Acto dos: Migajas de pan

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Te detienes en seco en la intersección de la calle donde dio vuelta.

Recargas tus brazos contra tus rodillos y aspiras aire como si este se fuera a acabar.

Leves gotas de sudor recorren tu frente, pero no le tomas importancia a nada de lo anterior.

Centras tu vista en la calle, que tiene varios faroles encendidos a excepción de uno.

Buscas aquella silueta que te ha hipnotizado, pero no la encuentras.

De un momento a otro, aquella farola que estaba apagada, comienza a encender mientras que la farola contigua se apaga.

Extrañado observas lo sucedido y captas que ahora esa farola vuelve a encender mientras la que le sigue se apaga.

«Ahí está» Te dice tu mente

Emprendiendo nuevamente la marcha, empiezas a caminar hacía la dirección de las farolas que se prenden y apagan una seguida de la otra.

Ahora las farolas repiten ese ciclo con más rapidez, como si aquello que se oculta en la oscuridad comenzara a correr.

«Esta vez te encontrare» Te repites con bastante confianza pues sientes que aquel rastro que va dejando al avanzar, esta vez te guiará hacia ella y no podrá escapar.

«Quienquiera que seas, te alcanzare»

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⏰ Última actualización: Feb 17 ⏰

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El rostro de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora