Katniss y Peeta-Te necesito

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Despierto. Me muevo con cautela para no despertar a Peeta pero al poco tiempo me doy cuenta que no está allí, lo necesito, necesito a mi diente de león, a esos fuertes brazos que auyentan a esas pesadillas que me atormentan cada vez que cierro los ojos, a esas horribles escenas de gente muriendo a manos de los mutos.

Recuerdo en ese momento a Prim, mi patito, la extraño tanto, ella es una de las personas que aparecen mis pesadillas, cuando lo hace la puedo ver en la arena, sola, triste, asustada, sin mí para poder defenderla. Decido levantarme de la cama, no voy a soportar otro día así.

Me doy una larga ducha con agua caliente, eso me hace sentir un poco mejor ya que allá afuera esta nevando y hace un frío de los demonios, salgo, me seco y me pongo mi ropa de caza.

《Hoy quiero salir de aquí》-pensé

Bajo las escaleras y encuentro a Sae haciendo el desayuno que huele muy bien por cierto, en el salón veo que Silver está coloreando.

-Buenos días Katniss-me dice Sae sirviendo el desayuno que son panqueques con miel y jugo de naranja, me muero de hambre.

-Buenos días Sae-le digo sentándome algo desanimada y comienzo a comer, Sae llama a Silver para que venga a desayunar y ella se sienta al lado mío.

-Hola Katniss¿Te gusta mi dibujo?-me dice mostrándome su dibujo, no sabía que decirle ya que solo veía rayones verdes de diferentes tonos. Mi color favorito.

-Silver es muy lindo-le digo con una sonrisa forzada ya que no estoy muy de humor hoy, después de unos cuantos segundos me doy cuenta de lo que dibujo. Es un bosque.-Es un bosque hermoso

-Es para ti, se que te gusta el verde y pasas mucho tiempo en el bosque-me dice dándome el dibujo.

-Gracias-le digo dejando el dibujo sobre la mesa.

Como rápido, le agradesco a Sae por la comida y salgo al bosque, al salir al exterior siento una brisa me que recorre de pies a cabeza.

《Libertad》-pienso.

Salgo de la aldea de los vencedores y comienzo a caminar lentamente ya que el frío me congelaba las piernas, paso por la panadería o bueno...lo que queda de ella y veo a Peeta, estaba con un par de ingenieros viendo unos planos, debe ser que la está reconstrucción, él quería seguir el oficio de su padre, según él era lo mínimo que podía hacer para darle gracias a su familia, me lo quedo mirando un rato, su cabello rubio tan lindo y sedoso, esos ojos azules tan tranquilizadores, tan profundos...Espera...¿En que estoy pensando?

El voltea y me mira, yo aparto la vista rápidamente y comienzo a caminar más rápido aunque sigo temblando de frío, cuando llego al bosque me tranquilizo, aquí puedo liberarme de todo pensamiento que tengo en la cabeza,después de unas cuantas horas de cazar me doy cuenta que solo llegué a recolectar 2 ardillas y 1 conejo, es que no soportaba más el frío que me atormentaba.

De camino a mi casa sentí una tormenta de nieve, pero no una tormenta cualquiera, sino de esas de las que te hacen arrepentirte de haber salido de casa. El viento me estaba arrastrando, apenas podía avanzar, caí al suelo en la entrada de la aldea de los vencedores, no podía levantarme y sabía que si lo hacía me seguiría arrastrando el viento y ya no tenía fuerzas para seguir, hasta que sentí unas manos que me cogieron de la cintura, quién halla sido me levantó, me cargó en brazos y me llevó a mi casa, depositandome en el sofá del gran salón, comencé a moverme de dolor por todo el insidente de la tormenta, apenas me dejó recostada.

-Katniss-me susurró esa voz al oído-¿Estás bien?-me preguntó en un tono llenomde ternura.

-Peeta...-le digo en un hilo de voz-Gracias por traerme, estoy bien gracias-le dije intentando sentarme, no quería parecer débil.

-No hay de que, no podía soportar verte ahí tirada en el suelo, esa tormenta era demasiado fuerte-me dijo viéndome a los ojos, esos ojos azules tan lindos-Cuídate, me tengo que ir.

-No-le digo reteniéndolo-Allá afuera es muy peligroso, quédate hasta que la tormenta pare.

-Está bien-me dijo y se sento al lado mío

Peeta y yo pasamos la tarde juntos con demasiados silencios incómodos solo nos haciamos un par de preguntas triviales, pasadas unas cuantas horas ya era de noche y la tormenta no paraba, ni siquiera disminuía y no parecíera que lo iba a hacer tampoco.

-Peeta la tormenta aún está muy fuerte-dije rompiéndo el silencio-¿Quieres quedarte hoy?-le pregunté casi en una voz inauldible, sinceramente me daba un poco de vergüenza pedirle a Peeta que se quede en mi casa, él me miró increídulo, como si le hubiera dicho algo más fuerte.

-Claro-me dijo con una leve sonrisa en los labios.

Dicho esto lo hice subir, todo seguía en silencio y planeaba que continuara así, lo guié hacia la habitación de huéspedes, le dí unas cuantas mantas y me retiré, llegué a mi cuarto cerré la puerta y con la ropa puesta, el cabello desordenado y los zapatos puestos me eché en mi cama y en el momento en el que mi cabeza tocó mi almohada me quedé profundamente dormida.

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