Capítulo 2.

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Me desperté por el ruido de uno de los truenos que habían estado sonando a lo largo de toda la tarde. Había tenido ese sueño otra vez. Como siempre, cogí el diario y apunté:

"El bosque, la cabaña, el instituto y la punzada de dolor. Nada ha cambiado."

Quedaba tan solo media hora para que Cara viniera a casa, así que bajé a la cocina para merendar algo antes. Bajé por las escaleras hasta la cocina, donde estaba mi padre preparándose un café, como hacía cada tarde. El café era lo que mejor le salía ya que sus comidas caseras siempre habían sido algo malas, por no decir un completo desastre. Aún recuerdo cuando mi madre hacía su pastel de carne en navidad, o su pavo relleno el día de Acción de Gracias. Cuando era pequeña, el día de Acción de Gracias, toda la familia se reunía en nuestra casa y mi madre siempre hacía comida de sobra. Pero desde el accidente, solo cenamos papá y yo. Como no tengo hermanos, siempre he considerado a Cara como mi hermana porque siempre había estado conmigo cuando la necesitaba y siempre contaba conmigo para las cosas importantes.

Estaba hambrienta porque no había comido desde el desayuno, así que cogí un bol con leche y eché unos cuantos cereales en aquel cuenco que me había regalado mi padre cuando yo era más pequeña. Me llevé el bol con los cereales a la mesa del comedor y me los empecé a comer tranquilamente. Mientras me tomaba aquellos cereales bañados en  miel, Cara me envió un mensaje en el que decía que no podría venir porque había quedado con Arya y Bridgit para enseñarlas los alrededores. Mi padre se acercó a la mesa y se sentó a mi lado.

- Allison, siento dejarte sola otra vez, pero sabes que mi trabajo me obliga a viajar más de lo que querría.

- ¿Cuánto tiempo será esta vez, papá?

- Un par de semanas. Tienes comida y dinero suficiente, no tienes por qué preocuparte. Mi vuelo sale mañana por la mañana.

Se levantó, colocó la silla y se volvió a encerrar en su despacho. En cierto modo ya me había acostumbrado a su ausencia. Mi padre era un importante hombre de negocios y tenía que viajar fuera de Greenwood casi siempre y durante semanas.  Las pocas veces que estaba en casa, se quedaba encerrado en su despacho, haciendo papeleo o llamadas. Solo salía de allí para ir a la cocina, al baño o para irse a dormir.

Pasé el resto de la tarde leyendo en mi habitación; no me apetecía estudiar mucho. La voz de mi padre diciendo que bajara a cenar me sacó del mundo en el que me había metido leyendo aquel libro. Coloqué el marcador sobre la última página que había leído y lo dejé cerrado sobre la mesa de mi escritorio. Bajé las escaleras tan rápido como pude y me dirigí a la cocina. Cogí los platos, cubiertos y vasos y los coloqué sobre la mesa del comedor. Cuando volví a la cocina, eché un vistazo para ver qué estaba cocinando mi padre. Puré de patatas y judías verdes, uno de mis platos preferidos. Mi padre estaba buscando algo y parecía algo desesperado.

- ¿Qué estás buscando?

- ¡Te dije que no movieras las cosas de sitio! Nunca puedo encontrar nada en esta casa... -Apoyó las manos sobre la encimera de la cocina y me miró- ¿Dónde está ese maldito cuenco verde?

- En el mueble de tu derecha, papá. ¿Puré de patatas y judías verdes? -Dije con cara de asco.

- ¿No te gusta? Antes era tu comida preferida...

- Si, cuando no lo cocinabas tú -Nos reímos durante unos segundos y después seguimos a lo nuestro.

Hacía mucho que no le oía reír, y echaba de menos todo aquello: Reírnos, hablar... simplemente tener una “relación padre e hija" normal, no lo que teníamos en aquel momento: una relación de completos extraños. Cogimos el resto de la comida y la llevamos a la mesa; nos sentamos para cenar. Tenía muchísima hambre, pero como siempre, la comida de mi padre sabía rara, insípida y estaba lo suficientemente mala como para quedarte con hambre aunque hubieras comido 3 platos. Después de cenar, recogimos los platos y lo metimos todo en el lavavajillas. Mi padre se fue a su despacho y yo me tumbé en el sofá del salón para ver la tele un rato, pero no había nada interesante. Sonó el móvil y lo cogí de encima de la mesa. Tenía una llamada perdida de Cara, así que la llamé.

Into The StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora