Huida

100 6 0
                                    

Esto debe ser una broma. ¿Voy a tener que ir al mundo humano? Ese mundo es horrible, así lo describian mis padres. No sé mucho sobre él pero según lo que me han contado es horrible. Y no me pueden llevar allí.

-¿Es una broma no?-digo sin poder creerme lo que me acababa de decir.

-Creeme no es una broma, no perdemos el tiempo con ellas-dice seriamente. Todo lo gracioso y pícaro de él se esfumó de repente.

-¿Porqué?

-No hagas más preguntas y metete ahí dentro-dice señalando la tienda.

-No me pienso meter ahí dentro a no ser que me expliques porqué-digo cruzandome de brazos.

-Bien, lo haremos por las malas si así lo prefieres. No te pienso contestar, así que o te metes tú solita o te meto a la fuerza.

-Intentalo-digo desafiante.

El elfo se acerca a mi con mala cara y me coge de la cintura. Empiezo a patalear y a darle golpes, y caigo al suelo.

-¿Quieres dejar de hacer eso?-dice enfadado-métete ahí dentro o llamaré a Kirchner, que va a ser peor.

Será mejor que le obedezca o sino vendrá Kirchner, y la verdad esque me intimida un poco, pero no pienso reconocerlo en voz alta. Me levanto del suelo y le miro como el me miró antes. Abro la cremallera de la tienda y me meto dentro. Antes de que pueda cerrarla yo por dentro, el elfo me la cierra desde fuera y se va. Lo sé porque escucho a unos zapatos alejarse. Observo la tienda de campaña y no hay nada con lo que pueda entretenerme. Solamente hay una cama con unas mantas, nada más. Está empezando a hacer calor aquí dentro, pero menos mal que el sol se esconderá pronto y se hará de noche. No me agrada mucho dormir aquí sabiendo que estoy rodeada de elfos oscuros. Tengo que idear un plan para poder escapar de aquí antes de que decidan algo peor que ir al mundo humano. Tal vez por la noche pueda salir, ya que supongo que todos dormirán, y sin hacer el mínimo ruido, podría salir por el bosque y hallar algo con lo que saber donde me encuentro. Seguramente pondrán a alguien vigilandome, y si con suerte no es Kirchner, podría dejarle KO y huir. Eso espero. Me acerco a la cama y me coloco encima de las mantas, todavía no tengo frío. Cierro los ojos y me imagino como estarán mis padres, Dallas...

No me he dado cuenta de que me he quedado dormida por bastante tiempo, porque ya es de noche. Me incorporo y me cuesta ver con tanta oscuridad, pero gracias a los dioses que hoy hay luna llena y se puede ver un poco. Me doy cuenta de que junto a la cremallera en el suelo, hay un pequeño plato con un líquido dentro. Me acerco a él y lo huelo. Es sopa. Se creerán que me la voy a comer, que asco. Con cuidado, empiezo a abrir poco a poco la cremallera sin hacer ruido, aunque es un poco imposible. Miro afuera y no hay nadie vigilandome ni nada por el estilo. Salgo sigilosamente de la tienda y observo todo lo que me rodea. Sólo veo tiendas de campaña y ninguna luz encendida, así que están descansando. Me levanto y salgo corriendo en dirección al bosque. Cada vez estoy más cerca de él y de escapar de aquí por fin. Esa idea de poder volver a casa me hace sonreir. Cuando estoy a punto de entrar en el bosque me golpeo con algo y caigo al suelo. Me he dado un buen golpe en la cabeza y con las manos me tapo la cara y me retuerzo en el suelo. Ni siquiera miro con qué me he chocado, pero tengo que levantarme por si he hecho ruido. Me quito las manos de la cara y me siento. Miro al frente y veo con qué he chocado, bueno, más bien con quién. Es Kirchner, como no. No le veo bien la cara, pero parece de sorpresa. Deja en el suelo lo que quiera que tenía en las manos y me ayuda a levantarme.

-¿Qué intentabas hacer?-dice recogiendo sus cosas.

-Buscaba el servicio-digo rápidamente.

-Aquí no hay de eso

El mundo mágico de ElvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora