05.Castigo

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Karol.
Actualmente

Salgo del baño y me dirijo a la cafetería. No he comido apenas, gracias a la descarga eléctrica.
Sé que encontraré al culpable.

Cuando llego, veo a un chico con el pelo negro y a un chico rubio pidiendo unos bocadillos. Sólo queda uno, así que me apresuro en ir a por él, pero con mi mala suerte, termino en el suelo, ya que me tropiezo con la pata de una silla mal colocada.
Me he hecho bastante daño en la mano derecha al apoyar mi peso sobre ella para no hacerme daño en la cara.

De repente e inexplicablemente, una fuerza superior me levanta del suelo y me sienta en la silla que me ha hecho tropezar.

El chico rubio de la cafetería se acerca a mí, mientras que el moreno me mira por encima del hombro de su acompañante.
—Hey, ¿estás bien?–Pregunta.
Me siento estúpida por caerme de una forma tan ridícula.

—Sí–asiento.–No ha sido nada... Gracias.

—Así que eres tú la chica nueva–sonríe.—Que mona.—El moreno se tensa y mira al suelo con algo de envidia. ¿Serán novios?

—Sí... Gracias.–Sonrío.–La verdad es que todavía me queda mucho por aprender en esto de–El moreno me interrumpe.

—A nadie le importa.Trevor y yo tenemos muchas cosas que hacer.–Me tenso. Parece un chico frío.
Él y su acompañante, Trevor parecen dos polos opuestos... Uno es tan cálido y agradable y el otro tan frío y seco...
Trevor se ríe y abraza a su amigo por el cuello mientras sonríe con los ojos cerrados. Me sonrojo un poco, no estoy acostumbrada a presenciar este tipo de actos entre dos hombres. Sin embargo, no me resulta para nada desagradable.
En la otra división está mal visto, así que nadie que es del mismo sexo lo hace.

—No seas tan borde Rei, mira la cara que ha puesto.–Trevor me señala con la mano y vuelve a reírse. Rei finge una risa, pero suena de lo más falsa.
Me mira fríamente, creo que él y yo no  seremos amigos.

La puerta de la cafetería se abre fuertemente, dejando pasar a dos hombres con trajes blancos. Parecen una especie de "seguridad". El rostro de Trevor palidece, mientras que Rei se limita a abrir los ojos como platos con cierto atisbo de duda.

Los hombres se acercan a Rei y le agarran por los brazos, no sé cómo actuar.
Mi móvil comienza a vibrar repetidas veces en mi bolsillo trasero, así que lo saco y veo el nombre de Bruce en la pantalla, pero lo cuelgo.

—¡Eh!–Exclama Trevor.—¿Qué pasa?¿Dónde os lo lleváis?–Pregunta.
Parece que en el fondo sabe donde se lo van a llevar.
¿Tendrá que tomar alguna medicina? ¿Se lo van a llevar a la dirección?

Rei
Actualmente

Los hombres me agarran de los brazos fuertemente. La chica a la que he electrocutado está confusa, y Trevor tiembla un poco y está pálido, parece no saber qué hacer.
Van a llevarme a la sala de castigos intensos, donde Trevor ya estuvo una vez.
Es un sitio en el que hacen una especie de tortura cuando un alumno incumple las reglas del instituto.

Ya sé por qué van a llevarme.

Los hombres me arrastran hasta aquella habitación, sin mirarme por un momento. Estoy nervioso, sé que dolerá, pero no sé lo que me van a hacer... Cuentan que un alumno murió en esa sala por un paro cardíaco.

Toda la habitación es blanca, con el suelo y las paredes lisas, escepto un círculo acolchado en el centro y de color negro.
Cuando me doy cuenta, veo entrar a Majo con dos mujeres más, Majo se sienta en una silla marrón que parece bastante cómoda, estoy seguro de que ha sido ella quien me ha impuesto el castigo.

—¿Qué le haremos, señora?–Pregunta uno de los hombres que me mantiene agarrado de los brazos.
Por la puerta entra un hombre más con un carro lleno de látigos.
Algunos son de piel, otros son de madera. Tiemblo al pensar lo que pueden hacerme con ellos.

—Merece una hora de castigo intenso.–Responde. Se levanta y se pasea al rededor del carro, acariciando los látigos con sus dedos largos y finos.
¿Dónde está mi padre? ¿Por qué permite que me hagan esto? ¡Es mi padre joder!

Las mujeres que han entrado con Majl, la zorra, me quitan la ropa para dejarme en ropa interior, después, los hombres me empujan a la zona acolchada, me hacen arrodillarme y tumbar mi torso sobre mis piernas dobladas.

Oigo la risa de Majo de fondo.

Zorra, zorra, zorra, zorra, zorra.

Escucho a alguien agarrar uno de los látigos, parece de piel por el sonido que hace.
Cierro mis ojos con fuerza, pero lo abro para ver unas pequeñas manchas de sangre que apenas se notan sobre la tela oscura acolchada.
Sin esperarlo, alguien azota el látigo de cuero contra la piel de mi espalda. Arde, aunque sé que se podría hacer más fuerte, puede que sea una mujer, dudo que sea Majo, si ella lo hace, será muchísimo más fuerte... Tal vez la misma fuerza con la que mató a mi madre.

Karol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora