El niño jugaba en el parque, ajeno a la figura que lo acechaba tras un árbol. El hombre detrás del árbol se sentía seguro, no podría verlo allí. Una pelota llegó rodando hasta sus pies, entró en pánico al ver a los niños corriendo hacia él, Carlos corría junto a ellos.
- ¡Señor! ¿Podría pasarnos la pelota?
No hizo falta contestar, una sola patada al balón hizo las veces de respuesta, Carlos se le quedó mirando. Agachó la cabeza y dio media vuelta, hacia la salida del parque. El chaval lo siguió.
- ¡Espera!
El hombre no lo oía, no podía escucharlo, sus oídos estaban completamente abrumados por el latir de su corazón, su mente jugueteaba con la idea de sacar la vieja pistola de su abuelo del bolsillo y acabar con todo aquello, sus dedos acariciaban el frío metal dentro de su bolsillo. Había perdido la custodia de su hijo por completo, orden de alejamiento incluida, no podría volver a acercarse a su hijo.
Carlos casi lo había alcanzado cuando vio el brillo metálico en la mano de aquel tipo, tenía la pistola metida en la boca.
- ¡No, espera! ¡Pa...!
El hombre se giró conforme su dedo apretaba el gatillo, las lágrimas recorrían sus mejillas, todo había acabado para él. Pudo ver la figura de Carlos acercarse, gritaba algo. El sonido del disparo había ahogado por completo las últimas palabras que su hijo le dedicaría.
Gaius Echo

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Insomne
Paranormal"¡El dolor del insomnio o el dolor del miedo a dormirme, y con los desconocidos horrores que tiene para mí! ¡Qué bendición tienen esas personas cuyas vidas no tienen temores, ni amenazas; para quienes el dormir es una dicha que llega cada noche, y n...