin —dijo, asintiendo con gratitud antes de salir del salón.
Mientras caminaba por el pasillo, sintió que su corazón latía diferente.
Tal vez JiMin tenía razón. Tal vez hablar con alguien le haría bien.
Y si tenía que hablar con alguien... quería que fuera con JiMin.
Él le hacía sentir cómodo. En confianza.
Pero no ahora. Esperaría a que terminara su práctica.
Era extraño. Hacía tanto tiempo que no le contaba sus problemas personales a nadie. JiMin sería el primero y, posiblemente, el último en quien confiaría.
Ni siquiera con Hoseok hablaría de esto. Ni con NamJoon.
Y ni hablar del mocoso cara de rata, como solía decirle a Jungkook.
Jin era una opción, pero a veces optaba por regañarlo antes de escuchar.
Y aunque la banda fuera su familia... aún no existía una confianza absoluta entre ellos.
Por ahora, prefería callar.
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Agust D | Fanfic Documental
Fiksi PenggemarEn un mundo donde los sueños parecen inalcanzables, Min YoonGi, conocido por su faceta fría y calculadora como Suga en la agrupación coreana más famosa del momento; BTS, enfrenta sus demonios más personales mientras navega por el éxito. Pero, ¿qué s...