14: Pizza

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Salíamos de la clase de teoría, donde estábamos viendo los barnices que se emplean para el acabado final de los instrumentos. 

-¿Qué interesante, no es así? -me preguntó Chiara. 

-Sí, lo es -respondí sonriente anotando unas últimas cosas en mi libreta. 

-¿Te parece que vayamos a comer antes de ir al trabajo? 

-Vale. 

Ahí estábamos, en el café de Viola esperando por nuestra comida, lo raro era que no la veía a ella por ningún lugar. 

Terminamos de comer fusilli y spaghetti alla carbonara y pedimos una pizza de pepperoni.

Al probarla supe casi de inmediato que no había sido hecha por Viola y eso me preocupó un poco, primero porque me asustaba el hecho de reconocer qué comida preparaba y segundo; por nuestro último encuentro, así que disculpándome con Chiara, me acerqué a la cocina y pregunté por ella, allí estaban los dos chicos que había visto antes, el mesero y aquél italiano bien parecido con el que Viola hablaba días antes.

-Buongiorno, mi dispiace, busco a la señorita Viola, ¿está aquí?

-Buongiorno, no vino, se enfermó -contestó el atractivo -Se quedó en la casa.

"¿En tu casa?"

Sentí que a mi corazón lo partieron a la mitad como a un jitomate, y luego en diminutos cuadros.

-¿Quieres que le de un mensaje? Está en cama y no hace más que escuchar y dormir - rió.

"Solo cállate por favor" pensé.

-No, solamente tenía la duda.

Dí la vuelta y caminé hasta la mesa casi nauseabunda, el hambre se había ido y mis ilusiones también.

-Sei bene? - Preguntó Chiara al ver mi probable cara de desánimo.

-Tutto bene - sonreí y tuve que decirle a Chiara que la comida me había caído de peso para que pudiera irme a mi casa a descansar... Que en realidad significaba llorar.

Muy atenta, Chiara aceptó y nos despedimos allí mismo a pesar de que insistió en acompañarme, pero siendo sincera, no tenía ganas de ir acompañada por si alguna lágrima se derramaba. 

Esa tarde, esa pizza no me supo a nada. 

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