03: La venganza es cara.

1.9K 98 5
                                    

Estaba completamente dormida cuando noto alguien zarandeándome. Abro los ojos por completo aún con sueño, me levanto y al hacerlo tropiezo con la sabana acabando pegada a suelo.

―¿Blair te has caído?―preguntó Leire sacando la cabeza del baño.

―No Leire sólo quería darle un gran abrazo al suelo―rodé los ojos.

Ella se encogió de hombros y señaló el escritorio, dónde encima de este estaba la ropa que me había prestado. Cómo me conocía lo suficiente me dejó algo acorde con mi estilo, unos pantalones negros pitillos y una sudadera. Me quité el pijama con el cuál estaba a gusto me vestí y me calce las botas. Una vez salió Leire entré en el baño y me miré. Tenía unas malditas ojeras enormes, me eché agua al careto de zombi que traía a ver si mejoraba. Me desenredé el pelo y me hice un moño despeinado, hoy tenía un mal día. No entiendo por qué estaba tan enfadada con el mundo, sabía que al que me hablara un poco alto le gritaría. Miré a mi mejor amiga, a veces me pregunto por qué lo éramos. Ella era tan amable, simpática y risueña, además tenía una familia que la quería y la apoyaba, un maravilloso novio en cambio yo me consideraba huérfana ya que mis seres queridos no me apoyaban lo suficiente. Era una persona desagradable, fría y bipolar. Nadie quería a una persona así.

Leire abrió los brazos y la abracé. Ella era lo único que tenía, apreté sus hombros y me sentí más relajada.

―Gracias, por todo.

―Anda ven―me indicó el sillón y me senté.―Puedes estar mal por fuera, pero así conseguirás que te molesten más―sonrío.

―Tienes razón, muchas gracias Leire.

Leire me arregló las ojeras con un corrector y me hizo las trenzas de boxeadora. Le agradecí cogimos las cosas y como eran las 7:30 decidimos ir a Pari's a tomar un buen café que me despejara. Me fijé en el parking había aparcado un precioso monovolumen negro. «Lander» pensé y por impulso miré de reojo dentro.

―Leire, entra ahí y entretén a Lander, yo tengo asuntos pendientes.

Me dirigí al bonito coche y cogí mis llaves las pasé por la fachada tomé una nota y escribí "Otra vez te lo pensarás dos veces en meterte con quién no debes, imbécil. Att: tu amiga del alma"

Me dirigí hacía dentro y encontré a Leire sentada unas mesas alejadas observando a Lander, con una chica. Qué gracioso. Leire me miró y hice una mueca de asco.

―Creo que ya está suficientemente entretenido.

Le mandé una mirada asesina a lo que ella sonrío. La chica con la que estaba Lander me miró, me mordí la lengua por no decir ningún insulto.

―¿Ya has pedido Leire?―pregunté.

―Sí, un café con leche y con mucho azúcar para la bella dama.

―Te lo agradezco―dije

―Como cómplice tuya que soy quiero saber que has hecho. ―dijo en un susurro.

Le indique señalando el coche que se veía por la ventana. Una sonrisa maliciosa apareció por mi rostro y mi cómplice abrió la boca sorprendida.

―Bien echo tía.―dijo apoyándome.

No tardaron demasiado en traer los pedidos. Agradecí aquél café matutino. Leire se ofreció a pagar el desayuno.

Caminamos hacía el instituto y nos dirigimos hacia nuestras diferentes clases. A mi me tocaba literatura castellana, entré en el aula y me senté lo más adelante posible. Cogí la libreta y esperé a que empezara.

La mañana transcurrió normal, un poco agotadora pero era lo que había. La película de sociales llevaba ya un rato puesta pero iba haciendo pequeñas cabezaditas, me senté detrás con esa intención. Me despertó la campana que anunciaba que por fin éramos libres. Guardé los libros y fui a la clase de Leire quién no tardó en salir.

Dare The EnemyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora