Capítulo 1

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Idalia

Se terminó.

Mi último año de secundaria había acabado.

Me encontraba en la orla, tenía puesto un vestido de color púrpura, mi favorito, con unos pequeños zapatos negros de tacón.

Estaban a punto de nombrarme y yo no podía parar de llorar, conteniéndome a mí misma paré y sequé el resto de las lágrimas que habían quedado en mi mejilla sin que nadie se diera cuenta y en ese momento el director dijo mi nombre:

-Idalia Gómez Delgado, por favor sube al escenario.

Mis amigas Yaiza y Jules, quienes estaban arriba del escenario, me estaban haciendo señales para que subiera, me levanté de mi asiento y subí los pequeños escalones, miré a todos los presentes y de verdad eran muchos, nunca me habían intimidado las personas pero un grupo tan grande hacía que mis piernas temblaran, recogí mi diploma y le di dos besos a todos mis profesores, me dispuse a colocarme al lado de mis compañeras cuando ...

-Idalia ¿quisieras decir algunas palabras?- dijo el director.

Eso me desmoronó, no me lo esperaba en absoluto, este tipo de discurso se suele decir con antelación.

No tuve elección y asentí con la cabeza. Las gotas de sudor empezaban a caer por mi cara, no era una chica de palabras, al contrario me explicaba de pena, me sequé el sudor con la mano.

-Ehhhhhhhhh- es lo único que salió de mi boca y corrí detrás de mis compañeros tras dejar caer el micro.

Sentía como el calor subía a mis mejillas.

-Le vino a tocar a la fea, al parecer le dio algún tipo de ataque, parecía una estatua ahí parada- dijo un tipo delante de mí, una pequeña risa salió de su boca.

Pero se calló de inmediato ya que la chica que estaba a su lado le pegó una fuerte cachetada en la cabeza. Me aguanté la risa, se lo tenía merecido.

Su comentario me hirió, no era la guapa yo lo sabía, pero tampoco era fea. Ignoré su comentario y seguí disfrutando el resto de la noche.

Dejando atrás toda la vergüenza que pasé, fue una noche grandiosa. Compartí momentos con mis amigas, bailamos, reímos, lloramos. Y tan pronto como empezó se acabó, le di un fuerte abrazo a las dos y me dispuse a volver a casa.

Cuando llegué sorprendentemente mis padres me estaban esperando.

-Hola cariño ¿que tal te fue?- dijo mi madre.

-Genial, realmente la pasamos bien.

-Nos alegramos de que te  hayas divertido- dijo mi padre.

-Y... ¿qué hacéis ahí parados?

-Bueno, es que llegó una cosa esta mañana y queríamos estar para ver tu reacción.

-Oh dios, no puede ser, si es lo que yo creo....

-Llegó la respuesta de tu petición para tu intercambio a California.

Grité de alegría y creo que hasta el vecino del otro vecindario se enteró.

Este era mi sueño desde hacía años, me esforcé muchísimo para conseguir las notas más altas y aunque no era la primera de todas me posicioné en una de las mejores, envié la solicitud hacía más de un mes, había perdido la esperanza pero ahora tengo la respuesta en mis manos.

Empecé a abrirla lentamente, demasiado lento al parecer ya que mis padres suspiraron.

Cuando terminé saqué la respuesta y empecé a leer en voz alta:

-Estimada Idalia Gómez Delgado... bla bla bla. Se le informa que ha sido usted admitida para un intercambio cuya duración se estima en 2 años- abrí los ojos como platos y pegué otro chillido aún más fuerte que el anterior.

Mis padres me abrazaron con fuerza y lágrimas corrían de sus ojos y de los míos.

-Lo conseguiste, sabía que lo conseguirías- dijo mi madre abrazándome aún más fuerte.

-Estamos tan orgullosos de ti- le siguió mi padre secando mis lágrimas con su dedo pulgar.

-Pen... pensé que no lo llegaría a conseguir... gracias, sin su apoyo nunca hubiera llegado.

El resto del verano lo pasé con mis amigos y familiares saliendo de fiesta, a la playa, al cine, etc.

Llegó el momento, ya teníamos todo arreglado, me quedaría en la casa de la familia Brown, e iría al instituto Harvey Milk, tenía hechas las maletas desde hacía ya dos días, me despedí de mis amigos y me subí al coche de mis padres.

Ya en el aeropuerto les di un fuerte abrazo a mis padres, los iba a extrañar demasiado.

Pasé por los controles de seguridad, entregué mi billete, pasaporte en la puerta de embarque, y entré en el avión preguntándome que me depararía aquel viaje.
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La más guapa de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora