Capítulo 2

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Pocos días después, Saruhiko recibió el alta. Aunque no mejoró demasiado, ya que sus recuerdos no habían vuelto en absoluto, los médicos consideraron que podía hacer vida normal. Pero no sabía quién era cuando se miraba en el espejo, no recordaba los rostros de todos los nombres que le habían mencionado en el hospital... 

 Le vino a la mente la imagen de esa niña rubia de pelo largo y vestido rojo. Sus ojos iban a juego con su vestido, y su piel era blanca como la nieve. En lo poco que había aparecido le transmitió inocencia, dulzura, madurez... Demasiadas cosas para una niña de esa edad, pensó. Le dio la impresión que sobre los hombros de esa niña pesaba una gran responsabilidad, pero no tenía ni idea de lo que se trataba. También recordó que le preguntó por alguien en concreto. 


 "Suoh Mikoto"... 

 ¿Quién era esa persona? ¿Y porque a esa niña parecía importarle tanto? 


 *****


 - ¡Me niego! 

 Los ojos de Misaki estaban rojos de rabia. 

 - Yata-chan, ya oíste al médico. - Kusanagi intervino para intentar suavizar la situación. - Están intentando que Fushimi recupere la memoria pero no ha habido avances, por lo que sugieren que pase un tiempo en el sitio donde comenzó todo para él. - suspiró agotado. - Y ese sitio es HOMRA, te guste o no. Y tenemos que aceptarlo... Por el bien de Fushimi. 

 "por el bien de Fushimi"... 

 Aunque no quisiera admitirlo, Misaki estaba realmente preocupado por Saru, lo que hacía que una parte de él quisiera tenerlo a su lado en estos momentos tan difíciles... Pero su orgullo se lo impedía. 

 Le dio la espalda.

 - Haced lo que queráis. 


 ***** 

 La puerta se abrió horas después, y Saru entró en el bar por primera vez en mucho tiempo... Aunque él no era consciente de ello.

 - Bienvenido a HOMRA, Fushimi. 

 Saru se puso la mano en el pecho. Aunque no recordara nada de ese lugar, por algún motivo se le había acelerado el corazón al entrar. La sonrisa de Kusanagi era cálida y tranquilizadora, quería calmar el nerviosismo de Saruhiko haciéndole más fácil estos momentos. 

 - Vosotros... ¿Estáis aquí siempre? 

Saru no dejaba de mirar a todos lados, examinando cada rincón con sus curiosos ojos.

 - Si, esta es sede de HOMRA. - le contestó. - La mayoría no vivimos aquí, pero este es nuestro lugar de reunión. 

 - Oh... Entiendo. 

 En ese momento Saru era como un niño que había entrado en un lugar nuevo y cotilleaba todo lo que podía. La mayoría de los miembros de HOMRA no podían dejar de observarle mientras pensaban que, efectivamente, la persona que tenían delante no era Fushimi Saruhiko. El accidente le cambió por completo y eliminó de su interior cualquier ápice de su personalidad.

 Kusanagi suspiró. 

 - ¡Ah, sí! - miró a Misaki. - Yata-chan, ¿porque no le enseñas el resto del local? 

 - ¿¡Eh!? ¿Por quién me tomas? 

 - ¡Vamos, vamos! No te lo tomes así. Tú y Fushimi sois buenos amigos, ¿no es así? 

Lo Que Somos. - {Sarumi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora