07.Lluvia

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Rei
Actualmente

Los látigos golpean la piel de mi espalda dejando marcas sobre esta.
Me tiemblan los brazos, y los puños de tanto apretarlos.
Todavía no han usado los látigos de madera, sólo de pensar el daño que pueden hacerme se me eriza la piel.

Siento tanta impotencia... ¿Por qué mi padre no está haciendo nada para evitar esto?
¿Por qué la prefiere a ella antes que a mí?

Ella me ha ganado.

Es la hora de pasar al modo intenso.–Dice una voz femenina. Estoy seguro de que van a usar los otros látigos.
No aguanto más, estoy temblando.
Mis piernas, mis brazos... Todo.
No puedo más, siento una mezcla de calor, dolor y rabia en mi pecho.

Me giro hacia la pequeña ventana de la puerta, es ese tipo de ventanas que usan en las operaciones.
Y de repente, veo el rostro de Trevor, llorando y aporreando la puerta, pero esta no se puede oír.
Se seca las lágrimas cuando establece contacto visual conmigo. Pone una mano en el pequeño cristal, como si pudiese ayudarme, pero es inútil.
Extiendo mi brazo tembloroso hacia la puerta, la que está a varios metros de mí.
Y es entonces, cuando noto una textura dura golpeando mi piel, y cierro mis ojos. Todo está negro, pero a la vez me da vueltas y vueltas.
Con un poco de fuerza sobrante, abro los ojos y miro hacia la pequeña ventanilla de la puerta.

Veo a Trevor desesperado, con lágrimas mojando sus mejillas, las cuales están rojas por el llanto.
Le sonrío y vuelvo a cerrar los ojos mientras pienso; <<Trevor, necesito tu ayuda.>>

Karol
Actualmente

Salgo del instituto hacia la pensión en la que me hospedo, esta, la dirige una mujer mayor llamada Nasse.
Miro le cielo, hace muchísima calor. Me seco el sudor de mi frente.

Sigo pensando en el estado de Rei, es tan extraño... ¿Por qué a pesar de su frialdad hacia mí, me importa tanto su estado?

Me tumbo sobre mi mullida cama y doy vueltas y vueltas pensando en el día de hoy. Creo que ha sido el más raro de toda mi vida.
Las palabras de Bruce todavía resuenan en mi cabeza... ¿quién iba a pensar que ese cabezota iba a ser capaz de echarme de menos? De repente, llaman a la puerta y voy a abrir, supongo que es el servicio de habitaciones, dispuesto a comunicarme algo, pero no es así, es Alice. Tiene los ojos inyectados en sangre, unas grandes ojeras, las mejillas rojas, al igual que sus labios. Caray, parece sacada de una auténtica peli de terror.

—¿Alice? No recuerdo haberte dicho dónde me hospedo.—Me río sin muchos ánimos y me rasco la nuca, sin embargo mi risa no cambia ni un poco la expresión triste de Alice.—¿Qué... pasa, Alice?—Me atrevo a preguntar. Veo la lluvia en los ojos de mi nueva amiga. Comienza a llorar nuevamente.

—Mamá...—Dice y me da un abrazo, al cual correspondo sin siquiera dudarlo.

No conozco a Alice desde hace mucho, pero creo que es huérfana, ya que no me ha hablado de su familia cuando le he preguntado.

Alice comienza a llorar a moco tendido en mi ropa, por suerte esta ropa está para lavar y no me ha manchado el pijama.

Los minutos pasan y mi amiga finalmente deja de llorar, pero no aparta su expresión triste ni un segundo. Realmente me duele verla así.

—¿Quieres quedarte a dormir?—Pregunto acariciando el fino y rubio pelo de Alice. Ella asiente mirándome a los ojos.
Le presto uno de mis pijamas y también me pongo uno, y después de ver unas cuantas películas, decidimos irnos a dormir.

Mi cama es muy amplia, así que cabemos las dos y hay espacio de sobra.
Las horas pasan, y no consigo conciliar el sueño. ¿Qué habrá sido de ese tal Rei?

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2018 ⏰

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