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-¿Por que me capillas el pelo madre?-
-Antes te gustaba que lo hiciera-
-Ya no soy una niña-
-Para mí lo eres-
Hace un par de semanas un cuervo llegó a Invernalia avisando del viaje que haría Robert Baratheon para encontrar a una nueva mano.
-Madre como te he dicho millones de veces no necesito verme como una princesa-
-Pero lo harás, cuando la familia real venga te encontraras junto a Jon y darás la mejor sonrisa que tengas-
-¿Tengo que soportar a una manada de Lannisters junto a mí peor enemigo? Que día más divertido-
-Se que será difícil. Con lo fuerte que tu eres estoy segura de que podrás aguantar a unas cuantas cabelleras rubias-
Furia y Relámpago se sentaron cada uno aun lado mío mientras yo les tocaba la cabeza.
-Han crecido mucho-
-Todos lo han hecho-
-Pero sin lugar a duda los tuyos más-
Me levanté y mis lobos me siguieron mientras me vestía.
-Puede que sean los mas grandes pero también los más leales-
-Es curioso como tus hermanos me dijeron exactamente lo mismo-
Solté una pequeña carcajada.
-Tu cabello está creciendo mucho también ¿Quieres que te lo vuelva a cortar?-
-No madre así esta bien, ninguna batalla se aproxima-
Dicho esto salí de mi habitación no sin antes oír a Madre gritarme para que no manchara el vestido nuevo.
Corrí por los pasillos hasta que choqué con Sansa.
-Ten cuidado Dareyn-
Me levanté y la ayude a ponerse de pie.
-Sansa estas hermosa-
-Gracias hermana. La verdad es que estoy un poco nerviosa-
-¿Por que?-
-Es que estoy tan emocionada de que el príncipe Joffrey venga, el es tan guapo y amable-
Hice una mueca ante la mención del Lannister.
-¿Estas segura Sansa? No me  fío mucho de ellos-
-No estés paranoica, lo dices porque los Lannister no te caen bien pero Joffrey es un Baratheon, estaré bien reinando a su lado-
Deje que se fuera pero no me convencía mucho.
Furia salió corriendo cuando vio unas orejas blancas asomarse ¡¡HO NO!! Eso solo podía significar una cosa.
-Vamos relámpago, ve a por tu hermana-
El lobo salió detrás de ella pero ya era demasiado tarde.
-¡Dareyn!-
El panorama era el siguiente, Furia y Fantasma más cariñosos de lo normal, un Relámpago MUY celoso gruñendo a su hermano por la atención que estaba recibiendo pero lo peor de todo era el rostro fruncido de Jon Nieve obviamente molesto.
-Controla a tu perra, Cascada-
-No es mi culpa que los lobos estén en celo, Nieve-
-¡Son hermanos! No deberían sentirse atraídos físicamente-
-Son animales Jon. Solo porque los humanos digamos que está mal aparearse entre hermanos no tiene porque ser cierto-
-¿Por eso te acuestas con Robb?-
-¿De que hablas?-
-Hay rumores que dicen que cada noche vas a la habitación de Robb y tenéis sexo. También se dice que estás esperando un hijo de él ya que no as sangrado en semanas-
Furia, Fantasma y Relámpago dejaron su riña para prestar atención al bastardo que ahora se encontraba tirado en el suelo con la mejilla roja.
-No soy ninguna puta, Nieve, que te quede claro. Por cierto, si estas tan interesado en el tema sangré ayer por la noche, Madre dice que es algo normal que se retrase unos días-
Salí del castillo muy enfadada con mis dos niños mas serios de lo normal.
-Tranquilos pequeños, para Jon Nieve todos los rumores sobre mí son ciertos, sobre todo si tratan de quedarme como una fulana-
Corrí nuevamente con Furia y Relámpago detrás pues ya habían avisado de la llegada de los Lannisters y como no, el increíble y sublime Robert Baratheon.

 

Juego de Tronos: El Tigre Que Defiende Al LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora