Tazas de café.

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Esa tarde el sol los acompañó por un largo tiempo aunque ninguno se percató de ello, para ambos el tiempo no existió, solo pasearon entre las personas y conversaron sobre en qué momento se dieron cuenta del desenfreno de sus corazones al estar cerca del otro.

Cuando cruzaron la puerta del departamento de Jaebum, JinYoung empezó a sentirse ansioso y no era porque se generan destellos de sus fantasías, sino porque sabía que no iba a poder escapar, de sus labios si o si tendría que salir una confesión no podía desaprovechar tanta intimidad, debía volver a mostrar lo que sentía y moría por eso.

Jaebum decidió preparar un poco de café y poder saciar sus ganas de sentarse en el balcón acompañado del chico que con sonrisas y charlas en la madrugadas se ganó su corazón, ganó que decidiera ser el primero en dar los pasos, en no pensar en negativo, de empujar su voluntad, de empezar un camino hacia JinYoung, le ofreció el café tibio y antes de que el líquido bañara su boca, fueron sus labios los primeros en hacer contacto y volvía a sentirse agradecido de haberlo conocido.

Las tazas quedaron vacías pero las palabras entre ellos fluyeron sin complicaciones, conocieron detalles tan simples del otro pero que significaban tanto poder contarlas en el contexto que los abarcaban, Jaebum era de lo que por las mañanas necesitaba de 15 minutos para oficialmente levantarse, vivía a café, cuando el estrés lo superaba corría por las mañanas y por las noches, tuvo de mascotas solamente gatos, y tenía tendencia a pensar demasiado y a no querer preocupar a nadie, JinYoung consumía café como última instancia, en ocasiones especiales, en compañía de personas importantes como lo es Jaebum, cuando las cosas se le escapaban de las manos se frustraba demasiado y quien estuviese a su alrededor podía recibir palabras hirientes por eso solía alejarse, distanciarse, como lo hizo en las últimas dos semanas, por eso cuando accedió no tenía permitido escapar, nunca más.

Es por eso que, en el momento en que Jaebum se distrajo lavando las tazas, inhalo tanto como pudo, relamió sus labios mientras que con pasos lentos y su corazón a punto de salirse, abrazó a Jaebum por la espalda, sentir su calor lo calmó, hizo que sus ojos se cerrasen, que apenas sintiese el momento en que Jaebum se giró para sostener su rostro entre sus manos y regalarle un beso aterciopelado lleno de brillos, besitos que iluminaban sus labios, sus mejillas, los bordes de sus ojos pero que empezaron a pintar su cuello, que su cintura exija contacto hacia la cintura de Jaebum, que sus manos se muevan sigilosas y desparramen el cabello negro de Im, cuando sintió ser levantado y estar sentado en la mesada con Jaebum acercando su cadera a la de él, sentir el tacto frío de las manos tatuando su piel, supo que las palabras estaban de más para expresar el amor que sentía, el tacto, los sonidos, la vista, los sentidos guiarán los latidos de su corazón, los suspiros, los gemidos, su voz, los sentimientos, todo.


Y agradecía que Jeabum lo tuviera sujeto entre caricias, amarrado a sus besos, encantado de sus abrazos pero sobre todo amaba estar enamorado.

Amigo ocasional. BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora