Adam
Escuché pasos rápidos detrás de mi y como sus pequeñas manos se colaron en mi cuello. Enrollando sus piernas en mi cadera y haciéndome caer de golpe al suelo.
-Lo siento, lo siento, lo siento- la escuché decir entre sollozos -Yo nunca he sido de amigos, los únicos que tengo con carly y este chico, no me importa ¿si? Pero no le hagas daño, ignóralo, es un cualquiera. Te daré lo que quieras, la senté en mi regazo y ella se hizo un una bola temblando. -Piensa en lo nuestro, piensa en mi hermano, ahora no puede saberlo- le miré fijo. Sus ojos grises se fundieron en los míos como ninguna. La inocencia me invadía el corazón y eso no pude evitarlo. El susurro salió por si solo.
-Aún no estas lista- ella frunció sus cejas color chocolate
-¿Qué?- susurro y metió su cara en mi cuello. Jugué con un rizo en su cabello. Tenía que prepararla, no estaba lista.
-Vamos a mi casa- le ofrecí y ella solo trago grueso.
-¿Para que no estoy lista?-
-Para conocerme-
-¿No te conozco?- eche una carcajada y la cargue el brazo colocándola en el suelo de nuevo.
-No, no lo haces- ella alzó las cejas y camino delante de mi, con su bolso en un solo hombro batiendo las caderas.
¿Como sabía calentarme?
-¿Qué haces?-
-Lo prometido es deuda- dijo y yo abrí los ojos como platos. Hoy iba a ser una buena noche.
Gabrielle
-Mi padre me asesinara- comenté lanzando mi mochila al sofá más cercano de la casa de Adam. Él me miró con serio, pero en sus ojos de asomaba una sonrisa.-¿Cuantos idiomas habláis?- pregunte y él se sentó en el sofá de cuero con una copa de agua en sus labios.
-Español, alemán, italiano...- sonrió -¿sigo?- dejo la copa en la mesa de cristal.
-Theodoro me enseñó un poco de aleman-
-¿Y tu? Háblame de ti- me senté en su regazo y él comenzó a desatar mi corbata. ¿Es que no se cansa?
-No me gustan Igual o mayores que yo- dijo apartando mi cabello para ver la marca por debajo de mi oreja -Me gustan niñas inocentes y frágiles-
-No soy así- él me miró mordiéndose el labio
-Yo me encargare de quitarte eso- susurro en mi boca -Pero no puedo permitirmelo aún, no puedo- me beso duro y me mordió el labio con lentitud. -Me gusta lento, muy lento, me gusta hacerte sufrir, me gustar verte, soy un hombre observador-
-¿Observador en el sexo?-
-Todo tiene una técnica, no me costo mucho aprender- tomo mi mano y beso mis nudillos, luego mis dedos mordisqueándolos. Se me escapo un jadeo, como eso me ponía así.
-¿Yo aprenderé de ti?- pase sus manos por su cuello y me mordí el labio.
-Nonono- susurro y cerré los ojos mientras relamía mis labios. Coloque mis muslos a cada lado de sus caderas y él no dudo en acariciar las mismas -Aún estas cruda, no voy a lastimarte- ya no me dolía nada eso o que esto me estaba borrando la consciencia.
-Ya no me duele- el cerro los ojos como si le hubiese abofeteado.
-Oh señorita no me diga eso- jugueteo con el cuello de mi camisa escolar -No tenemos mucho tiempo, la escuela termina en unas horas y la excusa más estable que puedes dar es que fuiste a realizar un trabajo con una compañera de estudios y se quedaron despiertas hasta muy tarde-
ESTÁS LEYENDO
La Perdición de los Hermanos Smith
Novela JuvenilGabrielle Smith es una adolescnte de quince años huyendo de la monotonía diaria y de la sobreprotección de sus padres y especialmente de su hermano que quería mantenerla a salvo de los oscuros secretos que compartían los privilegiados adolescentes d...