- ¡Estúpido mono!
La voz de Yata Misaki resonaba por todas las calles mientras perseguía a su querido "amigo" Fushimi Saruhiko con su skate.
- ¡Vuelve aquí, Saru!
- Eres demasiado lento... - giró su cabeza para mirarle mientras no dejaba de correr- ¡Mi... sa... ki!
- ¡No me llames así!
Saruhiko no abandonaba la sonrisa burlona de su rostro a pesar de ser perseguido y golpeado por el bate del que antes era su mejor amigo. Saru, sin embargo, tenía buenos reflejos, y esquivaba los golpes con una facilidad y una elegancia dignas de admirar. No perdía ni siquiera sus gafas en ninguno de sus movimientos.
Misaki golpeaba a su amigo sin cesar, preso de una extraña rabia que ni él mismo era capaz de entender. Durante mucho tiempo habían sido mejores amigos, pero desde que saru abandonó HOMRA, Misaki no podía verlo de la misma forma. Le daba rabia verlo, le daba rabia oírle hablar, incluso sentía hervir la sangre con solo escuchar su nombre... pero en el fondo, Misaki sentía pena y un incesante deseo de que todo volviera a ser como antes,
Pero sabía que eso nunca pasaría.
Mientras todos esos sentimientos volvían a aflorar en su interior, esquivaba los ágiles cuchillos de Saruhiko, el cual no dejaba de sonreír. Misaki decidió contraatacar y, cuando le vio más despistado se acercó a él. Estando a pocos centímetros, alzó el bate y le golpeó con tanta brutalidad que salió despedido contra un muro alto de hormigón. Aunque deseaba acabar con él, se llevó una sorpresa cuando veía que el muro de hormigón se derrumbaba encima de Saru.
"¿Tan fuerte le he dado?", pensó para sí mismo mientras sonreía satisfactoriamente. Se sentía superior al ver cómo había derrotado a su amigo momentáneamente. Aun así, se puso en guardia de nuevo. La experiencia le decía que Saru se levantaría de nuevo y contratacaría.
Pero ese momento nunca llegó.
Al ver el silencio que se había formado, Misaki bufó sin apartar la mirada de la cantidad de escombros y trozos de hormigón entre los que se suponía que estaba Saru.
- ¡Levántate de una vez, estúpido mono! - movía el bate con impaciencia - Nuestra pelea no ha terminado.
No obtuvo respuesta alguna, cosa que sorprendió a Misaki. Se acercó y le pegó una patada a los escombros, esperando obtener reacción alguna. No lo consiguió, y eso comenzó a asustarle.
- ¡Saru! Deja de hacer el idiota, ¿quieres?
Comenzó a retirar las piedras una a una, hasta dejar ver el rostro todo magullado de Saruhiko. Había perdido sus gafas y estaba inconsciente. Tenía golpes y arañazos por todo el cuerpo, pero el más preocupante era el gran golpe que tenía en la cabeza, por el cual descendía un hilo de sangre.
- ¡Saru!
Misaki había dejado su estado de enfadado y enrabiado para mostrarse totalmente preocupado por su amigo. Lo movió, lo zarandeó, le golpeaba la cara para que despertara... Pero era inútil. Nada de lo que hiciera conseguía que Saruhiko volviera en sí.
- ¡Saru! ¡Maldita sea, estúpido Saru!
Sin darse cuenta, había comenzado a llorar. Cogió su teléfono móvil y, como pudo, avisó a alguien para que le ayudara. Le fastidiaba profundamente que Kusanagi, supiera que no había sido capaz de controlarse y que había estado peleando con él de forma tan agresiva. Pero, sobre todo, no le gustaba que supieran que su estado de desesperación se debía al estado de salud de Saruhiko.
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Lo Que Somos. - {Sarumi}
FanfictionEn una de sus innumerables peleas, Yata Misaki golpea a Fushimi Saruhiko con más fuerza de la que pretendía, por lo que Saru recibe un golpe en la cabeza. Al despertar, no recuerda absolutamente nada de nadie... Ni siquiera de él mismo. Por recomen...