P.O.V. Freddy.
Papá Louis había hecho las maletas.
Había hablado con tío Liam por teléfono, yo los había escuchado.
Los tres nos íbamos a vivir a otro sitio, mis papás ya habían pedido una excedencia, aunque yo no sabía lo que significaba.
Así que subieron mi última maleta al coche mientras yo miraba hacia la casa de Bear.
No había sido capaz de despedirme, sentía que si lo hacía me moriría.
-Freddy, va. -Me llamó papá Louis para subir al coche.
Asentí desganado y caminé hacia donde se encontraba mi padre.
De un momento a otro escuché unas pisadas torpes pero rápidas, seguido de un grito de parte de mi tío Liam.
-¡Bear, ven aquí!
Y entonces giré, encontrándome a Bear con la carita roja de llorar.
No pude evitar ignorar a mi padre cuando me llamó, tuve que ir a abrazarlo con fuerza.
-No te vayas, Freddy. -Murmuraba entre hipidos. -Te juro que seré mejor novio, pero no te vayas.
-Eres el mejor novio del mundo, Osito. -Susurré con una sonrisa. Hasta en el peor momento me haría sonreír. -Te quiero mucho, no lo olvides.
-Yo también. -Soltó esas palabras seguido de un gran sollozo, haciéndome formar un puchero.
-No llores más. -Dije antes de que mi papá Louis me cogiera del brazo para intentar separarme de él. -No te olvides de mí.
-No, Freddy. -Chilló desesperado, casi respirando con dificultad.
Y aquel fue el último día que lo vi.